Durante un encuentro con intendentes bonaerenses, la Presidenta señaló que «la lealtad está vincualda con los intereses del pueblo y de la Patria, que son lo mismo», y advirtió que «el gran desafío que tiene toda la dirigencia partidaria es institucionalizar los derechos y garantías adquiridos y el desarrollo productivo alcanzado en estos casi diez años de gobierno», que definió como «una década ganada». «El peronismo -agregó- no se mide por la antigüedad, se mide en los hechos, por las obras y por los compromisos».
Luego de reivindicar su condición de peronista y recordar que «odio al justicialismo», Cristina Kirchner sostuvo que el modelo económico social vigente «tiene la virtud de beneficiar inclusive a quienes no están de acuerdo con él, cosa que no sucede con los modelos excluyentes». Más adelante señaló que «la lealtad del pueblo con Perón y Evita se basa en la defensa y representación de sus propios intereses», y criticó a quienes no comprenden que «el progreso es una construcción colectiva».
Afirmó que «este 17 de octubre es muy especial porque nos encuentra en un mundo devastado», agradeció que la Argentina esté «fuera de los mercados de capitales, porque si no estaríamos llenos de activos toxicos», y parafraseó a Arturo Jauretche, quien decía que «‘las mayoría tienen mucha alegría porque han conquistado muchos derechos’: por eso el peronismo es alegre».
Durante su discurso, la Presidenta agregó que «el crecimiento ha sido para todos, incluso ha sido mayor para los que más tienen». Sin embargo, advirtió, «tanto ahora como en el primer peronismo, por prejuicios arraigados muy profundamente, muchos creyeron que habían crecido porque sí y no comprendieron que se trataba de un proceso colectivo». «Cuando uno ve que algunos poderosos se ponen del lado de los buitres… cuánta irracionaliddad. Allí hay un profundo desamor al pueblo», concluyó.