En una nueva jornada caliente, el dólar volvió a pegar un importante salto y quedó al borde de los $40. La divisa cerró a $39,97 en el segmento minorista y a $39,05 en el mayorista, despegándose por amplia diferencia del piso de la banda cambiaria con el que coqueteó las últimas semanas.
De esta manera, el billete empieza la semana repitiendo la inusual volatilidad que había transitado durante el último viernes cuando había pegado el mayor salto en más de dos meses al avanzar un peso con diez centavos.
«Está totalmente relacionado a un contexto de baja de tasas y a una ausencia de oferta porque todavía no están entrando los dólares de la cosecha del trigo. El gobierno tiene rever si seguir bajando las tasas a estos niveles resulta beneficioso, ya que ante un tipo de cambio retrasado y una menor tasa, el mercado reacciona por si solo», explicó Ramiro Marra, de Bull Market Brokers.
La reversión del sendero bajista del dólar comenzó a darse cuando el tipo de cambio estuvo a punto de perforar el límite inferior de la zona de no intervención en los primeros días de noviembre, a partir de lo cual el Central decidió elevar los encajes a los fondos que ingresaban desde el exterior.
«A partir de ese cambio, dejó de presionar sobre la banda inferior y empezó a subir levemente en un contexto de pérdida de reservas de todos los días y con un riesgo país arriba de los 700 puntos. Estas cuestiones ponen muy nerviosos a los inversores, que ya sabían que más allá de la banda el dólar no podía bajar y que por lo vivido este año, sólo compra barato el primero que llega», subrayó el analista financiero Christian Buteler.
Así, poco a poco los instrumentos de inversión en pesos dejaron de resultar tan atractivos y comenzó a evidenciarse un notable desarme de posiciones. Esto quedó reflejado en el último desarme de Lebacs de $120.000 millones, cuando el Tesoro solamente pudo captar $30.000 millones en Lecap y $3.698 millones en Lecer. A su vez, las últimas dos licitaciones de Leliq -que están circunscriptas a los bancos- provocaron una expansión superior a los $80.000 millones.
De todos modos, esta tarde el Banco Central mantuvo de manera desafiante la estrategia de baja de tasas contra todos los pronósticos y en la clásica subasta de Leliq logró adjudicar $134.579 millones a un promedio de corte de 61,23%. Esta situación generó una mayor presión cambiaria y sobre el final de la rueda el mayorista se disparó más de 60 centavos en pocos minutos.
«Teléfono para el Banco Central. Mucha precaución con la baja de tasa para no desestabilizar los depósitos a plazo que fondean las Leliq», advirtió el director de Eco Go Federico Furiase.
Sucede que a partir de estas últimas dos ruedas, la tasa efectiva mensual de los plazos fijos se vio ampliamente perjudicada, lo que incrementa las posibilidades de un repentino pase al billete verde. En el mercado destacan que un gran porcentaje corresponde a plazos fijos de empresas que podrían cambiar de destino en 24 horas.
El problema es que todos los sectores productivos están exigiendo una baja del costo financiero, que si no se produce, intensificaría los efectos recesivos y hasta podría poner en riesgo la meta fiscal.
«El tema es que sobra tasa desde el lado del programa monetario, pero no desde el lado de la estabilidad de los depósitos a plazo fijo. Sobre todo, teniendo en cuenta que en diciembre llega Papá Noel y entra el ajuste por estacionalidad de 6% de la base monetaria que podría expandirla hasta en un 10%», agregó Furiase.
Por otro lado, el contexto internacional potenció esta depreciación del peso, con la mayoría de las monedas emergentes perdiendo valor frente al dólar, aunque en un porcentaje mucho menor al caso argentino. Mientras que el peso perdió un 3,59%, el real brasileño lo hizo un 2,18%, el rublo ruso un 1,41% y el peso mexicano un 0,97%.
De acuerdo a la consultora Ecolatina, el proceso electoral del próximo año intensificará las tensiones cambiarias y no descartó la anticipación de este fenómeno. De todos modos, visualiza a corto plazo una baja probabilidad de dolarización masiva de carteras debido a situación de iliquidez que caracteriza al mercado actual, producto de la política monetaria contractiva.