La concreción de los 1.450 despidos de obreros que había anunciado el grupo Techint y la rebaja de más del 50% de los sueldos a los empleados de las principales cadenas de comidas rápidas dejaron ayer en evidencia la crisis que el mercado laboral, en particular por parte de las grandes empresas, atraviesa ante la persistencia de la cuarentena obligatoria. Las medidas tienen en común la apelación a normas vigentes y a lagunas de los decretos de Alberto Fernández que intentaron poner una malla de contención sobre el empleo en medio de la pandemia del coronavirus.
Ayer en una audiencia ante el Ministerio de Trabajo quedaron confirmadas las cesantías resueltas por Techint en las Provincias de Buenos Aires, Neuquén y Tucumán a operarios de obras privadas. A partir de un acuerdo con la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) la trasnacional que lidera Paolo Rocca pactó el pago de la indemnización vigente en el convenio del sector -rige un fondo de cese laboral- más una bonificación extra, y un compromiso verbal de reincorporación en caso de reanudación de las obras. En la empresa esperan la vuelta a las labores en un mes.
El anuncio de los despidos fue la primera llamada de atención del sector empresario al Gobierno en la cuarentena. Aunque la cartera laboral ordenó la reincorporación de los obreros con el dictado de una conciliación obligatoria la compañía ratificó ayer su determinación y la convalidó con un acuerdo por escrito con el gremio. Se basó en el parate de las obras por las medidas de aislamiento social al no estar alcanzadas en las exclusiones previstas por los decretos presidenciales. Y Techint se valió de los artículos del convenio sectorial que la habilita a desvincular a trabajadores en un escenario de falta de actividad.
También ayer se confirmó –según publica Ámbito– que las principales cadenas de comidas rápidas habían pagado una porción inferior al 50% de los sueldos de sus trabajadores. La determinación fue adoptada por los responsables de McDonald’s, Burger King, Mostaza, Starbucks, Wendy’s y Kentucky Fried Chicken (KFC), que en total emplean a unas 25 mil personas en todo el país. El sindicato de Pasteleros, que ostenta el convenio de mayor aplicación en la actividad, confirmó el alcance de la medida y que ayer mismo se presentó una denuncia ante el Ministerio de Trabajo.
En un escrito que dejó trascender, la firma Arcos Dorados, propietaria de McDonald’s en la Argentina, alegó haber abonado “los salarios en tiempo y forma conforme la legislación vigente y lo que establece el convenio colectivo para este tipo de situación excepcional”, en alusión a un artículo que habilita pagos parciales en función de las horas efectivamente trabajadas. Las firmas del rubro tampoco pagaron el presentismo a pesar de que las ausencias estuvieron motivadas en la cuarentena decretada y no en decisiones personales de los empleados.
Otro sector que acusó los efectos de la baja en la actividad fue el del cemento. La Asociación Obrera Minera (AOMA) confirmó ayer haber firmado días atrás con las cámaras del cemento, la cal y la piedra un acuerdo de reducción del salario al 70% del pago en bruto (de bolsillo implica la percepción del 90% del neto) para los trabajadores que quedaran confinados en sus hogares durante la cuarentena. Según Héctor Laplace, secretario general de AOMA, el 95% de los operarios de la actividad permanece desde hace varios días en sus casas a la espera de una reanudación paulatina de las labores en función de la habilitación resuelta la semana pasada en una norma publicada en el Boletín Oficial que alcanzó a las empresas productoras de insumos para la construcción.