El FMI critica el mundo offshore y entrega un crédito al gobierno de Macri, que tiene record de funcionarios con firmas offshore. Un documento publicado en la revista del FMI calcula en 7 billones de dólares el capital mundial de personas en offshores y elabora un ranking donde Argentina ocupa el quinto lugar. Se acelera la corrida cambiaria y aparece el fantasma de la insolvencia.
La Argentina ocupa el quinto lugar del ranking mundial en la utilización de guaridas fiscales, en relación a la dimensión de su economía, de personas para ocultar porciones del patrimonio al fisco, para eludir controles cambiarios o, directamente, para canalizar dinero proveniente de la corrupción. Es una información publicada en la revista del FMI “Finanzas & Desarrollo”, de junio pasado, en el artículo “Correr el velo”, de Jannick Damgaard, Thomas Elkjaer y Niels Johannesen. Es curiosa la coincidencia de la difusión de este texto en el mismo mes que el Fondo Monetario aprobó un crédito extraordinario de 50 mil millones de dólares, con un desembolso inmediato de 15 mil millones. Auxilio entregado a un gobierno que probablemente sea record mundial de cantidad de funcionarios, empezando por el Presidente de la Nación, participando de empresas offshore radicadas en guaridas fiscales. Además, antes y ahora, los dólares del stand-by del Fondo Monetario sirven para condicionar la política económica, pero también para facilitar la fuga de capitales, dinero que en una proporción elevada corre a buscar refugio en guaridas fiscales. Teoría y práctica del FMI en estado brutal.
Corrida
En estos días de otra vuelta de la corrida cambiaria, no esta sucediendo nada que esté alterando ese comportamiento que observa críticamente el FMI, pero que facilita su desarrollo. Las subastas diarias del Banco Central subieron de 100 a 150 con un adicional de 300 millones de dólares del FMI anteayer, billetes absorbidos inmediatamente por el mercado. Ya fueron limpiados 1200 de los 7500 millones de dólares previstos, a un ritmo de oferta que, si se mantiene, agotará muy rápido el 15 por ciento del total de la asistencia del Fondo para 36 meses.
Atados de pies y manos el Banco Central por el acuerdo con el FMI, que limita la venta de dólares de reservas, que fijó un monto mínimo de reservas internacionales y un sendero trimestral de incremento, que exige reducir la participación oficial en el mercado de dólar futuro, y que postula que el tipo de cambio debe ser determinado por la oferta y la demanda en el mercado libre, la cotización del dólar tiene señalado un solo recorrido. Como se indicó en esta columna, el 3 de junio pasado, cuando el dólar cotizaba a 25 pesos y parecía un valor altísimo, “lo que hoy parece caro en pesos, mañana será barato”. Hoy se reitera esa sentencia con el último cierre del billete verde.
Un pedido de revisión al Fondo de esas condicionalidades o un ingreso de dólares vía endeudamiento externo permitiría aminorar la carrera del verde. Como esta última opción no es probable y ante el fiasco de las subastas diarias de dólares, el Banco Central evalúa solicitar la flexibilización de esas reglas de juego cambiario que fueron consensuadas con los técnicos del Fondo, adelanta La Política Online. Sería otro record de la relación de Argentina con el FMI: solicitar un “waiver” (perdón) a menos de un mes de la firma del acuerdo. Parecida a la gestión Sampaoli, antes con la dupla Sturzenegger-Llach y ahora con la de Caputo-Cañonero, el manejo de la cuestión cambiaria por parte del Banco Central exhibe un grado de desorientación e improvisación impactante, lanzando la economía macrista hacia un desenlace inquietante.
Informe
Damgaard es economista principal del Banco Nacional de Dinamarca, Elkjaer es economista principal del Departamento de Estadísticas del FMI y Nielsjohannesen es profesor de economía en el Centro de Comportamiento Económico y Desigualdad de la Universidad de Copenhague. Son los autores del texto “Correr el velo” donde precisan que las multinacionales han acumulado 12 billones de dólares en sociedades fantasmas, y “ciudadanos de algunos países financieramente inestables y productores de petróleo” tienen gran parte de su patrimonio personal (alrededor de 7 billones de dólares) en paraísos fiscales. Mencionan que si bien Swiss Leaks, Panama Papers y otras recientes filtraciones de datos de plazas offshore han revelado parte de la intrincada trama que utilizan multinacionales y personas acaudaladas en guaridas fiscales para evitar pagar lo que les corresponde, el mundo de las finanzas offshore sigue siendo muy poco transparente.
La troika de investigadores reconoce que, debido al secreto que caracteriza a los servicios de bancos offshore, abogados y empresas con domicilio en esas plazas, es difícil precisar cuánto dinero se canaliza a través de guaridas fiscales, cuál es su origen y cuál su destino. Sin embargo, en base a estadísticas sobre posiciones financieras offshore, publicadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco de Pagos Internacionales (BPI), pudieron cuantificar el dinero que se refugia en las guaridas fiscales. Esos expertos explican que los 12 billones de dólares de firmas multinacionales es una cifra sorprendente -representa casi un 40 por ciento de todas las Inversión Extranjera Directa en el mundo- porque es totalmente “artificial”: se trata de inversión financiera canalizada mediante sociedades ficticias sin actividad real. Estas inversiones de sociedades ficticias casi siempre se realizan en paraísos fiscales, siendo los principales Países Bajos, Luxemburgo, Hong Kong, las Islas Vírgenes Británicas, Bermuda, las Islas Caimán, Irlanda y Singapur. Por motivos no revelados, Nicolás Caputo, el “hermano de la vida” del presidente Macri, fue nombrado cónsul general de Singapur en el país, un cargo ad honorem.
Al analizar las estadísticas recientes del BPI sobre depósitos bancarios offshore, el estudio del FMI estima que alrededor de 7 billones de dólares en cuentas de personas están radicados en guaridas fiscales, prácticamente el 10 por ciento del PIB mundial. El stock de esa riqueza oscila entre un 4 por ciento del PIB en los países nórdicos y un 50 por ciento en países productores de petróleo, como Arabia Saudita y Rusia, y “en países que han sufrido gran inestabilidad financiera, como Argentina y Grecia”.
Los investigadores concluyen que esos resultados sugieren que “los altos impuestos no están asociados necesariamente a altos niveles de evasión en guaridas fiscales: los países nórdicos tienen una de las tasas del impuesto sobre la renta más altas del mundo, pero un nivel relativamente bajo de patrimonio personal offshore”. En el primer lugar de ese ranking se ubica Emiratos Arabes Unidos, seguido por Venezuela, Arabia Saudita, Rusia y Argentina. El estudio publicado en la revista del FMI ofrece una explicación de ese lugar que ocupa la Argentina: “Se observó que las personas no siempre acumulan dinero en cuentas offshore para evadir impuestos, especialmente en las economías emergentes. Por ejemplo, los bancos de guaridas fiscales pueden servir para eludir controles de capitales durante una crisis cambiaria, como lo sugieren los niveles excepcionalmente altos de riqueza personal de argentinos en el exterior”.
Guaridas
En un gobierno de funcionarios offshore, el último informe del sector externo del Indec ofrece una cifra que brinda pistas para saber cuál será el destino de los dólares del FMI: financiar la fuga de capitales. Parte de esos fondos, además, serán probablemente enviados a refugios en plazas offshore. En el primer trimestre de este año hubo un incremento de unos 9600 millones de dólares en depósitos, bonos, acciones y propiedades de argentinos en el exterior. El monto adicional de ese capital acumulado en doce meses asciende a 33.404 millones de dólares. El Indec calcula que, a marzo de 2018, el total de activos de argentinos que están radicados en el exterior suma 276.449 millones de dólares, un poco menos de la mitad del PIB. Es una estimación conservadora, que especialistas en la materia, como el economista Jorge Gaggero, elevan al doble.
El estudio del FMI toma como referencia la información del Indec, puesto que indica que la proporción de capitales argentinos en guaridas fiscales es equivalente a casi el 40 por ciento del PIB.
Cuando se menciona que el Fondo cambió después de los fracasos de los ‘90 en Latinoamérica y en la Europa periférica en la crisis de 2008, resulta fundamental precisar tres niveles de intervención de ese organismo internacional, para no caer en esa trampa discursiva. Por un lado, los análisis académicos de investigadores del Fondo, que algunos de ellos son críticos del funcionamiento de la economía global e incluso de la receta del ajuste. Por otro, las exigencias del staff técnico que son las mismas para cualquier país, sin considerar particularidades productivas ni diferentes situaciones sociolaborales, que orientan la economía a la recesión vía el ajuste fiscal y monetario para garantizar el pago de intereses y capital de la deuda. Por último, las definiciones políticas del directorio dominado por las potencias occidentales. Esto último es lo que definió el auxilio extraordinario para evitar la caída de la economía macrista.
Fantasmas
Mientras el macrismo sigue hablando de “turbulencias”, la corrida cambiaria es la más fuerte desde el colapso de la convertibilidad. La formación de activos externos (fuga de capitales) en los primeros cinco meses del año suma 9821 millones de dólares, detalla el anexo estadístico del balance cambiario del Banco Central. En el mismo período del año pasado, esa sangría de divisas había sido de 3299 millones de dólares. De un año a otro, la fuga subió casi 200 por ciento, y la velocidad de la pérdida de divisas no aminora en ninguno de los frentes del sector externo. Por la puerta del turismo al exterior (viajes, pasajes y otros pagos con tarjetas), el saldo neto de enero a mayo de este año fue negativo en 4956 millones de dólares. Por fuga y turismo suman casi 15 mil millones de dólares en los primeros cinco meses del año.
La crisis cambiaria empezó a desarrollarse con la ineptitud de la gestión anterior del Banco Central y continúa con la actual conducción liderada por dos mesadineristas de Wall Street, que rápidamente mostró su desorientación jugando reservas internacionales en el paño del casino de la city. Una y otra han exhibido con desfachatez que no supieron ni saben cómo abordar la corrida. Lanzan medidas desordenadas, sin coherencia teórica ni práctica, con la expectativa de ganar confianza y credibilidad de los grandes operadores. No lo están logrando porque ni el estado de ánimo de los inversores, ni el actual contexto del mercado financiero internacional y ni eventos como la sequía son el origen de semejante descalabro. Este se explica fundamentalmente por la desregulación absoluta del mercado de cambio (con un dólar a 30 pesos, es necesario recordar el disparate de Federico Sturzenegger de habilitar la posibilidad de que kioscos, comercios y hoteles puedan vender dólares libremente, previa inscripción en un registro) y la apertura total de la cuenta Capital de la Balanza de Pagos, facilitando el ingreso y egreso de fondos especulativos.
Tuvieron que pasar treinta meses de despilfarro de recursos provenientes de un endeudamiento vertiginoso para que economistas del establishment empezaran a recomendar intervenciones regulatorias directas e indirectas en el mercado de cambio. Plantean la necesidad de un tipo de cambio más alto que el oficial para gastos en turismo en el exterior, e incluso algunos proponen incluir esa misma estrategia para el dólar ahorro, como mencionó en declaraciones radiales el economista Rodolfo Santángelo, socio de Carlos Melconian.
La idea que estudian en el Ministerio de Hacienda y Finanzas es aplicar un recargo a pasajes y gastos con tarjeta de crédito en el exterior. Será un espectáculo escuchar a analistas, voceros oficiosos, economistas y funcionarios justificar esa medida sin patinar con la palabra “cepo”, aunque con un dólar a 30 pesos con tendencia al alza el ajuste por el lado del turismo al exterior ya está en ejecución, aunque a un costo socio-económico más elevado que fijar tipos de cambio múltiples.
Esa medida y otras del Central son manotazos de ahogado en una crisis cambiaria que no sólo está sumergiendo a la economía en una recesión con muy alta inflación, sino que, ante la aceleración de la caída, está convocando los fantasmas de la insolvencia.