Fue uno de los jugadores que más demostró ese alivio inmediato que significó el triunfo ante México.
El pitazo final del árbitro italiano Daniele Orsato retumbó dentro del repleto Lusail Stadium y una descarga celeste y blanca invadió el campo de juego. Rodrigo De Paul fue uno de los jugadores que más demostró ese alivio inmediato que toda la Selección sintió cuando se consumó el 2-0 contra México en la noche qatarí del sábado. Se arrodilló y se cubrió la cara con la camiseta. Y ahí se quedó un ratito hasta que se unió al saludo de sus compañeros.
«Ahora podemos empezar a disfrutar un Mundial porque los últimos días no lo hemos hecho. Estuvimos dándonos vuelta a la cabeza, intentando levantarnos entre nosotros. Lo sacamos adelante, no era fácil», dijo después, al pasar por la zona mixta, ya más tranquilo y con los latidos estabilizados después de tanta tensión.
Sabe este volante que se ha convertido en una pieza vital de la Scaloneta, que hasta acá no pudo rendir a pleno sobre el campo. Como todo el equipo, no tuvo un buen desempeño en el estreno con derrota ante Arabia Saudita. Y se lo vio muy errático en la primera parte contra los mexicanos.
«Yo me sentí bien. Siempre se puede mejorar y ojalá que esta Copa me siga alzando en nivel y me lleve a más. Competir con los mejores te hace mejor. Yo me siento capacitado. En el primer tiempo quizá nos apresuramos con la pelota, particularmente yo. En el segundo tiempo sí tuvimos la paciencia que nos remarcó mucho Leo y el técnico y los fuimos metiendo en su área. El gol iba a llegar», explicó sobre cómo se notó él mismo con la pelota.