Otra brutal paliza por parte de una patota. Esta vez, se dio en Mar del Plata, cuando dos jóvenes de 20 años volvían a su departamento en la madrugada del sábado 25 de enero luego de asistir a un boliche fueron abordados por seis individuos que sin mediar palabra, los agredieron con golpes de puño, botellas y patadas, robándole el celular a una de las víctimas.
Ambos jóvenes habían elegido “la Feliz” para vacacionar este verano, y aprovechando que estaban en la ciudad, fueron a bailar a un boliche de Playa Grande. Volviendo al departamento en el que se hospedaban, llegando al cruce de Las Heras y Brown, una patota de seis jóvenes los agredió sin mediar palabra, asestándoles golpes de puño, botellazos y patadas.
Uno de las víctimas sufrió el robo de su celular, sin embargo el otro no, por lo que no entienden cuál fue el motivo de semejante paliza.
Luego del episodio, quisieron denunciarlo en una comisaría de Mar del Plata, donde no les tomaron la denuncia ya que “no era su jurisdicción”. En la segunda comisaría que visitaron, no los quisieron escoltar para recuperar el celular robado, que ya estaba rastreado.
“Nos atacaron de la nada. Nos dimos cuenta que teníamos a los seis encima nuestro. Lo empiezan a atacar primero a él, que le pegan una patada y lo tiran al suelo. Y después me empiezan a atacar a mí. Ahí a los dos nos pegan en el piso y ahí es cuando me manotean el celular. A mi amigo por suerte no le robaron nada. Podríamos no estar contándolo ahora”, relató Santiago, una las víctimas, en diálogo con TN.
“Yo si era por mí le daba el celular, pero ni siquiera me dejaban agarrarlo y dárselo. Me pegaban en la cabeza, ni siquiera en el cuerpo. En el mismo video se ve cómo intentan correrme la mano para pegarme en la cabeza. Es increíble cómo se manejaron porque fue un ataque cobarde. Nos agarraron por atrás y nos pegaron en el suelo. Nos pegaron sin asco, sin importarles nada”, remarcó la otra víctima, a quién no le robaron, pero golpearon brutalmente.
Ante el poco interés de los efectivos marplatenses en dar con los delincuentes, ellos decidieron buscar a los culpables por su propios medios: “Fuimos a rastrear los videos de cámaras de seguridad con la ayuda de una abogada. La Policía ni siquiera se encargó de hacer algo por nosotros, ni siquiera asistencia médica”.