En el mes, el IPC arrojó un alza del 20,6%; los alimentos tuvieron un encarecimiento promedio del 20,4%; fuerte efecto de la devaluación, pese a la caída del consumo.
Es un número dramático que se esconde en la cotidianidad argentina. En línea con el 20,6% que arrojó la inflación del Indec en enero, el precio de los alimentos y las bebidas, el componente central de la canasta de consumo de las familias, acompañó la tendencia, con una desaceleración tras el shock de diciembre. Según el organismo oficial, en el primer mes del año la categoría que más pesa en el relevamiento estadístico se encareció en promedio un 20,4%.
De esta manera, el rubro registra una inflación del 56,2% en el último bimestre. En otras palabras, una canasta hipotética que a inicios de diciembre costaba $5000, a fin del mes pasado ya se vendía a $7808. En 12 meses, la suba de los precios de los alimentos es del 296,2% en promedio. Es decir, que, en el último año, su valor en pesos casi se cuadruplicó.
Detrás de esta dinámica, se combinan una serie de factores, vinculados fundamentalmente con cuestiones macroeconómicas. Hasta el cambio de gobierno, la categoría ya mostraba una dinámica compleja de precios, y encabezaba mensualmente el listado de categorías con mayores remarcaciones. Pese al esquema de controles y programas oficiales, la escasez de divisas y las trabas a las importaciones condicionaban el acceso a insumos y, consecuentemente, la oferta en el mercado o la evaluación del costo de reposición.
La devaluación del 13 de diciembre aceleró esa dinámica, que implicó un shock de precios que dejó a la categoría nuevamente entre las que más se encarecieron, en una dinámica inercial que se mantuvo en enero. Además del costo de los insumos importados, el rubro se vio afectado por un encarecimiento de materias primas exportables y otros productos claves en la cadena (aceites, harinas). En el caso de las carnes, se encareció el alimento (granos), hubo menor oferta por la apertura exportadora y las consecuencias de la sequía sobre el sector.
Solo en enero, la suba de precios de alimentos y bebidas explicó 5,53 puntos porcentuales del 19,6% de inflación acumulada en el mes en el Gran Buenos Aires. En la Patagonia, donde las alzas fueron aún más marcadas (27,5%), el rubro alimentos explicó 8,52 puntos porcentuales del 24,2% de inflación promedio. “Al interior de la división se destacan las subas de Carnes y derivados y Pan y cereales”, explica el informe del Indec.
Al interior de la categoría de alimentos, bebidas y artículos de primera necesidad que releva el Indec se observa que todos los incrementos mensuales fueron de doble dígito, a excepción de un producto que tuvo una fuerte caída de precios. Es el caso del tomate, que estacionalmente ingresó en su época de mayor oferta y se desplomó un 16,9% (había caído otro 24,5% en diciembre).
Entre los panificados, se destacan las subas del pan de mesa (43%), las galletitas de agua envasadas (42,1%, $774,16 el paquete de 250 gramos), y las galletitas dulces envasadas sin relleno (32,4%). Insumos básicos para la cocina como la harina (35,2%) y el arroz (31,4%) también tuvieron fuertes remarcaciones en enero, al igual que la leche entera en sachet (37%, cuesta $842 el envase de un litro), la leche en polvo (25,8%) y el aceite de girasol (31,9%).
Entre las frutas, las principales subas se dieron en la naranja (58,4%) y el limón (39,3%) -están fuera de temporada- y la manzana deliciosa (21,6%). La banana, en cambio, registró según el Indec una suba del 5,8%.
Entre las verduras, los impactos más significativos estuvieron en la cebolla (21,3%), la lechuga (49,3%) y el zapallo anco (35,8%), mientras se mantuvieron sin ajustes por una mayor oferta estacional la batata (0,6%) y la papa (0,9%).
La carne y sus derivados tuvo movimientos heterogéneos. Cortes vacunos como el asado (6,2%), la paleta (9,1%), el cuadril (9,4%), la nalga (10,4%) o la carne picada (10,4%) estuvieron por debajo del promedio, mientras que otros alimentos derivados procesados como las hamburguesas congeladas (30,8%), la salchicha tipo Viena (40,7%), el salchichón (24,9%), el salame (21,6%) y el jamón cocido (20,8%) superaron la media. También tuvieron subas el pollo entero (13,9%) y el filet de merluza (33,7%).
Los lácteos fueron otro rubro con fuertes subas en el mes. Se destacaron el queso sardo (29,9%), el pategrás (28,3%), el cremoso (23,9%) y el yogur firme (31,7%), además del dulce de leche (21,1%). Otros productos con subas fuertes fueron el café molido (70,5%), afectado directamente por la devaluación; el shampoo (57,1%), los pañales descartables (65,3%) y el desodorante (47,6%).
