Había una vez un país donde la economía crecería al 3%, la inflación sería del 7 al 12% y el tipo de cambio sería de 19,78 pesos en promedio. Esto en líneas breves era lo que tenía proyectado el Presupuesto Nacional para este año. El GPS de la economía mostraba alguna lejanía pero no tanto en el primer trimestre. La economía crecía con buena performance del sector de la construcción, automotor, motos, energías renovables, telecomunicaciones, entre otros. El sector público jugaba fuerte y traccionaba al sector privado. El tipo de cambio ya mostraba síntomas de movimiento mayor al esperado superando los 23 pesos post primer trimestre. La inflación reprogramada en 15% se proyectaba en 22% para ese momento.
Pero llegó la sequía y los pésimos resultados de la cosecha con pérdidas de u$s 8.400 millones no solo cambiaron los planes sino mostraron lo endeble que era la programación donde si una variable no resultaba movería las siguientes. La falta de financiamiento del déficit por parte de los mercados externos nos llevó al FMI y las fichas de dominó comenzaron a caer una tras otras sobre las variables macroeconómicas que ya conocemos con un peso que se devaluó frente al dólar un 100% en 40 pesos, una inflación que pasaría del 15% a más de 40% y una economía que en lugar de crecer al 3% caería al 2,4%. Desequilibrio externo, desequilibrio fiscal y atraso cambiario fueron los ingredientes de la mecha que hizo encender la pólvora.
En 15 días pasamos de la corrida contra el «peso» a la corrida contra el «precio». Previo a los resultados que mostrará el IPC Nacional este miércoles en forma privada a través de Focus Market vía scanntech (lector de código en 500 puntos de venta en todo el país) en el top 12 de categorías de productos que más aumentaron en el período enero a agosto de 2018 se encuentran: harina 131%, pastas secas 44%, aceite 45%, galletas saladas hasta 45%, yerbas hasta 36%, mayonesa hasta 37%, detergente hasta 38%, jugo líquido hasta 35%, té hasta 39,3%, gaseosas hasta 27%, pañales hasta 29,9% y condimentos hasta +5%.
Luego de intentar desestimular el programa «Precios Cuidados» al inicio de su gestión el Gobierno lo impulsa nuevamente convalidando un nuevo acuerdo entre la Secretaría de Comercio, empresas de consumo masivo y supermercados con aumentos en promedio de 3% para 550 productos desde septiembre de 2018 al 6 de enero de 2019. En los acuerdos previos el programa no funcionó por que no se encontraban los productos, las señaléticas del programa no estaban y las categorías ofrecidas caían mes a mes en su reposición. El Gobierno implementa un programa en el que no cree.
En más de una oportunidad referenciaron sus funcionarios un libro que recomiendo leer «4000 años de Control de Precios y Salarios – Como no combatir la Inflación» de Robert Schuettinger y Eamonn Butler. Los autores han estudiado más de cien casos experimentados en treinta países de los seis continentes en más de cuarenta siglos en los que se implementó el control de precios y salarios. En este trabajo concluyen que si bien en algunos casos la política de control fue efectiva para remediar los efectos de la inflación por un breve período, nunca solucionó definitivamente el problema, ya que esta política no pudo enfrentar a la causa real de la inflación: un aumento en la emisión monetaria que supera el aumento en la producción. Si pudiese este Gobierno los pondría al frente de la Secretaría de Comercio Interior pero en la práctica contradice el propio espíritu de su creencia. No está mal la referencia de precios, es necesaria en este momento pero el control sobre los supermercados con los cuales se suscribe el acuerdo más importante que la propia referencia sino el acuerdo no sirve.
Argentina se mantiene en el top 10 de inflación mundial desde el año 2007. En términos de agregados monetarios M2 (efectivo en circulación + depósitos a la vista + depósitos a plazo fijo hasta dos años) el Banco Central incrementó M2 en casi 15 veces el tamaño que tenía en 2007. A su vez, en los últimos años recurrió a esterilizar esos pesos excedentes en el mercado con LEBACS (letras del banco central en pesos) y que ahora los intenta convertir en LETES (letras en dólares). En términos comparativos la expansión de agregados monetarios de EEUU o la Unión Europea para el mismo período son entre 2 y 1,5 veces sus niveles de 2007. Déficit comercial, déficit de balanza de pagos, déficit fiscal no podía ser más financiados con deuda externa y la emisión de papel moneda para monetizar la deuda ya no es un recurso que el acuerdo con el FMI permite y eso es bueno. El Estado no es creador de riqueza. Por el contrario el Estado es un gran destructor e imposibilitador de creación de riqueza privada. Es más si la distribución social es un derecho en un país como Argentina con terribles desigualdades solo se puede generar distribución de la riqueza si se genera la riqueza primero. No hay magia.
En el remake de términos que quedarían atrás volvió uno a la mesa de los empresarios y trabajadores sin distinción de bolsillos: el «impuesto inflacionario». En el caso de los empresarios implica que ante los nuevos listados de precios con fuertes aumentos facturen mucho más pero además paguen más impuestos por vender menos volumen de productos en un contexto donde tienen inflación de costos por varios motivos: aumento de la nafta y peajes, suba de tarifas de servicios públicos, movimiento del tipo de cambio, ajustes salariales en tramos, incremento del costo de financiamiento y aumento impositivo camuflado en el incremento de la facturación con pérdida de rentabilidad real.
De acuerdo a la CAME las ventas minoristas muestran una caída de las ventas del 8% en el mes de agosto y 3,7% en el acumulado del año. El Gobierno en este contexto estima que la transmisión de la devaluación a precios en el mercado interno será menor a la esperada por este motivo a los efectos de llevar calma a los consumidores. Quizás lo que no se toma en cuenta es que produce una inquietud y desesperanza muy fuerte en el empresario Pyme. En 2014 se vivió un escenario muy similar pero de menor magnitud donde la devaluación había sido del 31%, la inflación del 38% y la caída de las ventas minorista del 6,7%. Resultado: el microempresario como el caso del comercio por mayor facturación inflacionaria los saltaba de categoría en el monotributo hacia el régimen de responsable inscripto con mayor presión tributaria en contexto de caída de ventas y alzas de costos llevándolos al cierre. Cuatro años después estamos en el mismo escenario para el sector minorista. Para el sector de la producción industrial Pyme el escenario no es mejor por qué a una tasa del 60% solo el 50% de ese universo está inscripto en la ley de promoción pyme y tiene sus cuentas al día con la AFIP a los efectos de acceder a las tasas graciables del Banco Nación. Resultado: imposibilidad de financiar su capital de trabajo, con inflación de costos y caída de ventas el cierre ya no solo es factible sino lo más probable.
CAME se reunió con el Presidente Mauricio Macri, Dante Sica (ministro de la Producción) y Mariano Meyer (secretario de Emprendedores y Pymes) a los cuales le manifestó la complejidad que enfrentan las pequeñas y medianas empresas con tasas al 60% y la distorsión que genera Ingresos Brutos en un contexto donde será de difícil eliminación o rebaja previo al acuerdo con las provincias por el presupuesto nacional 2019 siendo este impuesto una de sus únicas fuentes genuinas de recaudación a pesar que en su mayoría ya cuentan con un resultado fiscal positivo –según publica Ámbito-.
El Gobierno apuesta a una vez solucionado el frente externo y lograda la pax cambiaria dedicarse al frente interno pre elecciones. Dujovne necesita colaboración por que los dos frentes son muchos para un solo funcionario. La economía interna está muy diversificada por ramas y sectores con problemáticas muy disímiles. Llegó el momento de una medida tras otra para evitar la sangría. Un comercio que cierra es una clase media devenida a pobre. Una industria que cierra son cientos de trabajadores más sin empleo. No es lo mismo entrar en recuperación de la economía con pérdidas de empresarios y trabajadores en el camino que con ellos por qué el rebote potencial es mayor y por qué los costos políticos y sociales son menores. Hay que ser valiente y tomar las medidas antes que el 2018 se convierta en el 2014 tan criticado por Cambiemos en la campaña de 2015.