Aunque la caída de la actividad comenzó en los últimos meses del 2023, la profundización de la recesión durante el primer trimestre de este año sumada a la falta de claridad por parte de los empresarios en torno a una rápida recuperación hicieron que las decisiones en materia de reducción de trabajadores comenzaran a acelerarse.
Varios sectores en situación crítica que habían enfrentado la crisis durante el verano con reducción de horas extras, adelanto de vacaciones y hasta suspensiones, en marzo ya no tuvieron más remedio que empezar con los despidos, publicó Infobae.
Si bien todavía no son masivos, son cada vez más las firmas que avanzaron por este camino, con el agravante de que no esperan mejoras para los próximos meses.
A esta realidad de la actividad privada, que afecta especialmente a los sectores industriales y a la construcción, se suma lo que está sucediendo en el sector público, ante la firme decisión del Gobierno de avanzar por una segunda tanda de desvinculaciones mucho más agresiva. A los despidos ya ocurridos, en las próximas horas se confirmará la cesantía de unos 70.000 contratados, según confirmó el propio presidente Javier Milei. Esta decisión apunta a seguir reduciendo el gasto público y sostener el superávit fiscal logrado durante el primer bimestre del año.
En el sector privado, la contracción fiscal y monetaria para combatir la inflación se está sintiendo con una fuerte baja de la actividad. En el sector de la construcción, lo que está impactando es la decisión del Gobierno de frenar toda la obra pública, lo que generó, desde diciembre, la cesantía de unos 100.000 trabajadores, según los números que manejan en la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco). En otros sectores, especialmente industriales, la drástica caída del salario producto de la alta inflación generó mermas en las ventas de hasta 60% en algunos casos.