En la última semana, un trágico hecho conmocionó a la localidad de Longchamps. Ema, una adolescente de 16 años, se quitó la vida después de que un compañero de la escuela viralizara un video íntimo sin su consentimiento.
El triste episodio volvió a poner sobre la mesa el debate sobre la violencia de género en el terreno digital y recordó el caso Iveco, un suceso similar que ocurrió en España en mayo de 2019 y que inspiró el guion de “Intimidad”, la nueva serie de Netflix que relata la caída de una política luego de la filtración de una grabación sexual.
Durante días, Verónica Rubio, de 32 años, soportó los comentarios y miradas prejuiciosas de sus compañeros en la empresa de fabricación de camiones en Madrid, después de que se difundiera un video íntimo en el que participaba. Si bien había sido grabado cinco años atrás, esta vez le había llegado a sus familiares y no lo soportó.
“Vero era una guerrera. Una luchadora nata que siempre se levantaba. No lo había pasado bien en la vida, pero nunca se derrumbaba, siempre lo superaba todo. Era abierta, sonriente, divertida. La mujer más fuerte que he conocido. Por eso nadie nos explicamos qué ha podido pasar. No tiene sentido”, relató a El Mundo Israel, uno de los amigos más cercanos a la mujer, ya que la conocía desde los seis años.
Ambos crecieron en el municipio de Torrejón de Ardoz, en Madrid, pero dejaron de verse. Verónica creció junto a su abuela, debido a un conflictivo divorcio que atravesaban sus padres. Por eso, después de terminar la secundaria, empezó a trabajar en la empresa Iveco con 19 años para poder independizarse.
Empezó como carretillera, se encargaba de manejar los vehículos que transportaban paquetes al interior de los almacenes de la fábrica. Sin embargo, con el paso del tiempo logró ascender y mejorar su posición laboral.
Para 2019, Verónica ya llevaba más de una década en la empresa, se había casado con su novio Daniel y era madre dos chicos. Según contaron sus allegados a la prensa española, era una persona muy comprometida con su familia y sus hijos, y se llevaba muy bien con sus compañeros de trabajo.
Pero todo cambió cuando, a principios de mayo, comenzó a circular un video en un grupo de WhatsApp de unos 20 de empleados de Iveco, que se utilizaba para coordinar los horarios, ya que los turnos que eran rotativos. Se trataba de una grabación íntima de Verónica Rubio.
De acuerdo a la investigación policial, ese clip había sido filmado unos cinco años antes de que se viralizara. Pero eso no fue suficiente para detener la difusión, porque, en cuestión de días, el video ya había llegado a más del 80% de sus compañeros de los 2500 que eran parte de la fábrica.
Fue en ese momento cuando Rubio comenzó a sufrir las miradas prejuiciosas y los comentarios fuera de lugar dentro de su ambiente laboral. Por eso, el 23 de mayo, la chica decidió manifestar lo sucedido ante el departamento de Recursos Humanos y si bien le ofrecieron denunciarlo, ella se negó.
En esa charla, Verónica habría nombrado a dos compañeros de los que sospechaba de haber enviado el video, según Antena 3. Supuestamente, uno de ellos era su exnovio y había viralizado la grabación como una especie de venganza después de que ella se negara a retomar la relación con él.
“Cuando el marido se enteró, a ella se le cayó el mundo”, relató uno de los empleados que la conocía en ese momento. Al día siguiente del encuentro con el personal de Recursos Humanos, la mujer de 32 años tuvo una fuerte discusión con Daniel, en la que él le reclamaba por el escándalo que se había desatado por la filmación y la amenazó con divorciarse de ella y quedarse con la custodia de sus hijos.
Incluso, ese mismo viernes, Rubio tuvo que irse antes de que se cumpliera su horario laboral, ya que no podía aguantar más la presión de su círculo social y familiar.
Un trágico final
El sábado 25 de mayo de 2019, Daniel había salido de su casa por la tarde para llevar a los dos chicos a la plaza y Verónica Rubio se había quedado sola. Fue en ese momento cuando decidió que no quería continuar con su vida y se ahorcó con una sábana. Su marido la encontró después de volver del paseo y fue quien llamó a la Policía.
Lo que vino después fue un escándalo para la empresa Iveco. La Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO) llegó a apuntar contra los directivos de no activar el protocolo de violencia sexual, a pesar de que la víctima no haya querido presentar una denuncia civil.
Asimismo, el hombre que había sido señalado por Verónica antes de su muerte, comenzó a ser hostigado por los trabajadores al punto de que le escribieron con pintura “asesino” sobre su auto.
De esta manera, el excompañero de la mujer se presentó voluntariamente ante la Guardia Civil para prestar declaración. Allí, se identificó como “la expareja de la chica que había quitado la vida” y negó haber sido el autor de la viralización del video. Esa misma noche, quedó en libertad sin que se le imputaran cargos luego de que los agentes no lograran hallar “indicios de criminalidad contra él”.
Posteriormente, la Policía Nacional puso bajo la lupa a los 2500 trabajadores de la empresa Iveco e inició una investigación para esclarecer cómo se había difundido la grabación de Verónica.
Pese a ello, de acuerdo a lo informado por ABC, el Juzgado de lo Penal número 5 de Alcalá de Henares (Madrid) “no logró identificar a la primera persona que divulgó el material”y tampoco se pudo investigar como un delito contra la intimidad, ya que la víctima no llegó a denunciarlo. Así fue cómo, un año después de la trágica muerte de Verónica Rubio, la Justicia decidió cerrar el caso sin culpables.