Desde que comenzó la pandemia por el Covid-19 se produjo una importante disminución en el consumo de carne entre los comodorenses. Ya no todas las compras son por kilo y hay personas que eligen cortes más baratos. Por su parte en el rubro de las frutas y verduras aumentó la venta de cítricos. A pesar de ello, ambos sectores demuestran estar a la altura de las exigencias.
Cristian Cabello, encargado del depósito de fruta y verdura Lala’s, en diálogo con Crónica comentó que “las ventas dentro de todo vienen siendo normales y la diferencia que hemos notado a comparación de otros años, es que con la pandemia por el Covid-19, la comunidad consume más naranjas y cítricos”.
En este sentido, sostuvo: “nosotros acá tenemos buenos precios, así que eso nos favorece para que la gente venga a comprar. Lo más importante es brindarles buenos precios para que ellos se acerquen y puedan llevar la mercadería a sus hogares”.
Asimismo, agregó que “en el comienzo de la pandemia fue una época auspiciosa porque la comunidad estaba desesperada y hacía filas en todos lados porque parecía que se cerraba todo, pero a pesar de ello fueron meses tranquilos. Nosotros traíamos un camión por semana con mercadería y eso se sigue manteniendo”.
Continuando, el comerciante manifestó: “no he notado un cambio en la gente con su manera de comprar y comer. Los clientes compran surtido y variado y el único cambio que vimos fue en lo cítrico por el Covid-19, con alimentos como jengibre, limón, naranjas y mandarinas para tener un cuerpo más fuerte y vitamínico. El tema de la fruta y la verdura, no ha sufrido grandes aumentos y sí ocurre cuando esos alimentos escasean o no es la época. Por ejemplo, en verano la naranja, la mandarina, el tomate y los morrones se disparan porque son de invierno. No es por otra cosa”.
Carnes
Por su parte, Rubén Carrizo, dueño de carnicería “El Chiki” declaró: “en nuestro rubro, lamentablemente y durante los últimos meses, la carne ha incrementado su valor y se ha notado en la mayoría de los carteles. En julio fue donde más se notó porque hemos aumentado la carne semana tras semana y eso repercute en las ventas. Yo abrí mi carnicería el 19 de marzo de 2020 y habíamos arrancado bien los primeros seis meses de pandemia, con todo equilibrado, pero a mediados de agosto empezó a caer y se mantuvo, pero en el 2021 las ventas fueron bajas”.
Igualmente, explicó que “la carne nunca ha bajado, ni congelado su precio y creo que lo mejor de todo sería ayudar a los comerciantes, porque los servicios continúan aumentando y las ventas son cada vez menos. La manera de comprar y comer de la gente ha cambiado y se inclinan por los cortes económicos. Ya no adquieren un kilo de algo, sino que compran lo justo y necesario. El pollo por ejemplo es un producto que nunca dejó de salir, pero también ha incrementado su precio. Hoy con 200 pesos se compra un kilo de pollo y para comprar un kilo económico de carne se habla de entre 550 y 600 pesos”.
Finalizando, Carrizo afirmó: “Además no llevamos los precios a lo que realmente deberíamos. Un corte de asado tendríamos que venderlo a 1.000 pesos y en ninguna carnicería se refleja ese precio porque no se vende. El asado es un corte que ya no sale, y el costo para nosotros está rondando entre 540 a 600 pesos. A ese número le agregamos el desperdicio que es hueso y grasa, así que los números son finitos”.
“El consumo es frecuente porque la gente tiene que comer”
Por otro lado, Aquiles Barroso, encargado de una de las sucursales de carnicería Malvinas Sur, declaró que “a pesar de la inflación y la suba de precios, la venta de carne se mantiene y el consumo es frecuente porque la gente tiene que comer. En esta sucursal se venden parejo lo que es pollo, carne, capón y cerdo”.
En esta línea, dijo que desde lo comercial “con el asado no hemos notado una disminución en el consumo porque tenemos como clientes a rotiserías, restaurantes y trabajadores petroleros”.
Por último, Barroso aseveró que “hoy por hoy los cortes que más lleva la familia para la casa es la milanesa, cuadrada, bola de lomo, nalga, peceto, corte americano, patas de pollo, alitas y hamburguesas. La pandemia y la crisis cambió la forma de comprar y comer”.
Fuente: diariocronica.com.ar
