Uno de los responsables rompió el silencio, pero del otro todavía no se sabe nada.
¿Quiénes son? ¿Cómo se llaman? ¿Por qué lo hicieron? Apenas se viralizaron las fotos de Diego Maradona, muerto, dentro del féretro, las preguntas empezaron a acumularse. Se supo que se trataba de los tres empleados de la funeraria Pinier que prepararon el cuerpo del ídolo quienes se sacaron fotos con el cajón abierto.
Claudio Fernández fue uno de ellos y también el primero en dar la cara y en mostrarse arrepentido por lo que hizo. «Lo estábamos acomodando antes de llevarlo y sacaron la foto. Pido respeto y perdón a todos. Sé que mucha gente se ha ofendido, lo han tomado mal, sé que molestó. En ese momento estaba pensando, con los nervios de que quede bien Maradona. Si vos ves la foto, justo levanté la cabeza porque me dijeron: ‘Flaco’. Fue algo instantáneo. Soy de las personas que no piensan en sacar fotos con féretros y fallecidos, por respeto. Jamás pensé que lo iban a subir o pasar a un grupo», explicó en Radio Diez.
Y además de aclarar que también hablaba por Ismael, su hijo, reiteró que la foto no fue sacada de su teléfono y que, pese a lo que se aprecia en la imagen, no posaron de manera intencional, comenta Clarín.
Distinta es la situación de Diego Molina, el tercer involucrado en el repudiable hecho y el que realmente quedó en el ojo de la tormenta. Es que se trata del empleado que apareció con la mano izquierda apoyada en la frente de Maradona y levantando el pulgar derecho que hizo explotar de odio a los fans del Diez.
Apenas un par de minutos después de que las fotos se viralizaran, las redes sociales se llenaron de información acerca de su paradero. Y también comenzaron a circular amenazas y mensajes advirtiendo que La 12, la barrabrava de Boca, había prometido vengarse.
Se dijo de todo: que estaba escondido en su casa, que había desaparecido, que había buscado refugio en la provincia de Salta y hasta que había caído en las garras de las barras del Xeneize, de Argentinos Juniors y de Gimnasia, el último club que dirigió Maradona. Pero hasta el momento, ninguna de esas versiones se pudo comprobar.
Sí se sabe que Molina (junto a los dos Fernández) perdió su trabajo en la funeraria. Así lo afirmó César Picón, uno de los dueños de la casa velatoria Pinier, ubicada en el barrio de Paternal, quien también le contó a Télam que los dos hombres y el joven «no pertenecen a la empresa», sino que «fueron contratados para colaborar con el sepelio».
Matías Morla, amigo y abogado del ídolo, prometió ocuparse “personalmente de encontrar al canalla que tomo esa fotografía” y hacer “pagar a todos los responsables de semejante acto de cobardía”.
En tanto, el club Argentinos Juniors anunció a través de su cuenta de Twitter que “por decisión unánime de la Comisión Directiva, se eleva al Tribunal de Disciplina el pedido de expulsión como socio de la persona que se fotografió junto al féretro de Diego Armando Maradona”.
¿Qué pasa en la Justicia? Por ahora, nada. Al tratarse de un delito de instancia privada, una causa penal por la difusión de estas fotografías debería ser iniciada recién cuando haya sido denunciada por alguien del entorno del exfutbolista. Y eso no sucedió.