Apenas asumió Mauricio Macri se hicieron oír algunas voces que advertían que podía seguir los mismos pasos de Fernando De la Rúa. Sin embargo, otras voces lo negaron, alegando dos diferencias “abismales” que lo impedirían: 1) el país estaba desendeudado –por lo cual, podría financiar su programa económico sin problemas– y 2) ya no regía la convertibilidad –con ello, se podría devaluar como herramienta cambiaria–.
Según publica Página 12, no obstante los señalamientos que negaron la repetición económica, la historia se encargó de demostrar que ambos gobiernos tienen más parecidos que diferencias, teniendo cinco etapas similares.
Primera etapa: endeudamiento con “ajuste tolerable”. Ambas coaliciones asumieron con un mismo fin: aplicar un programa neoliberal de ajuste. Empero, para no perder apoyo electoral rápido, llevaron a cabo sus medidas con un claro combo: realizar ajustes “graduales” o “políticamente tolerables” pero financiados con endeudamiento externo. Aquí la idea era demostrarle al mercado que se iba a hacer “lo que había que hacer” pero cuidando la gobernabilidad. Si bien en la primera etapa de la Alianza su ajuste gradual duró sólo un año (el 2000) y el de Cambiemos dos (2016 y 2017), eso fue porque De la Rúa tuvo menos financiamiento externo que Macri. Aunque una vez cerrado el ciclo de endeudamiento, ambos dieron el mismo paso siguiente.
Segunda etapa: Blindaje del FMI. Ya sin la posibilidad de obtener dólares en los mercados abiertos, sendos gobiernos recurrieron al FMI como prestamista de última instancia, pensando que con eso podría demostrar solidez financiera y recuperar la “confianza”. Así, De la Rúa tuvo un blindaje por parte del Fondo de 40 mil millones de dólares y Macri otro de 50 mil millones. Aunque en los hechos, De la Rúa sólo recibió 10 mil millones y Macri 15 mil, demostrando ser esta medida insuficiente para resolver la situación económica.
Tercera etapa: Megacanje. Frente a un panorama en retroceso, ambos gobiernos repitieron otra estrategia: cambiar bonos de deuda de corto plazo por otros de mediano y largo plazo, dado que su situación financiera era cada vez más difícil. Con ello, la Alianza hizo un Megacanje de deuda en mayo de 2001, mientras que Cambiemos buscó canjear las Lebacs (letras en pesos que vencen todos los meses) por Letes (letras en dólares que duran un poco más).
Cuarta etapa: Déficit cero. Con todas las medidas fracasadas y sin paz en los mercados, ambas coaliciones deciden dejar de lado sus sonrisas y muestran su verdadera cara: aplican ajustes sin contemplación y se olvidan de la gobernabilidad. De este modo, De la Rúa le pidió al Congreso que le aprobará la ley de “déficit cero” en julio de 2001, mientras que Macri le pide lo mismo en septiembre de este año con vistas al presupuesto de 2019. Sendas coaliciones tratan de imponer una suerte de “épica del ajuste”, donde apuestan el poco capital político y social que les queda a un medida desesperada para solucionar –supuestamente– la crisis de manera definitiva.
Quinta etapa: Implorar por el salvataje del FMI. Acorraladas sendas coaliciones por el fracaso estrepitoso de todas sus medidas (que no hicieron otra cosa que generar mayor recesión, desempleo, caída salarial y aumento de la pobreza), aumentó la desconfianza y los ataques especulativos: la Alianza recibió así las corridas bancarias que desembocaron en el corralito, mientras que Cambiemos tiene las corridas cambiarias que hacen subir el dólar. Ya con una economía en caída libre, ambos gobiernos imploran por una última oportunidad: un salvataje del FMI, dado que es obvio que sin esa ayuda deberían declararse en default y dejar de pagar la deuda. De la Rúa tuvo su “salvataje” de 8 mil millones de dólares en septiembre de 2001, los cuales no sirvieron para otra cosa más que para financiar la fuga de capitales por apenas tres meses: en diciembre vino el corralito y todo explotó.
Macri ya está en esta etapa agonizante, en la cual pide nuevos desembolsos del Fondo, como un respirador artificial que permita ganar más tiempo y seguir financiando la fuga de capitales. Así, el Fondo tiene dos opciones: o bien dar esa ayuda para que el gobierno pueda durar algo más o bien negársela y hacerlo caer en lo inmediato. Con todo, más allá de lo que hiciera el Fondo, ya todos sabemos cuál será el resultado final.