Cáncer de ovario, de Trompas de Falopio y primario extraperitoneal extraovárico son términos que se usan como sinónimos de una neoplasia con un comportamiento biológico similar y que deriva de la superficie del ovario, a diferencia de otros tumores mucho menos frecuentes que derivan de otras células del ovario, como por ejemplo las que producen hormonas femeninas. Estos últimos son más frecuentes en pacientes menores de 40 años, mientras que el carcinoma epitelial de ovario (70% de los casos), ocurre en mujeres mayores a 55 años.
Sólo un 15% de los cánceres de ovario puede atribuirse a un origen hereditario y, entre los factores no familiares que pueden predisponer a este tipo de tumor, se encuentran: antecedentes de endometriosis, no haber tenido hijos, obesidad y terapia hormonal de reemplazo, según explicó el Dr. Gonzalo Giornelli, Jefe de Departamento de Gineco-Oncología del Instituto Alexander Fleming (IAF) y exbecario de la Fundación Cáncer-FUCA.
En el marco del Día Mundial del Ovario, los especialistas señalan que los controles deben realizarse periódicamente y, para detectar a tiempo la enfermedad, se deberá hacer una ecografía transvaginal con doppler color, una vez al año. “Lo cierto es que no hay una recomendación clara acerca de los métodos de screening (es decir en pacientes asintomáticos, para detectar la enfermedad tempranamente) por la baja especificidad y sensibilidad de estos métodos”, detalló el doctor.
Avances científicos en la lucha contra el cáncer de ovario
En los últimos años, se determinó que una de cada cinco pacientes tiene mutación de los genes BRCA que son los responsables del cáncer de mama y ovario hereditarios. En la actualidad, existen drogas que benefician y mucho a las pacientes que tienen la mutación luego de terminar la quimioterapia.
Lo nuevo que se viene en la lucha contra el cáncer de ovario, así como en toda la oncología son los anticuerpos conjugados a drogas, que llevan la quimioterapia directamente a la célula tumoral. Desde la FUCA, señalaron: “En IAF, tendremos disponibles en el mediano plazo estudios clínicos que evalúan este tipo de drogas en distintos contextos de la enfermedad”.
Las seis señales de alerta a tener en cuenta
- Molestias abdominales que no mejoran con dos meses de tratamiento médico.
- Distensión y dolor abdominal progresivos.
- Cambios en el hábito evacuatorio (especialmente constipación).
- Distensión o saciedad precoz posingesta de alimentos.
- Cólicos frecuentes.
- Sangrado posmenopausia.
Si se presentan molestias abdominales frecuentes que no mejoran con medicación indicada, se debe consultar con un ginecólogo o clínico que realice algún estudio por imágenes y no quedarse con la presunción “tengo intestino sensible”. Hay que buscar el porqué: “Si ya se tiene el diagnóstico de cáncer de ovario, hay que insistir en que el médico solicite el test genético. Puede ser de gran ayuda para el tratamiento, así como para el asesoramiento genético de familiares”, concluyó el especialista.