El ministro de Economía expuso ayer en el recinto de Diputados y ofreció tres escenarios para el mediano plazo. Habló poco de la negociación con acreedores. Escenario con empresarios y sindicatos para dar señales de credibilidad y acompañamiento. Justificación tras jugueteo de bono AF20. Silencio macrista y guiños de oposición silvestre.
En medio de complejas negociaciones para reestructurar la deuda pública, el ministro de Economía, Martín Guzmán, utilizó el recinto de la Cámara de Diputados para acusar al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a bonistas como responsables de la “profunda crisis” del país, y dejó claro que desde el Gobierno no se permitirá “que fondos de inversión extranjera marquen la pauta de política macroeconómica” de la gestión de Alberto Fernández, frase acompañada por aplausos K. Además, el funcionario destiló furia por el “ajuste” realizado por el macrismo y aseguró que, de tres escenarios fiscales que explicó, en sólo dos habría equilibrio, sólo que en 2022 y 2023, respectivamente.
Las definiciones de Guzmán se dieron bajo un montaje que armó el Gobierno para mostrar seriedad y credibilidad ante la misión del FMI que llegó horas atrás a la Argentina y que fue rechazada por una marcha que piqueteros -algunos tienen cargos oficiales en la gestión kirchnerista- realizaron hacia el Congreso. Dentro del recinto de la Cámara baja, mientras tanto, se intentaba mostrar un ambiente de cordialidad con invitados de todo tipo: ministros varios, organizaciones sindicales y entidades empresariales.
Veamos las definiciones más importantes de Guzmán:
FMI. “Realizó el préstamo más grande en su historia, que no se utilizó en absoluto para aumentar la capacidad productiva del país, sino para pagar deuda en una situación insostenible y financiar la salida de capitales. El FMI es también responsable de la crisis de deuda y económica que la Argentina está viviendo hoy. Es importante no olvidarnos de nada para hacer cosas bien en el futuro”, manifestó.
Para el funcionario, “el cambio de conducción en el Fondo, en un contexto de situación que estaba bien caliente, ha sido refrescante, pero todavía hay un trayecto largo que recorrer”. Y agregó: “Se viene trabajando de forma muy constructiva en cada reunión, donde se hacen progresos. Hay un creciente entendimiento mutuo, pero es una crisis donde todas las partes tienen responsabilidad. La Argentina, bonistas que decidieron apostar cubriéndose de riesgo y cobrando tasa alta por si iba mal, que apostaron a un modelo que fracasó, y tiene responsabilidad el FMI”.
Luego, Guzmán explicó que el marco de negociación involucra un “análisis de sostenibilidad de la deuda pública” que tiene en cuenta tres factores: qué restricciones enfrenta el país, en cuanto a cuáles son los senderos fiscales y comerciales consistentes con una economía que se recupera y que la pueda sostener; la política fiscal y la capacidad de pago, ya que “cuando hay austeridad fiscal caen la actividad, los ingresos fiscales y se termina haciendo default”; y la incertidumbre, ya que “el mundo es así, pueden pasar distintas cosas”. Por todos estos motivos, dijo que “no se presenta entonces un número, sino un rango” de análisis.
Frente fiscal. El ministro marcó tres escenarios: uno si no se hiciese nada y dos más “trabajosos”. El primero, el de inercia y sin medidas futuras en el medio, derivaría en un equilibrio “recién en 2026”, y con un superávit en 2030 del 0,3% del producto.
La segunda opción implicaría “alcanzar el equilibrio fiscal en 2023 y converger unos años después a un superávit fiscal primario de entre 0,6% y 0,8% del producto”. Y el último, que involucraría una reforma tributaria, proyecta un equilibrio con economía en crecimiento y exportaciones en subas del 4,5%-5% para 2022, y destacó que para 2026 había un 1% de superávit fiscal.
Primer tramo de discurso
El titular de la cartera económica se ubicó en modo campaña 2019 y volvió a relatar los datos negativos del macrismo en cuanto a inflación, pobreza, desocupación e inversión. Según Guzmán, “hubo un momento de optimismo” en 2016 “pero la realidad está a la vista y nada de eso ocurrió”. Luego, remarcó las clásicas promesas de diversificación productiva, crecimiento con inclusión social y consistencia macroeconómica.
Para el funcionario, la denominada “ley de solidaridad” -festín de emergencias, impuestos y congelamiento de jubilaciones, es decir, ajuste-, la basa de tasas y las medidas de control de precios y política salarial dejaron “signos positivos” ya que el plan K “está empezando a andar”. Minutos más tarde, señaló: “Si se entiende por programa macroeconómico presentar un PowerPoint con proyecciones a diez años, no esperen eso de nosotros”.
AF20
Guzmán tomó unos minutos ayer en el recinto para fundamentar el juegueteo que hizo el Gobierno sobre el bono AF20. “No representa en absoluto al resto de la deuda en pesos y lo consideramos como algo distinto. El punto central es que, hoy en día, dadas condiciones del mercado, no hay problemas de sostenibilidad en ese frente”, señaló.
El ministro también contó que “parte importante de ese bono la tienen quienes son tenedores de deuda en moneda extranjera y planteamos reestructuración de ese bono”, debido a que “lo único que aceptaban era otro bono en dólares y en un corto plazo, lo cual era inconsistente”.
Tras la exposición, desde la oposición silvestre repartieron guiños, críticas suaves y algunos guiños a Guzmán excepto la izquierda, que corrió al funcionario con el ajuste a las jubilaciones y dejó en silencio al kirchnerismo.
Desde el lavagnismo reconocieron “no ver” las primeras señales positivas que vendió Guzmán y solicitaron ver un programa económico sustentable” y la conformación de la bicameral de seguimiento de deuda. La última sugerencia fue compartida por otro interbloque pequeño -y también importante para quorum y votos- que comanda el mendocino José Luis Ramón, que sumó al paquete el Presupuesto 2020.
Desde el kirchnerismo respondió Carlos Heller. “Todos quisiéramos tener el programa detallado y un Presupuesto detallado, pero pregunto: ¿cuánto ponemos en intereses de deuda? Es de tal magnitud el problema que, sin resolver la sustentabilidad, todo lo otro es declarativo y muy difícil de llevar a la práctica”, apuntó.
El macrismo no hizo uso de la palabra en el recinto -cumplió con lo adelantado anteanoche- y realizó una conferencia de prensa al término de la sesión informativa (ver página 11).
Cierre
Guzmán alentó un “nunca más” al sobreendeudamiento -el senador y expresidente Adolfo Rodríguez Saá, actual aliado K, presentó ayer un proyecto sobre esta cuestión- y prometió la conformación de la bicameral requerida por la oposición. En el bloque oficialista quedaron conformes con la visita del titular de Economía y resaltaron, al término del encuentro, una frase escuchada en el recinto: “Tenemos control de la situación”.