Científicos de Oxford plantean que hubo rastros de COVID-19 en muestras de aguas residuales de España, Italia y Brasil que son anteriores al descubrimiento en Wuhan.
El origen del coronavirus generó dudas en los últimos cuatro meses. Tom Jefferson, del Centro de Medicina Basada en Evidencias (CEBM) de la Universidad de Oxford, se suma al debate con una nueva teoría: que el COVID-19 no surgió en China, sino que podría haber permanecido latente durante mucho tiempo, para surgir cuando las condiciones ambientales fueran las adecuadas para su expansión.
En declaraciones al diario británico The Telegraph, Jefferson sostuvo que existe fuerte evidencia de que el virus ya estaba en otros lugares antes de que surgiera en Asia.Sobre la posibilidad que el coronavirus no se originara en China, planteó un paralelo con características extrañas de la gripe española. «En 1918, alrededor del 30 por ciento de la población de Samoa Occidental murió de gripe española, y no había tenido ninguna comunicación con el mundo exterior. La explicación de esto sólo podría ser que estos agentes no vienen ni van a ninguna parte», señaló el investigador.
«La conclusión sería que los coronavirus siempre están aquí y algo los enciende, tal vez la densidad humana o las condiciones ambientales, y esto es lo que deberíamos estar buscando», consideró.Esta hipótesis coincide con el trabajo de investigadores de la Universidad de Barcelona, donde alertaban que el virus podría haber estado en España antes de la pandemia. El estudio detectaba el SARS-CoV-2 en muestras de aguas residuales recogidas en Barcelona el 12 de marzo de 2019. Significa, entonces, que estaba presente un año antes de que se declarara la emergencia sanitaria mundial, el 11 de marzo de 2020 y se decretara el estado de alarma en España, el 14 de marzo de 2020.Directivos de Salud italianos también descubrieron que el agua del alcantarillado estaba contaminada con el virus en las ciudades de Milán y Turín en diciembre de 2019. Igual en Brasil.
«Hubo un caso en las islas Malvinas a principios de febrero. ¿De dónde vino eso?», pregunta Jefferson que cuenta con el apoyo del director de CEBM, el profesor Carl Heneghan que agrega: «Hay una gran cantidad de evidencia sobre la detección del virus en las aguas residuales de todos los lugares mencionados. También aumenta la evidencia de transmisión fecal«.
Ambos investigadores aconsejan estudiar estos brotes adecuadamente, ya que creen que hasta ahora se prestó poca atención a «ecosistemas» del virus.