Las ventas en los supermercados tuvieron un desplome del 12,5 por ciento medidas en cantidades en noviembre pasado en relación al mismo mes de 2017, informó ayer el Indec. Es el quinto resultado negativo consecutivo, en una racha que fue empeorando de acuerdo al deterioro del poder adquisitivo. El desempeño de las ventas de las cadenas se explica por la reducción de las ventas de lácteos, verduras, frutas y alimentos preparados y rotisería, entre los alimentos y bebidas.
También sobresalió la baja en el consumo de indumentaria y calzado, limpieza y perfumería y el fuerte retroceso de electrónicos y artículos para el hogar. El empleo en supermercados y mayoristas se ubicó un 3,1 por ciento por debajo del año anterior. Además, las ventas en shoppings cayeron 16,3 por ciento en noviembre.
La caída del consumo, tanto en supermercados como en shoppings, se encuadra en una redistribución del ingreso nacional en contra del salario y a favor de las ganancias empresariales. Un reciente informe del Indec dio a conocer que en el último año la participación del salario en la torta del ingreso total bajó del 50,6 al 45,9 por ciento, mientras que las ganancias empresariales avanzaron del 40,9 al 45,7 por ciento. Como la proporción del salario que se destina al consumo es mucho mayor al peso de éste en las ganancias empresariales, la redistribución regresiva del ingreso implica que el consumo cae en la medición general. Se deprimió el salario pero mejoraron ganancias los sectores exportadores y empresas de servicios públicos beneficiadas con los tarifazos aplicados por el Gobierno.
Los supermercados relevados por el Indec dieron cuenta del efecto recesivo de la estampida inflacionaria: desde julio, las ventas medidas en cantidades cayeron en la comparación anual un 2,8 por ciento en ese mes; 4,1 en agosto; 7,9 en septiembre; 9,9 en octubre y 12,5 por ciento en noviembre. En el acumulado del período enero-noviembre, la baja es del 2,3 por ciento.
Prácticamente el único rubro que le siguió el ritmo a la inflación general –del 48,5 por ciento en noviembre interanual– fue carnes, el resto quedó por debajo. La facturación de lácteos subió 33,4; verduras y frutas, un 32 por ciento y alimentos preparados y rotisería, 27,5. Artículos de limpieza y perfumería lo hizo en un 36,8 por ciento y mucho peor le fue a indumentaria, calzado y textiles para el hogar, con una suba del 18,4 por ciento, 30 puntos detrás del ritmo inflacionario. En el último lugar quedó electrónicos y artículos para el hogar, que directamente tuvo una caída nominal en la facturación del 10,7 por ciento. Si se tiene en cuenta que se trata de bienes en muchos casos importados, que acumulan el efecto del dólar en su precio interno, la caída del consumo en este rubro medida en cantidades es muy importante.
El empleo en los supermercados se ubicó en 97.672 trabajadores, lo cual implica para el Indec una baja del 3,1 por ciento en la comparación anual y del 0,5 por ciento frente a octubre. En tanto, los autoservicios mayoristas emplearon a 11.824 trabajadores en noviembre, con una baja anual del 2,5 por ciento.
Las ventas en los shoppings medidas en cantidades también muestran cinco meses de caídas consecutivas. En julio bajaron un 2,5; seguido de 4,3 en agosto; 15,1 en septiembre; 18,6 en octubre y 16,3 por ciento en noviembre. En el acumulado de los once meses, muestran una caída del 0,8 por ciento con respecto a 2017. El rubro de peor desempeño fue electrónicos, electrodomésticos y computación. También tuvieron bajas importantes las ventas, medidas en cantidades, de juguetería, amoblamiento, decoración y textiles para el hogar, y patio de comidas.