Entre tanta información técnica y detalles que no terminan de estar claros, hay un dato clave que no tiene discusión.
RN.- Segmentación, topes al consumo con descuentos, kilovatios, metros cúbicos y otras delicias de una terminología demasiado técnica conforman un nuevo vocabulario para los usuarios residenciales de dos servicios públicos clave: la electricidad y el gas. Las facturas irán llegando con aumentos cuya potencia dependerá de muchos factores, pero hay un beneficio que en Neuquén y Río Negro (y el resto de la Patagonia) no se perderá.
Mucho antes de que los subsidios terminaran distorsionando los mercados del gas y de la electricidad, en el presupuesto de 2002 se estableció la creación de un Fondo Fiduciario para Subsidios de Consumos Residenciales de Gas para financiar «las compensaciones tarifarias para la Región Patagónica, Departamento Malargüe de la Provincia de Mendoza y de la Región conocida como Puna, que las distribuidoras o subdistribuidoras zonales de gas natural y gas licuado de petróleo de uso domiciliario, deberán percibir por la aplicación de tarifas diferenciales a los consumos residenciales», además de «la venta de cilindros, garrafas o gas licuado de petróleo, gas propano comercializado a granel y otros, en las provincias ubicadas en la Región Patagónica, Departamento de Malargüe de la provincia de Mendoza y de la Región conocida como Puna».
Hay que mirar la factura
Con este fondo, se subsidia históricamente en esta zona del país la mitad del «componente gas» de la factura, también conocido como PIST (que es el «punto de ingreso al sistema del transporte»). Hay otros componentes en la boleta, como las tasas o impuestos, y la porción que conforma los ingresos de las distribuidoras como Camuzzi.
Este subsidio no le representa gastos al Tesoro porque se financia «con un recargo de hasta un 7,5% sobre el precio del gas natural en punto de ingreso al sistema de transporte, por cada metro cúbico, que se aplicará a la totalidad de los metros cúbicos que se consuman y/o comercialicen por redes o ductos en el territorio nacional cualquiera fuera el uso o utilización final del mismo».
Dicho de otra manera: todos los usuarios del país aportan a este fondo, incluidos los que vivimos en las zonas beneficiadas.
Cada vez más
Hace un año, lejos de achicar el universo subvencionado, el gobierno nacional amplió este beneficio a otras áreas del país, por fuera de las originales, mencionadas en la ley de presupuesto de 2002.
El subsidio que se irá perdiendo, según el plan del gobierno nacional, es el que cubre la diferencia entre lo que se paga por el gas a los que lo extraen, lo separan y lo colocan en los ductos, y lo que se efectivamente transfiere a todos los usuarios del país, residenciales, comerciales o industriales. Ese diferencial se cubre con aportes del Tesoro.
También pone dólares el gobierno nacional para importar gas en barcos, que se licúa para poder transportarlo, y el preciso volverlo a su estado gaseoso para inyectarlo a las redes.