Mauricio Macri y Paolo Rocca buscan serenar una discusión que denota el desencanto del establishment.
En el entorno del grupo Techint estaban indignados este 1 de abril, tanto como cuando el año pasado, el juez Claudio Bonadio indagó al dueño del mayor grupo privado argentino, el italiano Paolo Rocca, y procesó a su director corporativo, Luis Betnaza, por la causa cuadernos. Ocurrió cuando el Ministerio de Hacienda, que conduce Nicolás Dujovne e incluye a la Secretaría de Energía, rechazó el recurso administrativo presentado por su petrolera, Tecpetrol, para quejarse de que recibirá menos subsidios de los previstos por su inversión en Vaca Muerta, la tercera mayor en la joven historia de esta formación geológica neuquina (US$ 1.900 millones), sólo superada por las de YPF (9.000 millones) y Chevron (2.600 millones).
El comunicado de Hacienda indicaba que en noviembre de 2017, el Gobierno aprobó la ayuda a Techint con un costo fiscal de US$ 729 millones, que equivalía al 37% de lo que iba a invertir y con una TIR anual del 18,7%. Y el parte de prensa continuaba: “Abril de 2018: Tecpetrol informó a las autoridades nacionales que duplicaría su producción de la curva aprobada. Este nuevo plan de producción nunca fue aprobado por el Gobierno. La empresa pretende cobrar subsidios por el total de volumen producido o por el volumen informado en abril de 2018. Si se hiciese lugar a lo solicitado, el costo fiscal sería US$ 1.446 millones, el doble; el subsidio sería el 74% de la inversión comprometida, el doble, y la TIR, el 37,9%, el doble”.
“El régimen no prevé límite a los volúmenes que tiene derecho al incentivo”, respondió Tecpetrol en un comunicado. La petrolera sostuvo que así lo “define expresamente” la resolución 46 de 2017, que firmó el entonces ministro de Energía, Juan José Aranguren. El eyectado funcionario había accedido al reclamo de subsidios que Rocca había exigido en una reunión de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) en 2016.
Calma. Sin embargo, con el correr de los días, se calmaron los ánimos. El grupo tiene 90 días para sopesar si recurre a la Justicia. Tres meses en los que puede negociar con el Gobierno o resignarse.Por lo pronto, el Ejecutivo tampoco quiere declarar la guerra y por eso este 3 de abril, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, aceptó la petición de Techint de vigilar la presunta competencia desleal de importaciones de tubos de acero de China y Brasil para Vaca Muerta, similares a los que fabrica el conglomerado de Rocca con la empresa Tenaris en Campana.
Tecpetrol calcula que resignó subsidios por US$ 140 millones y por eso frenó su inversión en perforación “para equilibrar la caja rápidamente”, según contó su CEO, Carlos Ormachea, en un reciente encuentro del diario La Nación sobre Vaca Muerta. “Cuando logremos eso, retomaremos”, se esperanzó.
Un alto funcionario del Gobierno admite que “toda la producción de gas dejará de crecer, pero porque hay un cuello de botella en el transporte”. Falta inversión en gasoductos. Pero confía: “Algunas empresas se pasan del gas al petróleo, porque hay oleoductos. Todos los meses recibimos empresas con proyectos en petróleo porque son rentables sin subvenciones”. Techint es la única productora de gas que reclamó por el recorte de subvenciones. “Es la única que sobrepasó el plan aprobado”, justifica el funcionario de Cambiemos. En una competidora de Tecpetrol opinan distinto: “Todas nos perjudicamos, pero ellos pelean por más guita”.
Preferidos. En el mundo petrolero, como en la banca y en las grandes cadenas comerciales, refunfuñan por los desaciertos económicos de Mauricio Macri, pero consideran que sigue siendo la mejor opción para gobernar el país. En cambio, en la Unión Industrial Argentina (UIA), donde Techint pisa más fuerte que en las ligas petroleras, la inmensa mayoría expresa en privado su “desencanto” con el Presidente y algunos de los popes de sectores como el alimentario y el farmacéutico anhelan que crezca en las encuestas el proyecto político aún inmaduro de Roberto Lavagna. Eso sí, en Techint niegan las versiones que corren en el comité ejecutivo de la entidad fabril de que sea su candidato, más allá de su estrecho vínculo en el pasado.
Por las dudas, aquel alto funcionario oficialista reacciona: “Los empresarios deben dedicarse a hacer su trabajo, no a alianzas políticas. Deben invertir, entrenar gente, subir la productividad. Nosotros no vemos la democracia como corporaciones”. El interlocutor intenta despegarse de la imagen de “gobierno de CEOs” que se forjó Macri y recuerda que en 2015 muchos de sus “amigos empresarios” habían votado por Daniel Scioli.
Pesos pesados de la UIA esperan que finalmente el Gobierno y Techint lleguen a un acuerdo, consideran que el conflicto está encapsulado, no contagiará al resto del establishment y que, a la hora de apoyar candidatos, ante la persistente polarización entre Macri y Cristina Fernández de Kirchner, terminarán optando por el primero. “Cuando el Gobierno los reprocha por apoyar a Lavagna, en la UIA responden que no lo hacen para ir contra Macri sino contra Cristina, para que haya más alternativas”, comentan en la cúpula fabril, donde interpretan que también Clarín fogonea la tercera opción. En el grupo de Héctor Magnetto y los Noble Herrera se ríen de las elucubraciones.
Algunos industriales de renombre justifican el respaldo al ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner en que el actual jefe de Estado “desprecia al empresario argentino como despreciaba a su padre, del que dijo que era un corrupto apenas se murió”. “La triste pelea del Gobierno con el principal grupo argentino es el reflejo de un gobierno sin política industrial”, agrega otro ilusionado con Lavagna.
En el empresariado se multiplican los contactos políticos. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, se reunió en las últimas semanas con la UIA, la AEA y los banqueros nacionales de Adeba para contarles su visión electoral y escuchar la realidad económica. La agrupación industrial recibió además a Felipe Solá, que aún mantiene su candidatura presidencial dentro del espacio filo K. También sostienen encuentros más privados Lavagna y Massa, de histórica relación con Jorge Brito, dueño del Banco Macro y enfrentado con el Presidente.
En la UIA sostienen que Brito también vio a Axel Kicillof, eventual candidato a gobernador bonaerense K. Pensar que en 2015, el banquero declaró al diario español El País: “Kicillof no entiende lo que es el mercado”. Pero por estos días, bancos, fondos de inversión y empresas piden ver al ex ministro de Economía o a sus colaboradores. “Los bancos y los fondos están muy asustados con este gobierno, por cómo se llega de acá a diciembre, con cuántas reservas, PBI, qué situación política y social”, describen en las huestes del diputado.