Cristina y Macri se sienten candidatos en una sociedad que no cree en nadie

La Vicepresidenta apuesta al factor religioso. Y el ex mandatario define en marzo su futuro electoral. Mientras, los argentinos se perciben más pobres y sin chances de mejora para la elección de 2023. Ninguna de…

domingo 18/09/2022 - 10:29
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La Vicepresidenta apuesta al factor religioso. Y el ex mandatario define en marzo su futuro electoral. Mientras, los argentinos se perciben más pobres y sin chances de mejora para la elección de 2023.

Ninguna de las crisis que ha tenido la Argentina en las últimas cuatro décadas ha sido gratuita. Fue traumática la transición entre Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Fue doloroso el estallido del 2001 y este tiempo signado por la gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner ha sumergido al país en un subsuelo de decadencia y degradación que hasta consigue el milagro de mejorar la imagen de muchas de las desgracias recientes, según publicó Infobae.

Este fenómeno comienza a quedar registrado en muchas de las encuestas cualitativas que encargan los dirigentes políticos, expectantes ante las elecciones del año próximo. Un trabajo de la consultora Isonomía, por ejemplo, advirtió en sus focus groups cómo se han ido desmoronando las esperanzas hacia el futuro de un amplio sector de la sociedad argentina.

En la encuesta hay varias respuestas que configuran ese estado de decepción, pero hay tres datos que sobresalen del resto.

1.- La mayoría de los encuestados creen que esta crisis económica y social, la que administra el Frente de Todos con Alberto y Cristina como gobernantes, es peor aún que la de diciembre del 2001, que lideró la Alianza y que terminó con la renuncia del presidente Fernando De la Rúa. Es un punto bien sujeto a polémicas, pero es lo que surge de las respuestas.

2.- Una mayoría parecida está convencida de que las elecciones del año próximo no van a resolver sus carencias actuales. La situación fue muy diferente en 2015, cuando centraban sus expectativas en el próximo gobierno. Eso ahora no ocurre, sea quien sea el elegido o elegida como próximo presidente.

3.- Cuando se consulta a personas de sectores socioeconómicos medios o medio bajos, la mayoría de ellos afirman que son pobres. Que se perciben pobres, que sus familias son pobres y que sus amigos y conocidos también son pobres. Y eso a pesar de que, por sus niveles familiares de ingresos, no pertenecen al segmento de la población considerada pobre o indigente.

Los encuestadores denominan a ese fenómeno con un concepto que habrá que tener muy encuenta: “pobreza emocional”. Se trata de personas que, por haber sido forzados a reducir sus niveles de consumo alimentario, de sus gastos en salud, en educación y en entretenimientos, se consideran más pobres de lo que son realmente. Esa preocupación y esa carencia se traduce básicamente en angustia. Y todos esos sentimientos son ríos que desembocan en un mismo mar: el del descreimiento.

Por eso, por ese sentimiento que embarga a una sociedad absolutamente descreída, no es extraño que todas las encuestas encargadas después del intento de atentado contra Cristina Kirchner registren las sospechas de los sectores mayoritarios.

La evidencia de las imágenes, que mostraron al brasileño Fernando Sabag Montiel fallando un disparo contra la Vicepresidenta, y los mensajes telefónicos entre él y su pareja, la joven Brenda Uliarte, que investiga la Justicia y que los muestran planeando una acción agresiva en los días previos, parecen no ser suficiente prueba. Una buena cantidad de argentinos se muestran todavía escépticos sobre los orígenes del incidente.

“Podés ganar la interna Mauricio, pero no te dan los números si vas a una presidencial”, le avisó el hombre que lo ayudó a llegar a la Casa Rosada, y que después también lo ayudó a alejarse. Nada que no le hayan dicho otros encuestadores, pero como Cristina, Macri confía en que los números adversos de hoy podrían revertirse a su favor si el país continúa agrietado.

Cristina y Macri no son candidatos todavía, pero sienten en estéreo que podrían serlo si las circunstancias de la Argentina se tornan aún más dramáticas. Por delante está la elección de Brasil y la Vicepresidenta cree que su camino puede allanarse si Lula Da Silva gana en primera vuelta el próximo 2 de octubre. Del mismo modo que Macri verá como una señal a su favor la posibilidad (hoy aparentemente más complicada) de que el ganador termine siendo el impredecible Jair Bolsonaro. Cintura cósmica del sur.

Sería una repetición de la batalla política de los últimos doce años, con Cristina y Macri siempre como antagonistas. Claro que están los dirigentes del recambio generacional dispuestos a cortarles el camino. Sergio Massa apuesta al milagro de frenar la inflación y ordenar la economía para convertirse en la opción inevitable a la Vicepresidenta. Y están Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, más los radicales Facundo Manes, Gerardo Morales, Alfredo Cornejo y la expectativa de María Eugenia Vidal para probar el modelo olvidado del diálogo entre gobierno y oposición que modere la sensación permanente de naufragio.

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