La deuda bruta llegó a u$s345.000 M en 2018 aumentando en más de u$s10.000 M el año pasado, cuando la ratio deuda-PBI subió unos 30 pp debido a que más del 75% está nominada en moneda extranjera, según Ecolatina, por lo que, dice el multi estatal FMI, la Argentina necesita un superávit primario del 1% del PBI a partir del 2020 (Econviews estima entre el 1,5% y el 2%). ¿Qué pasará si, con este modelo macrista, el peso se sigue devaluando – dólar “aumentando”- y la recaudación cayendo? Por Alejandro Tagliavini*
En marzo, el IPC -la “inflación”- subió el 3,7%, según OJF, un 51,5% ia. Y todo indica que seguirá subiendo dadas las necesidades financieras del Gobierno y las medidas “antinflacionarias” contraproducentes del BCRA. Obviamente, la subida del precio del dólar se debe a la inflación y no al revés como cree el Gobierno.
Las altas tasas no amortiguan la inflación ya que absorben demanda de dinero aumentando la brecha con la ya exagerada oferta. Ahora el BCRA autorizará a los bancos a conformar con Leliq hasta el 100% de sus depósitos, y a que cualquiera pueda establecer un plazo fijo online sin ser cliente del banco. Así, según los optimistas, las tasas de los plazos fijos que ofrecen los bancos llegarían hasta el 54%, pero con una inflación que podría ser semejante, esto difícilmente resulta atractivo.
Hasta ahora, a pesar de las tasas, la demanda de dólares continúa porque la rentabilidad de la economía del peso es negativa. Según Portfolio Personal, en los primeros días de abril el crecimiento nominal de los plazos fijos privados fue de solo $16.000 M equivalente al 40% de los intereses pagados -$36.000 M- o sea que se retiraron unos $20.000 M, casi u$s500 M.
Entre lo que vendería el Gobierno (u$s60 M diarios, 9.600 M hasta diciembre) y la oferta del campo (u$s18.000 M hasta diciembre) habría una oferta de unos u$s200 M al día, un tercio de lo que hoy se opera en el mercado, y la demanda aumentará en la medida de la inflación.
Desde Eco Go estiman que el total de pesos que podrían volcarse a dólares rondaría los $1,26 B, o u$s30.000 M, frente a reservas netas por u$s21.000 M. Y si bien estamos lejos de un “corralito”, el temor a que los clientes retiren los u$s30.000 M depositados podría -otra vez- asustar a los banqueros y hacerlos reaccionar del modo destructivo como cuando estaba Cavallo. Y aunque el default -o la “renegociación de la deuda”- todavía no se vislumbra… que las hay las hay… salvo que el PBI crezca muy fuerte. El FMI ya estaría barajando la alternativa de postergar el repago de los u$s57.600 M que entregará en total. Los acuerdos stand by como el actual -que finaliza en junio de 2021-, podría transformarse en un “extended fund facility” que, con poco dinero adicional, da un plazo mayor en la reestructuración de los pagos de hasta 10 años.
Ahora, como señalo el IARAF, marzo fue el quinto mes en que la recaudación (unos u$s7500) cayó en términos reales, 10,2% ia. Y seguirá cayendo a medida en que el PBI siga bajando, pero si, además, el peso sigue devaluándose -al ritmo de la inflación, +50% ia- la recaudación para fines de año podría acercarse a los u$s4500 M.
El Gobierno dice que el PBI tocó piso. ¿Qué sucedió para que la economía deje de caer? Nada, al contrario, la cosa ha empeorado: más inflación, más presión tributaria y tasas más altas. Y se agarra del Índice de Producción Industrial (IPI) Manufacturero que en febrero subió 2,4% (sin estacionalidad) y del Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) que aumentó el 8,3%, pero contra igual periodo de 2018, el ISAC baja el 5,3% ia y el IPI, 8,5% ia.
No pareciera que la construcción crezca. Los despachos de cemento disminuyen y la rentabilidad en dólares de los alquileres cae sin piso. Según Reporte Inmobiliario, la renta neta de un departamento cayó del 2,56% anual hace un año a 1,78%. En tanto muchos indicadores, como la producción y venta de autos, caen fuerte en marzo.
Entre tanto, los países desarrollados no van tan mal y así no habrá viento de frente pero tampoco ansiedad inversora por venir a emergentes. La creación de empleo en EE.UU. repuntó en marzo: 196.000 nuevos ocupados contra 177.000 estimados. Y Trump insiste en exigirle a la Fed que baje las tasas. Las remuneraciones repuntaron un 0,4% en el mes y el 3,2% en el año, no tanto como para asustar por la “inflación” a la Fed.
Por su lado, el PBI de la zona euro cayó de crecer al 0,7% trimestral en 2017 al 0,1% y al 0,2% en el tercer y cuarto trimestre de 2018. Pero los nubarrones se disipan. El último PMI compuesto (que refleja la situación, según encuestas a empresas) de marzo fue mejor de lo esperado, una expansión de 51,6 puntos, lo que evidenciaría que China tocó piso en el primer trimestre de 2019 impactando positivamente. El crecimiento del comercio global se ralentizará menos de lo estimado. Según la OMC, en 2019 crecerá el 2,6%, debajo del 3% registrado en 2018 y lejos del 4,6% en 2017.
*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California