A María Ester Ojeda Corbett (81) la asesinaron a menos de 50 metros de la Seccional Séptima. Era diabética y justamente a las diez de la mañana del último viernes fue su última aplicación por parte de una mujer que así lo declaró en sede policial.
Vivía sola pero alquilaba dos departamentos en el mismo predio donde vivía, y la encontraron tirada en el piso de su dormitorio recostada sobre su lado derecho, con sus manos atadas a su espalda por cordones y una campera cubriéndole el rostro, murió por ahorcamiento y posiblemente utilizaron alguna prenda de vestir para ese cometido.
En uno de los departamentos les alquilaba a un matrimonio y en el restante a dos hermanos de 18 y 27 años. Justamente, estos hermanos serían demorados en base a la aplicación del artículo 215 del Código penal.
De no encontrar elementos que los vinculen a la causa investigada seguramente iban a recuperar su libertad en las últimas horas de anoche. Los investigadores policiales de la DPI trabajaban codo a codo con la fiscal Andrea Rubio para dilucidar el caso: lo único concluyente para demorar a ambos hermanos es que mantenían constantes discusiones con la dueña del inquilinato que por su avanzada edad, solía recriminarles los ruidos molestos como la música a todo volumen o las visitas que recibían hasta altas horas de la madrugada, según pudo establecer en principio los investigadores.
A simple vista, a la víctima no le forzaron la puerta ni le robaron elementos de valor como, por ejemplo, electrodomésticos, aunque probable que les hayan robado dinero.
Hasta la tarde de ayer se esperaba una orden de allanamiento al domicilio de ambos hermanos para procurar encontrar elementos que sirvan de fundamentos para ordenar sus detenciones, aunque era por demás difícil ya que no buscan arma alguna ya que a la víctima la asesinaron por ahorcamiento con alguna prenda de vestir aún no determinada.
