Alcanzó ayer a 28,68 pesos, muy cerca de su record. Ni los fondos del Fondo alcanzaron para frenarla. La divisa norteamericana tuvo un salto minorista de 63 centavos ayer, acumulando casi un peso en dos jornadas. El Banco Central subastó 50 millones de dólares más de lo previsto, pero tampoco alcanzó. El respaldo del FMI se diluye bajo presión de los especuladores.
Las presiones sobre el dólar volvieron con fuerza a la city porteña. La cotización minorista subió ayer 63 centavos y cerró en 28,68 pesos, 15 centavos por debajo del récord de 28,83 pesos. El Banco Central incrementó de 100 a 150 millones de dólares la cantidad de divisas ofrecidas a través de la subasta diaria pero no fue suficiente para contener las tensiones cambiarias. El aumento en el monto subastado se hizo en forma arbitraria, incumpliendo la promesa de darle previsibilidad al mercado acerca de la política de intervención. La autoridad monetaria recibió fuertes críticas de economistas de distintas corrientes (ver aparte). Las tasas de interés de las Lebac de corto plazo registraron el nerviosismo de los inversores y llegaron a realizarse ofertas de compra con rendimientos del 52 por ciento interanual. Los contratos de futuro siguieron en alza y se pactaron a casi 33 pesos para diciembre.
La tranquilidad financiera que generó el recambio de la gestión del Banco Central no duro ni una semana. El dólar subió en dos días casi un peso y ya se ubica muy cerca de su pico. El tipo de cambio mayorista con el que operan los grandes bancos, importadores, exportadores e inversores de gran tamaño, se ubicó ayer en 28,10 pesos, al incrementarse en 10 centavos. Se operaron 716 millones de dólares, con un aumento del 3 por ciento respecto de la jornada previa. La oferta de divisas del campo sigue siendo escasa a pesar que consiguieron mantener la quita de retenciones. Luis Caputo no se movió en los últimos días de la mesa de dinero del Central pese a que no cuenta con herramientas para sostener la cotización. El Fondo Monetario dio una orden explícita de no intervenir con venta directa de dólares.
Los operadores aseguraron que la compra de divisas se incrementó estos días por un efecto cobertura. En los próximos días se cobran salarios con aguinaldo y eso podría exacerbar el salto de la cotización a partir de las compras para ahorro, las cuales en los últimos meses anotaron récord de dolarización. El tipo de cambio, pese a las altas tasas de interés en pesos y los anuncios de ajuste fiscal, no encuentra un punto de equilibrio, con expectativas cada vez más volátiles.
Los fondos del extranjero dejaron de ingresar divisas a la economía local y para los analistas el problema es evidente. El mercado ya no mira la tasa del 47 por ciento en pesos para apostar a la bicicleta financiera ni las promesas de ajuste fiscal para los próximos años. Lo que evalúa es que los dólares negociados con el Fondo Monetario no resultan suficientes para garantizar el repago de la deuda, al mismo tiempo que siguen en estos niveles la fuga de divisas y el rojo del comercio.
Los inversores quieren un dólar que cierre el desequilibrio de la cuenta corriente. Lo ven como un elemento central para que el país tenga divisas genuinas para pagar el capital e interés de los bonos y evitar la colocación de nueva deuda para cumplir con los pagos a los acreedores internacionales. Esto último resulta insostenible para el mediano plazo. El cálculo que hacen en la city arroja un tipo de cambio de al menos 38 pesos para empezar a ordenar los rojos externos. Se trata de una devaluación extra del 30 por ciento respecto de la suba que ya registró este año el dólar.
Los analistas plantean que la divisa a 28 o 29 pesos no desalienta la demanda de divisas para ahorro y turismo en forma relevante, en tanto que no tiene impacto para cerrar el alto déficit entre exportaciones e importaciones. Los consultores indican que el tipo de cambio actual puede reducir en parte el rojo externo, pero no lo suficiente para que el país tenga un esquema macroeconómico sustentable. El equipo económico se sentó debajo de la espada de Damocles. La negociación con el Fondo no generó la tranquilidad que se esperaba en el mercado pero dejó al Gobierno sin instrumentos para intervenir en la plaza cambiaria. Los inversores locales e internacionales, mientras tanto, terminaron de convencerse que el tipo de cambio sigue barato y cuentan con todas las posibilidades para seguir forzando una mayor devaluación. Menos actividad y más inflación son las consecuencias inmediatas.