¿Estamos asistiendo a la representación de un sainete criollo? Un sainete era una pieza dramática jocosa en un acto, y normalmente de carácter popular, que se representaba como intermedio de una función o al final. Hay que barajar y dar nuevo en la escala de valores.
En la Argentina, el sainete combinado con las formas del circo, dio como resultado una modalidad original conocida como “sainete criollo” que se caracterizó por reflejar las costumbres de la vida en los conventillos, agregando a los elementos humorísticos un conflicto sentimental y una tragedia. Es valioso recuperar este concepto (de principios del siglo pasado), atento que en estos últimos meses algo está pasando en Moreno 815.
Cada vez que alguien critica la inoperancia de la gestión, es fuertemente cuestionado, aunque nunca se explica ¿por qué ha surgido tal crítica?. Ahora el Sr. Intendente se enfrenta también con los medios y amenaza solapadamente con que sabe quién es quién. Tranquilo, “Tano”. Si alguno de los diarios dice alguna patraña o mentira, no se preocupe que no lo leeremos más ni publicaremos en su espacio. O limpiaremos los vidrios con esa hoja. Si algún periodista dice algo que no es cierto, no lo elegiremos para escucharlo. Cambiamos el dial. Hay mucho periodista trucho, comprado y también medios que mienten, aunque a veces tengan pauta oficial. Pero ese que habla o escribe, no está utilizando recursos públicos ni está contratando con “nuestro presupuesto” a un montón de inoperantes que ahora se cargan un traje y corbata rosa para parecer funcionarios.
No hay un solo funcionario que esté haciendo algo integral y coordinado, para que los ciudadanos podamos sentirnos más seguros. Es sólo caminar por cualquier calle, escuchar cualquier charla en las paradas de colectivo, ir a hacer cola para pagar un servicio para que aparezca el comentario recurrente y preocupado de la gente que está angustiada, que siente que pierde espacio.
Cada vez más rejas, cada vez más temprano a casa, cada vez más estrategias para que se desplacen nuestros hijos adolescentes. Ya no conversamos sobre “cómo creció Comodoro”, ahora aterrados decimos “se llenó de gente”. Y ninguno aquí podría siquiera ensayar algún comentario racista, xenófobo. Nada. Casi todos vinimos de otro lado, o los padres o los abuelos. Los pobladores originarios ya estamos cruzados con otras culturas. No nos persigue el afán de evitar la transculturación. Somos eso. ¿Dónde están las banderas del modelo nacional y popular?
Nos persigue el sueño de poder disfrutar de la ciudad que queremos. Esa que pensó en campaña cuando decía que “iba dar la vida por Comodoro”. Decida usted, Sr. Intendente, ¿a qué ciudadanos protege? Nunca lo vemos los fines de semana en la ciudad recorriendo espacios generados para contener los niños y jóvenes, ni en las canchas de ningún deporte, ni en encuentros de la tercera edad. Nunca lo vemos los fines de semana en algún encuentro social de vecinos. No hay encuentros culturales, esa Secretaría no genera nada. Pero podría al menos aparecer en alguna de las ferias, o tratando de pasear por alguna zona costera, o asentamiento nuevo. Tampoco lo vemos nunca en los encuentros que hacen las iglesias, a las que habría que apoyar con más fervor monetario. Como cuando estaba en campaña antes del 20-M. Quizá si las escuelas o clubes ofrecieran sus espacios los días de semana, usted podría ponerles la gente para que trabajen en políticas de inclusión y promoción que superen el asistencialismo patético y supramaquillado.
Los “punteros” ya deben sentirse pagados por los subsidios hasta ahora entregados. Ya está, “Tano”… Empiece de una vez por todas a sacarse de encima a esos que ya les pagó. Nos grita que no protege delincuentes o traficantes… ¿Para qué aclara lo que “debería” ser obvio? Confunde. Preocupa y se hace daño solo. Si no tiene partidarios que lo acompañen, hay otros ciudadanos que no transan y no negociarán y sí colaborarán. Ahora irán, ya que usted se ocupó de aumentar los sueldos a tal nivel que cualquier profesional lo pensaría. Todos tienen casa o alquilan, -mucha gente tiene dignidad-, y no deberá darles ningún departamento oficial, ni terreno sin expediente. Eso sí, saque a todos los punteros, a los protectores y protegidos y a los vagos que no quieren trabajar.
Permita que se puedan sancionar las ordenanzas que se necesitan para agilizar los controles y coordinar acciones. Permita que los Tribunales de Faltas dejen de cubrir a los amigos (sabe bien que hay un turno para cada cosa) y puedan cobrar sin amiguismos. Permita que los trabajadores municipales que saben, puedan trabajar. Saque a los coordinadores/secretarios/subsecretarios y demás “yerbas” de políticos que no saben trabajar. No saben Sr. Intendente, ni siquiera tienen disciplina laboral, fuman o matean en vez de trabajar, llegan tarde, no respetan procedimiento alguno, son autoritarios y soberbios. El clientelismo es alarmante. Hay más gente que tiene ganas de crecer y trabajar de lo que usted se imagina.
¿Por qué no viene a tomar un colectivo a la salida del trabajo? ¿Por qué no viene a las reuniones de las vecinales? ¿Viene a las reuniones de la cooperadora de cualquier escuela?. La gente lo eligió por que usted tiene una sensibilidad social especial con los más necesitados.
El pueblo ha depositado una enorme esperanza en la gestión de Néstor Di Pierro. El intendente todavía está a tiempo de ponerse al hombro este gran desafío que tenemos desde la zona sur que no es nuevo, es histórico. Pero junto con él, hay muchos otros dirigentes que deberán bajar, embarrarse y comenzar a construir una agenda de necesidades que Comodoro Rivadavia tiene y que no puede poner en práctica.
Ya pasaron prácticamente 180 días y no tenemos más que angustias y pérdidas. Pero a diferencia del sainete, el pueblo se ríe del conventillo que refleja su gabinete que, insisto, maneja y malgasta nuestro presupuesto y define el futuro de nuestra ciudad. No desperdicie la ilusión, elija un buen libreto y ensaye otra obra. ¿Le gusta “El intendente comprometido que la gente eligió”? o ¿“El hombre que iba reconstruir el tejido social”? Lo queremos ver salir a escena. Es su deuda con la voluntad popular que lo consagró como el gran elector en los últimos comicios.
Por Lic. Leonardo Rocha