Augusto Galeppi dejó su vida en Temperley para recorrer la Argentina y el mundo en bicicleta. Era un sueño que creció con él, pero que postergó hasta que encontró a la compañera perfecta, su perra Yara, una mestiza que adoptó hace cinco años.
Ahora, faltan menos de dos meses para que se cumpla el aniversario de su proyecto de vida y le contó a TN algunas de sus anécdotas. Entre ellas, la del momento en que se ofreció como voluntario para apagar un incendio forestal en San Marcos Sierras, un pueblo de Córdoba.
“Me dio miedo morirme sin intentar algo más grande”
Galeppi tuvo una infancia “mágica” gracias a sus padres, que los llevaron a él y a sus dos hermanas de viaje por el país desde chicos. El recuerdo que más atesora es el del primer viaje, a sus ocho años, cuando recorrieron ocho mil kilómetros en un Falcon 74: vio la primera nevada en Merlo, recorrió la Cordillera de los Andes, conoció el Talampaya y el noroeste argentino.
Los viajes familiares eran una tradición, pero él deseaba que se convirtiera en algo permanente. “Me deprimía muchísimo volver”, recuerda. Por esto, se trazó una meta que cumpliría al crecer. “Decidí mantenerme viajando por un tiempo indefinido. Viví 39 años en Temperley, entonces quiero vivir un par de años conociendo otros lugares y tratar de conocer lo que más pueda del mundo, conocer otras culturas”, resalta Galeppi, que fue profesor de tenis y también trabajó por nueve años como administrativo, gerente e inspector de calidad en una empresa.
A pesar de que el trabajo de oficina le permitió estabilizarse económicamente, el plan se mantenía en pie, aunque le tomó varios años. “No fue al azar. Estaba viendo que tenía una rutina. Hacía cosas relindas, pero eran todas conocidas y quería hacer algo diferente”, dice.
Durante la pandemia, buscó más información sobre cicloviajeros y estudió los videos de youtubers de viajes que lo animaron a crear su canal, “Abriendo mundos”, con la aspiración de monetizarlo y lograr subsistir con la creación de contenido sobre sus viajes.
Sin embargo, dudó un poco antes de emprender el periplo y dejarlo todo: “Tenía mucha incertidumbre por no saber si iba a poder con el viaje, si me iban a salir bien los videos, si el canal de YouTube iba a crecer”. De todas formas, era una aventura a la que no renunciaría. “Me impulsó el miedo, me di cuenta de que estaban pasando mis años en una ciudad que ya conocía. Me dio más miedo quedarme quieto en la misma empresa y morirme sin intentar algo más grande en mi vida”, remarca.
La decisión estaba tomada y Yara iba a acompañarlo. Ella fue rescatada de un cesto de basura cuando estaba recién nacida y él la adoptó cuando tenía un mes. Desde entonces, “la negrita con medias” y Galeppi son inseparables.
Durante el año que duró la preparación, entrenó a la perra para que no tuviera miedo de entrar al carro adaptado donde iba a trasladarla. Además, juntó todo el equipo, compró una bicicleta, la carpa y todo lo necesario.
Partieron el 8 de diciembre del año pasado, desde la ruta 3, en Cañuelas. Por protección, Yara viaja con una cuerda abrochada a la cintura de su dueño. Para el asombro de Galeppi, se adaptó rápidamente al carro. En el primer kilómetro, saltó al pavimento por el calor, pero luego “entendió que estaba viajando”. Solo hizo una travesura en Tierra del Fuego, donde saltó “para correr guanacos porque le pinta el instinto de cazadora”.
En Carmen de Patagones, a principios de este año, se encontró con Matías Bernaola, otro cicloviajero que empezó su recorrido en 2022 junto con su perra, Uzi. Los cuatro llegaron a Ushuaia en febrero. Allí, se separaron porque Galeppi tenía planificado viajar al norte del país.
Él y Yara ya recorrieron 12 provincias. Entre cada pueblo, hacen paradas en campings, hostels, estaciones de servicio o hacen vivac, que consiste en dormir a cielo abierto sin armar la carpa. Para sostenerse económicamente, vende postales de su recorrido o hace trabajos temporales mientras espera a que el canal de YouTube se convierta en su principal ingreso. En todos lados encuentran personas que les tienden la mano, la gente es muy solidaria con ellos: “Los viajeros generan mucha empatía”, confirma.
Un voluntario más
A mediados de junio, los viajeros llegaron a la provincia de Córdoba para que Yara estuviese cómoda en el invierno. Habían pasado por Nono, Mina Clavero, Salsacate y Villa de Soto hasta llegar a San Marcos Sierras, donde un incendio alcanzó el monte el 22 de septiembre.
“Fue muy impresionante, ver el paisaje desolador, un montón de hectáreas grises, cuando todo era verde, rojo, amarillo. Hubo un momento en que el viento hizo volar las brasas. Fue uno de los momentos más intensos de mi vida”, cuenta. Gracias a la rápida reacción de los locales, el fuego no alcanzó el pueblo. Solo fueron evacuadas algunas casas que estaban cerca del monte.
En el instante en que las llamas amenazaban con arrasar, Galeppi no lo dudó y salió a combatir el fuego junto con los vecinos autoconvocados y los brigadistas. Después de que los bomberos lograron contener las llamas, Lalo (el dueño del hostel donde se hospeda), los locales y él se organizaron para hacer la guardia de cenizas, que consiste en apagar los focos de reinicio que quedan luego de que los bomberos extinguen los focos de frente grande. Los voluntarios, junto con el cicloviajero, trabajaron hasta 15 horas diarias durante dos semanas para separar las hojas y árboles quemados de las zonas que no fueron alcanzadas por el fuego.
“Los brigadistas nos enseñaron a trabajar y nadie se lastimó gravemente. Se logró salvar un pulmón del Río Pinto que será semilla para reponer de a poco el monte. Dentro de lo triste y lo duro, estamos tranquilos porque pudimos salvar miles de árboles de más de 500 años y un montón de animales”, afirma.
Hasta La Quiaca y el Caribe
Su nuevo viaje apunta al norte. Como indica en la información de su canal, subirá por la Cordillera de los Andes, pasará por la Carretera Austral en Chile y volverá a la Argentina para llegar a La Quiaca por la ruta 40. “Esa es la meta a corto plazo. Después, me encantaría llegar a Perú, conocer el Machu Picchu”, cuenta. Además, le gustaría viajar a Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela y seguir subiendo por la cordillera de Los Andes hasta el Caribe.
Por ahora, Galeppi seguirá hospedándose en el hostel Lo Que Faltaba hasta que logre editar todo el material de viaje que tiene pendiente y pueda actualizar su canal, donde además de hablar de sus viajes, promueve la adopción responsable. “Adoptar a un perro es lo más lindo que te puede pasar. Hay muchos perritos en la calle y son los más agradecidos, no te abandonan nunca”, remarca.