La pérdida del poder adquisitivo marca el pulso de las decisiones de consumo de los hogares y en ese contexto es que las familias empezaron a recortar varios de sus gastos. El último estudio de la Consultora Moiguer, realizado entre julio y agosto de este año, mostró que una amplia mayoría de las familias restringieron algún tipo de “gusto” para ajustar sus cuentas.
Según el estudio, un 67% de los hogares redujo sus gastos habituales, con el ajuste más pronunciado entre los estratos socioeconómicos bajos (77%) y medianos (62%), mientras que los de nivel socioeconómico alto disminuyeron sus gastos un 52%.
El motivo principal detrás de esta reducción de gastos es la dificultad para llegar a fin de mes, que afecta al 76% de los casos. En este contexto, hay una tendencia hacia la baja de gastos menos prioritarios, con un 15% de los encuestados recortando el consumo para protegerse de la incertidumbre económica.
El impacto de la crisis económica en los hábitos de consumo
De esta manera, los hogares reconocieron que ajustaron varias costumbres que antes hacían por placer. En concreto, un 74% de los hogares restringió algún gusto personal. Las áreas más afectadas son las reuniones familiares para hacer asado (54%), la compra de ropa (50%) y las salidas a comer afuera (46%). Por su parte, el 60% de los encuestados frenó planes como reformas en el hogar (30%), iniciar un negocio (12%) o mudarse (7%).
Además, el estudio describió:
- El 91% de los encuestados redujo o eliminó el uso de transporte privado como taxis o apps.
- El 86% dejó de comprar golosinas y chocolates.
- En un 83% bajaron las compras de primeras marcas de alimentos.
- El 80% también dejó de salir a tomar café o helado.
El informe también planteó las nuevas estrategias que están adoptando los consumidores. El 80% opta por comprar marcas más económicas, el 72% dedica al menos una hora semanal a buscar promociones y el 76% experimenta estrés al gestionar sus compras y presupuestos.
Asimismo, el 69% de los encuestados afirmó que los ingresos de su hogar están por debajo de la inflación, lo que llevó al 52% a percibir una capacidad de consumo “peor” o “mucho peor” que hace un año.
La utilización de ahorros para cubrir gastos cotidianos también creció. De hecho, el 55% de los encuestados recurrió a esta alternativa, con un 23% que empezó a hacerlo en el último mes y un 28% ya acostumbrado a esta decisión desde hace varios meses.
Por otro lado, el 45% de los encuestados optó por sumar horas de trabajo o iniciar emprendimientos propios en un intento de generar ingresos adicionales.