Desde Brasilia, un informe de Raúl Kollmann, Irina Hauser y Dario Pignotti para Página/12.
La gran pregunta de la causa de las fotocopias de los cuadernos es ¿dónde está la plata? En el mes que tiene la investigación –poco tiempo– todo consistió en un desfile de empresarios y funcionarios, en los cuales los primeros dijeron que pusieron dinero, muchísimo menos de lo que escribió el chofer Oscar Centeno, principalmente para campañas electorales y gastos políticos, pero también coimas siderales para arreglar licitaciones. En su acusación, el juez Claudio Bonadio dijo que se trató de una asociación ilícita cuyo objetivo era el enriquecimiento personal de Cristina Fernández de Kirchner y del fallecido Néstor Kirchner. Si éste fuera el caso, el dinero tiene que estar en algún lado: en cuentas en el exterior, en sociedades ocultas, en bóvedas, en propiedades. Tal como se descubrió con muchos en Brasil, no con Lula ni con Dilma Rousseff. Pero también falta que los empresarios digan en cuánto sobrefacturaron, en qué obras, en qué contratos, y que se busque y recupere esa plata. Mientras no se encuentre el dinero supuestamente pagado por unos y cobrado por otros, mientras no aparezcan los fondos que se llevaron ilegalmente las empresas, la causa será más una persecución política, centrada en sacar de la cancha a Cristina, que una investigación judicial. Basta mirar a Brasil.
En Argentina hasta ahora aparecieron los nueve millones de dólares de José López y unos dos millones y medio de dólares de Ricardo Jaime, según consta en las respectivas causas por enriquecimiento ilícito. En la mira también esta el ex secretario de Néstor Kirchner, fallecido hace dos años, a quien se investiga por propiedades en Miami, pero por ahora es una presunción. No se le encontraron cuentas, sociedades o bóvedas ni a Cristina ni a Néstor ni a Julio De Vido ni a Roberto Baratta. Ya se sabe que a los que sí le encontraron cuentas, sociedades y dinero oculto fue a la familia Macri y a buena parte de los funcionarios del actual gobierno, que aparecen en los Panamá Papers y los Paradise Papers, o blanquearon fondos escondidos.
En Brasil se encontraron cuentas que movieron dinero de coimas en Hong Kong, Suiza, Montecarlo, Bahamas, Montevideo, Andorra, Nueva York, Holanda, Paraguay y otras ciudades y países. Hay números de cuenta, montos muy precisos, no confesiones sin datos.
- A Geddel Vieira Lima, ministro del presidente Michel Temer, lo descubrieron con 16 millones de dólares en cajas en su casa (foto). Los peritos tardaron 14 horas en contar el dinero.
- A Sergio Cabral, ex gobernador de Rio de Janeiro, le encontraron 100 millones de dólares en 15 cuentas en Suiza, Bahamas y otros países. Y dos millones y medio de dólares en diamantes y oro.
- A Eduardo Cunha, todopoderoso ex presidente de la Cámara de Diputados, le detectaron cinco millones de dólares en cuatro cuentas en Suiza, alguna a nombre de la sociedad Jesucristo.com.
- A Paulo Preto, asesor del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, le encontraron 13,3 millones de dólares en cuentas en Suiza.
- A Rodrigo Rocha Loures, asesor de Temer, lo sorprendieron con una valija en la que llevaba 142.000 dólares, el pago mensual por sobornos del frigorífico JBS.
- Pedro Barusco, ex directivo de Petrobras, aceptó devolver 97 millones de dólares de maniobras en contratos de la petrolera de administración estatal. Le encontraron, entre muchos otros bienes, una cuenta con 12,5 millones de dólares en Suiza.
- Paulo Roberto Costa, también ex directivo de Petrobras, devolvió 28 millones de dólares. Entre otras cosas le encontraron el yate Costa Azul, de 500.000 dólares.
Pero también resulta interesante o que ocurrió con las empresas.
- El astillero Keppel Fels tuvo que devolver 200 millones de dólares por licitaciones arregladas. Se supone que había sobreprecios, pero la base es la manipulación de las licitaciones, coimas mediante.
- Odebrecht firmó acuerdos para pagar casi 800 millones de dólares por la misma razón, licitaciones fraudulentas. La constructora pagó esa cifra en Brasil, Estados Unidos y Suiza.
- La cementera Camargo Correa igualmente firmó un acuerdo para devolver 200 millones de dólares de licitaciones ganadas pagando coimas.
- La constructora OAS, la del departamento en Guarujá, trata de llegar a un acuerdo de devolución de dinero, pero todavía no se concretó.
Los cambistas Alberto Yousseff, Leonardo Meirelles y Darío Messer aportaron información sobre cuentas ocultas. Y los datos fueron manipulados groseramente por la justicia brasileña: el rumor extendido es que se encontraron incluso cuentas de miembros del Tribunal Supremo, y eso se tapó.
El propio juez Sergio Moro fue el que más usó, abusó y ocultó información. Todo se hizo en función de la política. Por ejemplo, hay dinero que las empresas entregaron para campañas electorales, lo que en Brasil no es un delito penal sino, como en la Argentina, una infracción a la ley electoral. Moro no hizo distingos entre coimas y aportes en negro para campañas electorales. Y, sobre todo, el magistrado no le pudo encontrar nada de nada ni a Lula ni a Rousseff, lo que demuestra cómo se está usando la justicia a nivel continental: el único objetivo de Moro y aquí en la Argentina es evitar el regreso de lo que ellos llaman los gobiernos populistas. Por eso está preso Lula.
Lo más llamativo es que los empresarios desfilaron ante el fiscal Stornelli, hicieron confesiones en general, pero no aportaron ningún dato concreto: de dónde sacaron el dinero, qué licitación manipularon, qué sobreprecios cobraron, cuál fue la forma en la que se pagó, que obtuvieron a cambio. En el caso de la Hidrovía, CFK mostró que el decreto por el que Gabriel Romero dice haber pagado 600.000 dólares, sólo consistió en homologar un acuerdo que tuvo el visto bueno del Congreso. Lo apretaron para que diga algo contra Cristina y se ve que fue lo único que se le ocurrió.
El lanzamiento de la recompensa para quien aporte datos sobre dinero oculto es una muestra de que el Poder Ejecutivo, que maneja todo a través del comando de Cambiemos que actúa en Comodoro Py, está con dificultades para conseguir pruebas. El dinero no aparece. Y, lo que más les interesa es que aparezcan fondos ocultos atribuibles a la ex mandataria y su familia. Cuando los fondos buitres dijeron, a través de Clarín y la revista Veja, que Máximo tenía 61 millones de dólares en el Felton Bank de Delaware, hasta la propia Reserva Federal de Estados Unidos tuvo que salir a aclarar que todo era falso.