Cristina Kirchner cerró 2010, el peor año de su vida en lo personal –según sus propias palabras–, junto a sus hijos, Máximo y Florencia; a su suegra, María Ostoic; y a su cuñada, Alicia K, en su flamante adquisición: una coqueta y enorme casa en el Barrio Jardín de Río Gallegos.
El viernes, antes de la cena, la jefa de Estado hizo una visita fugaz al cementerio y se paró frente al panteón donde descansan los restos de Néstor. Estuvo acompañada por Florencia. Un fuerte operativo de seguridad impidió que la prensa la molestara.Luego, CFK volvió a su casa y Florencia partió con rumbo incierto.
La muerte del ex presidente la marcó a fuego. El jueves, antes de viajar a Santa Cruz, CFK grabó un mensaje de fin de año en su despacho –que sería retransmitido a las 21 por cadena nacional– en el que ocupó varias partes de su discurso para rememorar a su compañero de la vida.
“El 31 de diciembre a las 12 de la noche todos levanten sus copas y, en algún momentito, un segundo nada más, piensen también en él, porque él tuvo mucho que ver en este país que hoy tenemos todos”, dijo. Desde aquel fatídico 27 de octubre, Cristina no abandonó la vestimenta de luto y se quebró casi siempre que lo nombró en público. Recibió 2011 con la misma angustia, aunque con la expectativa de volcar sus energías a la gestión. “Prometo redoblar los esfuerzos”, anticipó. Para dar prueba de ello, desistió de tomarse unos días de descanso: retomará su actividad en la Casa Rosada mañana. Para el 13 ya tiene agendada una gira por el exterior, que arrancará en Turquía.
Durante la tarde del 31 de diciembre recibió la visita de su secretario privado, Daniel Alvarez (se postula como candidato a intendente de Gallegos) y del médico presidencial Luis Buonomo. Cerca de las 20, un Peugeot 206 se estacionó en la vivienda ubicada en la calle Mascarello 441. Los guardias de seguridad descargaron del baúl un cordero sin cocinar y lo metieron en la casa.
A las 21 empezaron a llegar los comensales. Primero entraron la hermana de Néstor, Alicia, y su madre, María Ostoic. Después llegó Florencia en un taxi. A las 22.30 Máximo y su novia, Rocío García, ingresaron en una camioneta Honda CRV gris al garaje de la propiedad presidencial.
Abocados a proteger a la jefa de Estado y a su familia había seis camionetas (cuatro Toyota Hilux, una Ford y una Chevrolet). Alrededor de 15 custodios observaban la propiedad, algunos de ellos desde la garita con vidrios polarizados que se encuentra enfrente. La Presidenta llegó a Río Gallegos el jueves a las cinco de la tarde, a bordo del Tango 01, acompañada por Florencia y Alicia, y por su ama de llaves de toda la vida, “Cuca”. CFK descendió del avión con un paraguas para protegerse de la lluvia y se subió a un Honda Civic azul que solía usar Néstor, en el asiento del acompañante. Detrás la seguía parte de su custodia, que viajaba en una de las camionetas, Toyota Hilux blanca. Minutos más tarde, el Honda Civic se metió en el garaje de la nueva casa familiar.
Ese día, Máximo –que vive en las afueras de la ciudad– se acercó a las seis de la tarde. Compartió con su madre y su hermana un par de horas y se retiró como llegó, en su camioneta Honda CRV, solo. A Alicia la pasaron a buscar por el aeropuerto y se fue a la casa de una de sus hijas.
Cristina no volvió a El Calafate desde que murió su esposo. El lugar la enfrenta con una verdad dolorosa: la desaparición física de “Lupo”. Entonces escogió la nueva casa familiar de Río Gallegos como refugio. Pasó allí la Navidad junto a los suyos. Recibió 2011 también en el mismo lugar.
Antes de que llegara la Presidenta, el personal doméstico estuvo activo: mandó a comprar víveres para la estadía. También se pudo ver a un jardinero trabajando y continuaron las refacciones del hogar, comprado hace más de dos meses por los Kirchner. El miércoles, un grupo de obreros ingresó a la vivienda una chimenea que fue colocada en el quincho, una de las ampliaciones ordenadas por el matrimonio y ejecutada por Austral Construcciones, la empresa de Lázaro Báez. También llegaron muebles.
Una casa con historia K. Los Kirchner adquirieron la casa de la calle Mascarello hace más de dos meses. Pero no es nueva. Tiene más de 15 años. Fue construida por el maestro mayor de obras Raúl “Tito” Lascano, ex secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Río Gallegos, en los tiempos en que Néstor Kirchner era intendente. Compartió el lugar con su entonces esposa, Liliana Korenfeld (actual diputada nacional del Frente para la Victoria). Pero se separaron y, tras el juicio de divorcio, la casa habría quedado para Korenfeld.
Fuente: Diario Perfil