Es una prueba de obstáculos tratar de trasladarse de un punto a otro en la ciudad, en colectivo, remis caminando o conduciendo. Vamos a ocuparnos hoy del tránsito. Luego nos ocuparemos del estado de las calles y veredas.
Tenemos el 47% más de vehículos que hace 10 años. Mucha más gente manejando, sin tener idea de que las normas de tránsito existen y deben cumplirse para evitar accidentes y desórdenes en la vía pública. Lo más grave es que quienes deben dar órdenes desconocen básicamente las reglas de juego. No reconocen que en la ley ya está escrito y que sólo es necesario coordinar y aplicar. Si las conocen no se ha manifestado aún.
Al asumir anunciaron que serían asesorados por especialistas. Más algunas de las cuestiones pendientes no necesitan siquiera de un asesor principiante. Lo más importante es poder transmitir a la población que existe una autoridad que defiende y aplica un orden para el uso de la vía pública. Es así que lo fundamental sería que la fuerza de la gestión municipal esté dada en la aplicación de las reglas de juego.
La calificación del personal es fundamental. Quienes desempañan la tarea de inspeccionar son los responsables de controlar la aplicación de las reglas de juego, por lo tanto es imprescindible que estén calificados, capacitados, con los recursos necesarios para desarrollar su tarea, en cuanto a equipamiento, tecnología y logística. Pero también es necesario que tengan el nivel de instrucción necesario para poder relacionarse con los contribuyentes.
No todos saben cual es la legislación vigente, ya que nadie hace una evaluación de conocimiento de la ley de tránsito antes de entregar la licencia habilitante. Esa razón es una de las que por ejemplo justificaría la cantidad y diversidad de infracciones que se cometen en la ciudad.
Otra razón contundente es que nadie hace controles del uso de la vía, en peatones y conductores. No se sancionan a los peatones que cruzan por mitad de cuadra, ni se les llama la atención. Ningún conductor recibe una sanción por conducir sin cinturón de seguridad, ni por ir hablando por celular, ni por exceder la velocidad que no debe superar los 60km/H en la ciudad, ni por adelantarse por la derecha, ni por circular con autos con vidrios polarizados (hay inspectores y funcionarios que usan autos con vidrios polarizados). Hasta aquí nada nuevo, lamentablemente. Por que lo que falta en realidad, es que quienes deben salir a la calle haciendo controles deben recibir la orden de hacer el control. Los inspectores deben ser la cara visible de la autoridad municipal. Hasta ahora, los contribuyentes no vemos esa autoridad. Se hacen controles en una esquina determinada un día determinado en horario establecido, ya fijo y permanente, por tanto al no ser sorpresivo, sorprende a pocos. También a veces aparece algún control en algún lugar algún fin de semana. Pero lo que no aparece es el criterio de autoridad en la calle. Nadie se cuida con los autos o colectivos ni que hablar de los camiones. Nadie hace nada por cumplir la ley.
Las autoridades no aparecen a través del control y de la aplicación de las normas. Es un trastorno el estacionamiento, y sólo han pintado las esquinas para los vehículos de discapacitados, quienes son los que podrían usar esa esquina?. Cada vez hay más autos ocupando esos lugares, como en doble fila, como en las sendas peatonales.
Los inspectores no están porque la autoridad no asume la responsabilidad. Igual que al habilitar con la licencia de conducir, no existe ninguna exigencia, como si no quisieran que la gente se ofuscara. La autoridad no parece saber lo que dice la ley de tránsito ya que muchos funcionarios hablan por celular mientras conducen autos con vidrios polarizados a exceso de velocidad y sin cinturón de seguridad. Es vergonzoso verlos conducir. Cualquiera que haya prestado atención habrá notado que los vehículos municipales no demuestran tener Revisión Técnica, o las máquinas no se trasladan en carretón, o los camiones volcadores circulan sin cobertor.
Ante cualquier circunstancia de embotellamiento, los contribuyentes se desbordan. Tanto como las autoridades municipales. Es tan preocupante ver que estamos en manos de inexpertos, eso sí, con voluntad. Pero esto no alcanza, porque cuando a un voluntarioso le damos una granada, la estupidez, soberbia o arrogancia puede hacer que la activen por no saber que hacer mientras se ufanan de su tenencia.
Por Eva de Lobos