El salario mínimo medido en dólares corrientes cayó un 55 por ciento durante el macrismo. En noviembre de 2015 sumaba 589 dólares y en diciembre de 2019 retrocedió hasta los 268 dólares, según un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda. De este modo, Argentina retrocedió en el ranking regional del primero al décimo primer lugar.
Luego de estar congelado durante la década de los 90 en 200 pesos (dólares), en el año 2003 el Gobierno de Néstor Kirchner convocó nuevamente al Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo Vital y Móvil. Esto determinó un proceso de recomposición y dinámica ascendente del salario mínimo.
Entre 1993 y 2003, el salario mínimo estuvo congelado en 200 pesos/dólares. El congelamiento del piso legal para los asalariados registrados acompañó la pauperización de las condiciones de trabajo experimentadas en ese período. Los primeros aumentos fueron implementados por Decreto en 2003 y, a partir del año siguiente, se convocó ininterrumpidamente al Consejo del Salario. Desde entonces, el salario mínimo se actualizó en forma ininterrumpida más allá de los vaivenes que atravesó la economía argentina, lo que derivó en un proceso de recomposición real de su poder de compra.
Cuando el kirchnerismo dejó el Gobierno había trepado a 5588 pesos y en enero de 2016 trepó a 6060 pesos como parte del último consejo del salario que había sido convocado en Julio de 2015. De este modo, acumuló una recomposición nominal en pesos de 2930 por ciento, superior a cualquier medición de inflación.
Las políticas llevadas a cabo por la administración nacional a partir de Diciembre de 2015 surtieron un impacto en el poder adquisitivo del salario. Entre el pico de la serie -Julio 2015- y Noviembre de 2019 –último mes completo de la gestión de Mauricio Macri- los salarios de los trabajadores registrados estables (ripte) cayeron en términos reales 20,4 por ciento.
El abrupto deterioro de la calidad de vida que se dio en asalariados registrados (con protección social, sindicalismo, paritarias) hace suponer que el desbarajuste devaluatorio e inflacionario durante el macrismo (potenciado a partir de la crisis de 2018) impactó aún más en los trabajadores de la economía informal, algo muy significativo a nivel poblacional ya que Argentina posee una alta tasa de informalidad que en la actualidad ronda el 35 por ciento. Esta situación impactó de lleno en los niveles de pobreza e indigencia –según publica Página 12-.
En el caso puntual del salario mínimo, se observó un deterioro acelerado pues las distintas actualizaciones se encontraron muy por debajo de la inflación. “Si ya de por sí en general el SMVM no alcanza a superar el umbral de la pobreza de ingresos medida por el INDEC, el enorme deterioro acontecido afectó aún más a los sectores de menores ingresos”, destacó el informe de Undav. Medido en dólares el derrumbe alcanzó el 55 por ciento.
El deterioro impresionante de los salarios medidos en dólares, en un periodo relativamente corto de tiempo, tiene su explicación central en las sucesivas devaluaciones. Hubo cinco grandes saltos devaluatorios en menos de cuatro años: el primero, en Diciembre del 2015, cuando se salió del cepo, que regía en la cuenta capital desde 2012 (se eliminaron la mayoría de los controles de capitales en cuestión de días). Luego, la segunda gran depreciación se encuentra en el inicio de la crisis actual de deuda, en abril del 2018. Finalmente, tanto en septiembre del 2018, como en mayo y agosto-septiembre del último año, lo que obligó finalmente al Gobierno macrista a instalar un nuevo cepo.
A raíz de esta situación, Argentina comienza a descender en el ranking regional del salario mínimo. La Argentina abandona el primer puesto y rápidamente comienza a descender aceleradamente hasta terminar en el puesto 11 en Diciembre de 2019 con un salario de 268 dólares, solo por delante de Venezuela (6 dólares), Brasil (244 dólares) y Colombia (261 dólares).