Con mayor o menor grado de afectación, el aislamiento obligatorio dejó a toda la industria petrolera en la misma situación y con un solo deseo: que se reactive la demanda. El precio del crudo, el congelamiento de los combustibles y hasta el barril criollo hoy están en segundo plano y lo que principalmente preocupa es la falta de mercado para colocar su producción.
Las expectativas de las petroleras para los próximos meses no son buenas, pero no parece que exista un escenario superior. Proyectan que, de no empeorar la situación con el Coronavirus, la demanda minorista se irá recuperando lentamente y recién a fin de año habrá una suerte de equilibrio entre la producción y demanda –según publica Diario Río Negro-.
Hoy hay cerca de dos meses de producción de la Cuenca Neuquina metidos en los sistemas de almacenaje a la espera de mercado, y será lo primero que se utilice al reactivarse la demanda. Este contexto llevó a que en los pocos casos de venta que se realizaron el precio promedió los 19 dólares y en algunos casos particulares fue menor a los 9 dólares por barril. Valores que se encuentran bastante lejos de los costos de operativos que oscilan en los 35 dólares.
Los valores de mercado actuales reflejan la crisis actual por la que atraviesa el sector que ante la necesidad de generar caja para cubrir los gastos corrientes prácticamente regalaron producción. Pero más allá del precio, hoy las petroleras operan para almacenar y no para vender, una ecuación que no es sostenible a lo largo del tiempo.
“Hoy los números de venta no te permiten cubrir los costos operativos, es una situación compleja que tiene una proyección de al menos 3 meses más”, aseguró el vicepresidente y CEO de Petróleos Sudamericanos, Alfredo Bonatto, en diálogo con Energía On.
El producir para almacenar y no para vender genera un hueco en la caja de las operadoras y es que las petroleras pagan un 15 por ciento de su producción a las provincias en carácter de regalías, sin importar si esos barriles se venden o no.
“Esto es algo similar a tener que tributar sin tener ingresos, es algo que se puede sostener 1 o 2 meses, después se torna insostenible”, indicó Bonatto.
Lo cierto es que las provincias también sienten el impacto y es que no solo bajó el nivel de producción sino también los precios no son los mismos que hace unos meses.
Ante este escenario, las petroleras –principalmente las orientadas a los campos maduros- aplicaron diversas estrategias en sus campos al no tener la opción de colocar producción en el mercado.
En algunos casos tomaron la decisión que la gran mayoría trata de evitar que es el cierre de pozos. Una medida que puede traer una inmensidad de problemas cuando se los intente volver a poner en operación. No solo cae el nivel de producción, que de por sí son bajos, sino que puede costar varios meses volver al nivel posterior al cierre.
Otras suspendieron las campañas de pulling, y cada pozo que debía entrar en ese proceso no se lo hace y se equilibra la producción acorde a la baja demanda.
El próximo desafío al que se enfrentará la industria local será en Junio. Si bien las petroleras chicas lograron garantizar almacenaje para la producción de Abril y Mayo, aún no saben qué pasara en el sexto mes del año y aseguran que podrían verse obligado a restringir todavía más la producción en caso de la que el consumo no se reactive como esperan.
“Quedan unos cuantos meses, de un crecimiento lento de la demanda. No vemos que la curva de demanda crezca en forma exponencial, creemos que va a crecer con una pendiente suave de acá a fin de año. En función de eso vamos replanteando la situación”, concluyó Bonatto.