El ex presidente Fernando de la Rúa se realizó una angioplastia y se colocó un stent cuando ostentaba el máximo cargo ejecutivo del país. Fue en junio de 2001. La situación fue idéntica a la que tuvo que atravesar hace una semana Néstor Kirchner. “Mi operación fue un viernes y al lunes siguiente volví a la Casa Rosada. Hoy creo que haber retomado la actividad tan rápido fue un error. Conviene tomarse unos días, bajar el ritmo, y tomar los medicamentos que regulan la presión arterial”, contó el ex jefe de Estado.
Como ahora con Kirchner, sus ministros y funcionarios se preocuparon entonces por sobreactuar el excelente estado de salud de De la Rúa. “Está extraordinariamiente bien. Lo han puesto en insuperables condiciones”, afirmó su vocero de entonces, Juan Pablo Baylac. Suena similar al “estoy perfecto” que dijo Kirchner al salir del Sanatorio de los Arcos el domingo pasado.
De la Rúa reconstruyó con PERFIL cómo evolucionó después de la intervención. “En general me sentía bien, pero recuerdo que al final del día, tanto el lunes, como el martes, me sentí fatigado y me tuve que retirar antes”, precisó. Después de esos dos días siguió con su agenda normal. “Me hicieron una prueba de presunción de estudio del músculo cardíaco”, indicó. “Si tuviera que aconsejar a Kircher, ¿qué le diría?”, le preguntó este diario. “No soy médico para aconsejar, pero lo que digo es que conviene bajar el ritmo, la marcha; si uno anda muy apurado conviene tranquilizarse y someterse a los estudios”, opinó.
Todavía le queda picando a De la Rúa lo de la arterioesclerosis. Su entonces ministro de Salud, Hernán Lombardo, confesó que esa afección era lo que padecía el ex presidente, razón por la cual De la Rúa enfureció. “¿Eso es lo que padece usted?”, le preguntó PERFIL. “Bueno, en realidad, se utiliza ese término como una generalización, para hablar de un problema de endurecimiento de las arterias. Pero no es arterioesclerosis”, especificó
Fuente. Perfil.com