El médico psiquiatra José Abadi llamó a practicar un “optimismo lúcido” y una “esperanza activa” para hacer frente a la inestabilidad ocasionada por el aislamiento.
A casi 70 días de la implementación del aislamiento social, preventivo y obligatorio por el coronavirus, la psiquis lidia con los efectos emocionales de la prolongación del encierro, describe Cristina Pérez para Radio Mitre.
En tiempos de confinamiento y alteración de las rutinas, las oscilaciones anímicas son moneda corriente y la estabilidad psíquica se presenta como un desafío.
En diálogo con Radio Mitre, el psiquiatra José Abadi planteó que la curiosidad hoy puede ser un antídoto para combatir el malestar psicológico que provoca la cuarentena.
“Es un ejercicio fundamental en el ser humano como posibilidad de investigar y de aprender. Tiene que ver con intentar lo nuevo, el cambio y al ansia de saber. Es no quedarse con lo inmediato y lo superficial. También está ligada a un intento de aumentar nuestra posibilidad de ser felices”, destacó en Radio Mitre.
A su vez, Abadi argumentó que el anhelo de comprender “es lo que muchas veces le prohíben a la gente los que quieren tener un poder opresivo porque cuestiona en la medida que es pregunta. No mirar más allá de, encuadrarse en lo que dado”.
Por otra parte, el especialista afirmó que gran parte de la ansiedad y la angustia generada por la pandemia de coronavirus está vinculada al sentirnos “arrinconados por la amenaza de lo que no podemos dominar”.
No obstante, el terapeuta opinó que es posible extraer un aprendizaje positivo de esta singular experiencia que atraviesa a todo el mundo.
“Si ante una situación como esta uno es dueño de un optimismo lúcido, eso nos llevará a tener a la esperanza como un movimiento activo y no como un esperar pasivo. Se vuelve un entusiasmo que nos impulsa a tratar de lograr lo que estamos ambicionando”, reparó.
En esa línea, José Abadi remarcó que “si tenemos una expectativa ansiosa -ganas-, seguramente pondremos en marcha la imaginación, cierto radar que pesquisa algo que habitualmente no miramos”.
“Eso nos saca de una situación de aplastamiento que enseguida lleva a la depresión. La esperanza activa es la confianza en que vamos a poder alcanzar como logro aquello que estamos ambicionando. Ese alcanzar está ligado a la noción de proyecto, por lo tanto es mañana y es porvenir”, insistió.
Si bien el entrevistado señaló que “nadie pretende ni supone que se es capaz de una arquitectura en la cual no existan pesares, adversidades y frustraciones”, subrayó que “el asunto es cómo las integramos, las barajamos y las enfrentamos”.
Para cerrar, Abadi fue más allá de la escenario actual al preguntarse si en los momentos previos al advenimiento del Covid-19 estábamos tan relacionados como creíamos.
“¿No estábamos muy aislados ya? Inclusive una sociedad que se define como conectada, como si la conexión fuera una relación. ¿Estábamos en serio dialogando y escuchando al otro? ¿Estábamos en algo distinto a una repetición en la cual nos movíamos como una especie de ping pong en un blindaje narcisista?”, planteó el escritor a modo de conclusión.