El tipo de cambio se disparó y, a un paso de los $42, quedó cerca del récord: Ante el desarme de posiciones de los fondos especulativos que ingresaron para hace carry trade, la escalada del dólar se acelera.
En un contexto internacional más adverso para los mercados emergentes y ante las tensiones locales por la crisis económica y el clima electoral que empieza a ganar la agenda, el tipo de cambio se disparó ayer con fuerza y quedó a un paso de los $42. Los analistas prevén que la suba continúe los próximos días.
El billete minorista trepó 87 centavos (2,1%) a $41,71, según el promedio de las entidades de la city porteña que elabora el Banco Central. En el Galicia y el Santander, terminó a $41,90. Mientras tanto, en el mercado mayorista, donde intervienen los bancos y las grandes empresas, la divisa saltó 2,4% a $40,75.
Como adelantó BAE Negocios, el mercado esperaba un fuerte impacto tras el derrumbe de las acciones y bonos argentinos en el exterior durante los feriados de carnaval. El fortalecimiento del dólar frente a las monedas emergentes también complicó al peso, que producto de los desequilibrios locales volvió a ser la más castigada.
«El dólar (mayorista) arrancó la mañana con un gap de 39 centavos y rápidamente y con muy poco volumen llegó a operar a $40,70 por demanda de inversores al ver que los bonos estaban con fuertes bajas y una importante suba en el riesgo país», señalaron desde ABC Mercado de Cambios. Luego de un respiro a media rueda y pese al escaso volumen producto de la absorción de pesos del BCRA, a minutos del cierre la divisa pegó un nuevo salto.
Los operadores de la city coinciden en que la dolarización de carteras comenzó a acelerarse. Ante esa realidad, el Banco Central volvió a apretar el torniquete monetario, tal como anunció la semana pasada. En la subasta diaria de Leliq, aspiró $38.600 millones y convalidó una suba de la tasa de 33 puntos básicos a 50,55%. Sin embargo, el ajuste no alcanzó para contener el tipo de cambio.
Son varios los factores que ensombrecen las perspectivas cambiarias (y, por ende, de la economía en su conjunto): el fin del viento de cola externo, con un fortalecimiento del dólar en el mundo; una salida de la recesión cada vez más lejana y un IPC que se acelera, y el clima electoral dominado por la polarización que día a día gana terreno en la agenda.
Al respecto, la economista jefe de la Fundación Capital, Irina Moroni, proyectó: «Los movimientos en el tipo de cambio de estos días están en línea con lo esperado. No obstante, existe la posibilidad de un proceso más agudo de dolarización de carteras, como suele suceder en todos los años electorales. Recordemos que existen unos $300.000 millones en nuevos depósitos a plazo fijo que hay que monitorear su evolución, ya que son una potencial fuente de inestabilidad futura».
El economista Mariano Kestelboim advirtió stock de plazos fijos se estancó en términos nominales, lo que implica que el desarme «ya empezó y va a acelerarse». Además, advirtió que «la estructura de control que hay sobre el mercado cambiario, limitada a la tasa y el dólar futuro, es muy débil: con estos instrumentos no alcanza para contener la demanda de dólares que se va a producir en los próximos días».
Así, se encienden luces de alerta sobre una retrolimentación de la inflación incluso después de los meses signados por los tarifazos. Por lo pronto, ayer el REM del BCRA elevó dos puntos su siempre moderada proyección anual al 32%.