Desde Bariloche y en entrevista para Infobae, Mariana Jaroslavsky, una mujer y madre que a los 44 años y después de haber ido a donar sangre para un compañero de trabajo se enteró de que tenía VIH, «y ya en etapa SIDA«, contó su historia.
A comienzos de junio Mariana escribió un posteo en su cuenta de Twitter:
“Una vez más alguien dejó de hablarme cuando se enteró que vivo con VIH. Me resbala, yo soy mucho más que un diagnóstico. Si alguna vez les pasa, si alguien confía en ustedes para contar el +, no huyan. Hagamos un mundo un toque mejor”.
En ese entonces estaba comenzando un vínculo con un hombre que había conocido a través de una aplicación de citas. Se mensajeaban seguido por whatsapp y ya estaban planeando verse. Mariana llevaba seis años haciéndose las mismas preguntas que se hacen muchas personas con VIH.
«¿se lo tengo que decir o no? ¿Por qué debería avisarle, si igual vamos a usar preservativo? ¿Por qué no podría decirle, si no tengo nada que ocultar? Es algo que nos atraviesa a quienes vivimos con el virus, especialmente en el comienzo de las relaciones: ¿Lo tengo que decir o no tengo por qué?«, enumera.
Y sigue: “Creo que no hay una respuesta correcta. La realidad es que si yo te lo cuento corro el riesgo de que no me hables más, y si no te lo cuento corro el riesgo de que cuando te enteres me mandes al carajo por habértelo ocultado. No es un lugar cómodo para las personas que vivimos con VIH”.
Mariana decidió que sí quería contarle a ese hombre que vivía con VIH antes de verse por primera vez: «¿Y qué pasó? No me habló nunca más. Me llevó horas de terapia el ‘lo digo/no lo digo’, y de hecho son discusiones internas con pares. En mis posteos de Twitter veo que la gente se indigna si no lo digo. Fijate que el estigma está ahí, vigente».
«Yo digo siempre: un diagnóstico no es una sentencia y nosotras somos mucho más que un diagnóstico. El que no puede ver eso mejor tenerlo lejos«, sumó Mariana. Como activista, agregó: «tengo compañeras que han pasado por situaciones violentas, de decir que viven con VIH y que el otro empiece a los gritos«. Y hace referencia a las intersecciones: cuando a ser mujer se suma vivir con VIH la vulnerabilidad aumenta.