Desde afuera miran con mayor desconfianza

La OCDE estimó que la economía local caerá 2,8 por ciento este año y 1,9 por ciento en 2019. Las proyecciones de la institución mostraron un importante deterioro en este informe respecto del documento anterior,…

jueves 22/11/2018 - 11:46
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La OCDE estimó que la economía local caerá 2,8 por ciento este año y 1,9 por ciento en 2019. Las proyecciones de la institución mostraron un importante deterioro en este informe respecto del documento anterior, en el que se esperaba un crecimiento de 0,1 por ciento el próximo año. Las medidas oficiales potenciaron el efecto contractivo.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) estimó un fuerte retroceso para la economía argentina. El organismo calculó que el Producto Bruto Interno (PBI) retrocederá 2,8 por ciento este año y 1,9 por ciento en 2019. La entidad adelantó que la recesión se mantendrá el próximo año por efecto del ajuste fiscal. Las proyecciones de la institución mostraron un importante deterioro en este informe respecto del documento anterior, en el que se esperaba un crecimiento de 0,1 por ciento el próximo año. La economía local no consiguió salir de la espiral recesiva en la que ingresó tras el inicio de la corrida cambiaria a partir de abril. Las medidas conservadoras del equipo económico fueron un elemento que potenció el efecto contractivo.

El pronóstico de crecimiento para este año también mostró un fuerte retroceso desde la última publicación de mayo. En ese momento se esperaba una expansión del PBI del 2,5 por ciento y la caída se estima ahora en 2,8 por ciento. Ahora la OCDE considera que el crecimiento recién llegará a partir de 2020. Sería de 2,3 por ciento. La entidad, por las dudas, abrió el paraguas sobre ese pronóstico y mencionó que la estimación podría verse afectada por una contracción de la demanda interna mayor de la prevista.

La clave de la recesión radica, según la OCDE, en el endurecimiento de las políticas fiscales y monetarias del Gobierno. Las conclusiones del informe anticipan el impacto real que tendrá la profundización del ajuste fiscal que impulsa Macri para llegar al equilibrio de las cuentas públicas en 2019 exigido por el FMI y el endurecimiento de la política monetaria con tasas de interés récord que el Banco Central puso en marcha el 1 de octubre. La mala performance de la macroeconomía no implica que los funcionarios hayan desistido de la idea de integrarse a la OCDE.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, renovó las promesas argentinas durante una reunión con el secretario general de la OCDE, Ángel Gurria, ante quien ratificó el plan de acción de Argentina con el organismo. “Cuando pase esta tormenta, veremos fundamentos macro mucho más fuertes, una economía más competitiva, un país con instituciones más fuertes; y los mismos deseos y convicciones de crear mejores oportunidades para nuestros ciudadanos y una Argentina más fuerte y estable, lista para tener un papel activo y positivo en la comunidad internacional”, señaló Dujovne.

La respuesta del organismo no fue muy amigable. En su panorama sobre el país la OCDE señaló el fuerte deterioro de los indicadores sociales que ponen en juego el nivel de crecimiento prometido. De todas formas el organismo celebró el uso de políticas conservadores en materia de “consolidación fiscal”. También dio el visto bueno por el uso de “la política monetaria restrictiva para reducir los desequilibrios fiscales persistentes y de la cuenta corriente”.

La entidad mencionó que “la mayor independencia del Banco Central, si se implementa, ayudará a restaurar la confianza”. La declaración es un dardo directo al directorio de la autoridad monetaria que no respeta los criterios de independencia y responde en forma directa a los pedidos tanto del Tesoro como del Fondo Monetario Internacional.

En la OCDE plantearon que “una mejor cosecha y un tipo de cambio real depreciado apoyarán un crecimiento más fuerte de las exportaciones”. El organismo había recomendado en julio de 2017 flexibilizar el mercado de trabajo, privatizar empresas, eliminar los subsidios a la energía, recortar el empleo público, elevar la edad jubilatoria para las mujeres, sostener la política de altas tasas, mejorar el clima de negocios y profundizar la apertura comercial. Se trata de un recetario de políticas conservadoras que en períodos de estancamiento tienden a potenciar la crisis. Las consecuencias terminan observándose en términos distributivos. Los sectores de ingresos fijos (asalariados, jubilados y titulares de asignaciones) son los más perjudicados debido a la importante pérdida de la capacidad de compra.

El organismo fue algo más optimista para la estimación de crecimiento de la región. Mantuvo su previsión de crecimiento para Brasil para este año en un 1,2 por ciento y aseguró que se anotará un alza de 2,1 por ciento para 2019. En el informe de mayo, no obstante, había proyectado crecimiento de 2,9 por ciento para el próximo año. La entidad dejó sin cambios sus perspectivas para México, en el que se espera que el PBI crezca un 2,2 por ciento en 2018 y 2,5 por ciento el próximo año. En el caso de Chile se proyectó un avance de 4,1 por ciento para este año, mientras que se estimó un 3,7 por ciento de expansión para 2019. La Argentina, a diferencia del resto de los países grandes de la región, caerá este y el próximo año.

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