Se perdieron 3,6 millones de trabajos y la tasa de desempleo llegó a 13,1%.
De los 3,6 millones de puestos de trabajo que se perdieron por la pandemia durante el segundo trimestre, la caída fue proporcionalmente más intensa en la Construcción, Hoteles y Restaurantes y Servicio doméstico, actividades con mayores tasas de informalidad y precariedad laboral.
Por edades, el descenso más pronunciado golpeó a los varones de menos de 29 años, luego también a los varones de más de 30 años y después a las mujeres de más de 30 años.
Por su parte, la tasa de desocupación promedio del 13,1% promedio aumentó entre todas las edades y por sexo, pero se destacó el incremento en las mujeres de menos de 29 años que subió del 23,9 % al 28,5%, de acuerdo a los datos del INDEC difundidos el miércoles. Entre los varones de menos de 29 años pasó del 18,5 al 22,7%.
El total de desocupados llegó a poco más de 2,1 millón de personas a nivel nacional, una cifra menor al número de empleos perdidos porque el INDEC no considera desocupado a quien perdió su trabajo sino al que no tiene y busca activamente uno. En este grupo crecieron tanto los que tenían una ocupación anterior y la perdieron durante el segundo trimestre como los que llevaban menos de 3 meses de búsqueda de empleo.
La tasa de desempleo subió sólo del 10,4 al 13,1% porque, de acuerdo al Informe oficial, “el incremento en la cantidad de personas que no pudo trabajar pero buscó hacerlo activamente estuvo igualmente acotado en virtud de las restricciones en determinadas actividades y a la circulación vigentes” por la emergencia sanitaria y la cuarentena.
El Informe del INDEC destaca que el impacto de la caída del empleo “no fue homogéneo entre las distintas categorías ocupacionales. En particular, fue más significativo en asalariados sin descuento jubilatorio, en trabajadores por cuenta propia y en trabajadores de establecimientos privados”.
Así surge que de los 3,6 millones de puestos de trabajo perdidos, por la precariedad e informalidad laboral unos 2 millones son asalariados informales y otro 1,1 millón trabajadores por cuenta propia, en su mayoría también informales.
Otra dato es que bajó de 3,5 millones a 1,8 millones los ocupados que buscaron otro empleo insatisfechos con el que tienen.
Según la consultora Ecolatina, “a la precarización del empleo observada durante la recesión de 2018-19 se suma la fuerte destrucción de empleo, principalmente precario, producto de la cuarentena y la pandemia. Este shock negativo sobre los ingresos laborales afectó en mayor medida a los hogares de menores recursos, lo que explica el fuerte deterioro de la pobreza y la indigencia que dará a conocer el INDEC dentro de una semana. Lamentablemente, esperamos una lenta recuperación de los puestos de trabajo perdidos en el segundo trimestre de 2020, lo que complicará la reversión del fuerte deterioro de los indicadores socio-económicos”.
En tanto, la consultora LCG señala que “los trabajadores que perdieron el empleo durante los meses de confinamiento abandonaron el mercado laboral durante el segundo trimestre”. Así el «factor desaliento» sumado a la imposibilidad física de salir a buscar empleo y al complemento de ingresos que pudo significar el IFE ( Ingreso Familiar de Emergencia) para algunos de estos trabajadores, pueden explicar a esta dinámica que se refleja en la fuerte reducción –de casi 4 millones de personas- de la población activa.
Fuente: Clarín