Arsenal para frenar el dólar: La autoridad monetaria sorprendió en la city con la liquidación directa de reservas para detener la corrida, sumando este instrumento que hasta ahora le había vedado el FMI. Con ello logró bajar la divisa a 39,28 pesos. Las reservas cayeron 394 millones.
El Banco Central potenció su apuesta para sostener el dólar debajo de los 40 pesos. En la jornada de ayer, luego de casi 4 meses de intervenir con un esquema de subastas, se vendieron divisas en forma directa en la plaza cambiaria para moderar la expectativa de devaluación. El dólar se ubicó en 39,28 pesos, con una disminución de 51 centavos. Esta nueva estrategia del Central, que implicó una oferta de 235 millones de dólares de las reservas, no pasó desapercibida en la city porteña. El Fondo Monetario podría haberle dado el visto bueno al equipo económico para emplear una mayor cantidad de dólares para contener la presión con el tipo de cambio. Las reservas volvieron a bajar en 394 millones de dólares y cerraron en 51.052 millones.
El viaje del equipo económico esta semana para reunirse con los técnicos del FMI apuntó en una doble dirección. La primera fue conseguir un adelanto de dinero para cubrir las necesidades financieras de 2019. Dujovne mencionó que en un mes habrá novedades (ver página 7). El otro punto de negociación importante fue conseguir el aval del organismo para usar divisas para intervenir en forma más fuerte en la plaza cambiaria y evitar nuevas corridas. El Fondo se había mostrado inflexible hasta el momento pero parece que ayer hubo un guiño a favor del Central.
Operadores de la city le dijeron a este diario que es una señal para mirar con atención: la última vez que la autoridad monetaria vendió directamente dólares en el mercado (en lugar de las subastas diarias) fue el 13 de junio pasado. “El cambio de estrategia es el dato de la jornada. Si a partir de ahora el Central tiene dólares disponibles para mantener el tipo de cambio en torno a 40 pesos, la tasa de interés del 60 por ciento en pesos prometida hasta diciembre se vuelve muy atractiva”, indicó un agente de bolsa, quién aseguró que recibió más de un llamado de clientes preguntando por instrumentos en moneda local. “Es Argentina y hasta que no pase algo la volatilidad va a ser muy raro que haya ventas de divisas para apostar por la tasa. Los stocks nadie los toca. Pero puede pasar que el flujo de nuevos ingresos se empiece de volcar en una parte a activos en pesos. Hasta ahora iba todo a instrumentos dolarizados”, aclaró.
El Banco Central no escatimó en recursos para intentar contener la divisa. Realizó la venta de 235 millones de dólares en forma directa en la plaza cambiaria, mientras que ofertó además 100 millones de dólares a través de una subasta. El precio promedio al que se subastaron esas divisas fue de 38,89 pesos. La cotización del tipo de cambio con el que operan los mayoristas cerró la jornada en 38,40 pesos, al disminuir 48 centavos. El volumen operado fue de 458 millones, de los cuales más de la mitad fueron ofertados desde las cuentas de la autoridad monetaria. El Banco Nación y otras entidades públicas colaboraron con el Central vendiendo moneda extranjera.
La preocupación con el dólar no fue solo por la falta de confianza en el peso como en las últimas semanas. Las principales economías emergentes se mostraron ayer muy volátiles en materia cambiaria y entre los analistas financieros de los medios especializados empezaron a hablar de efecto contagio de las devaluaciones. El dólar se mostró inestable en Brasil, Colombia, Chile, Perú y México. Bloomberg envió por la mañana a sus clientes un informe mostrando que el índice con el que se mide la debilidad de las monedas emergentes contra el dólar (MSCI Emerging Markets Currecy Index) alcanzó su peor performance desde mayo de 2017.
Las economías en desarrollo están en una situación complicada para enfrentarse a las depreciaciones de sus monedas. La amenaza latente de Estados Unidos sobre la suba de la tasa de interés, el pico de deuda externa que se acumula en los países emergentes, los déficit de cuenta corriente que no existían hace una década y el desequilibrio de las cuentas fiscales reducen el margen de maniobra. La posibilidad que se retroalimenten estas devaluaciones entre los países asiáticos, latinoamericanos y africanos puede tener consecuencias impredecibles para la arquitectura financiera internacional. La Argentina si no modifica sus políticas de libre apertura de capitales es el país más expuesto a una ola de volatilidad cambiaria global.