Las encuestas anticipan que Córdoba no dará sorpresas, tal como ocurrió en Neuquén y en Río Negro, y como dijo el propio gobernador Juan Schiaretti ayer, durante el cierre de su campaña por un nuevo mandato: «en tiempos de crisis hay que cuidar lo que se consiguió», esto es, lo que hay. Así viene pasando en el interior gracias a una gestión nacional que «obligó» a las provincias a desdoblar elecciones, en su mayoría, para lograr justamente ese efecto. Por ahora, logrado. La novedad se daría allí en la ciudad de Córdoba, donde la pelea interna de los candidatos de Cambiemos podría lograr un cambio de signo político.
Este domingo es el turno de Córdoba. Allí poco se discute al sucesor de Juan Schiaretti, pues la mayoría da por descontado que será el propio Schiaretti (que va junto a Manuel Calvo). Lo que aún no se sabe es por cuánto ganará, un dato no menor teniendo en cuenta que ello lo puede convertir, en los hechos, en el gran elector del peronismo no kirchnerista de cara a la discusión por las elecciones nacionales de octubre.
Como mínimo, el papel del cordobés será el de gran elector o árbitro, y como máximo, si existiera un contundente operativo clamor, el final está aún abierto en materia de potenciales candidaturas presidenciales.
Luego de las votaciones en Neuquén y Río Negro, será ésta la primera elección general en una provincia grande (el segundo distrito electoral del país) tras una negativa cosecha de 7 derrotas al hilo para Mauricio Macri.
Además, Cambiemos terminará de medir las verdaderas consecuencias de la implosión de la coalición local en marzo. Del duelo entre Mario Negri y Ramón Mestre se verán las lecciones que dejarán las tensiones entre el radicalismo y el PRO para el armado presidencial.
Tras esa ruptura de Cambiemos a nivel provincial, Mestre y Negri van por separado, y dejan abiertas las puertas a un eventual cambio de signo político en la ciudad capital, que concentra el 40% del padrón –según publica Urgente 24-.
«En los próximos años vamos a cuidar los logros y corregir errores», dijo el actual mandatario provincial ayer durante su cierre de campaña en el pueblo de Rayo Cortado, donde agregó que «en momentos de crisis hay que cuidar lo que se consiguió», al tiempo que advirtió que cumplirá con lo que prometieron «sin agredir a nadie».
El intendente de la ciudad capital, Ramón Mestre también se mostró confiado en imponerse, bajo el signo radical, ante Schiaretti: «Nosotros tenemos las mejores expectativas para el domingo. Estamos convencidos de que podemos ganar las elecciones».
Negri, quien disputará la gobernación junto a Héctor Baldassi de la mano de la coalición Córdoba Cambia, en su acto de cierre le pidió a los cordobeses la «oportunidad para gobernar solo cuatro años para transformar la provincia».
«Nosotros no robamos, no mentimos y podemos hacer lo que prometemos. Los cordobeses pueden hacer el cambio. Tienen el poder para hacerlo con el voto el domingo», agregó el dirigente, quien pese a que Macri esquivó un desembarco electoral durante la campaña en la provincia que le significó el mayor triunfo en votos en el balotaje de 2015, revalidó el traje de ser el candidato con venia nacional, con un combo de visitas que incluyó a la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió (con repercusiones polémicas), al porteño macrista Horacio Rodríguez Larreta y a María Eugenia Vidal.
En la ciudad de Córdoba Martín Llaryora, el delfin de Schiaretti, enfrentará al candidato de Mestre, Rodrigo de Loredo y al de Negri, Luis Juez.
La provincia mediterránea también elegirá 70 legisladores provinciales, tres integrantes del tribunal de cuentas, a los que se suman la renovación de cargos municipales en 243 localidades.
Una eventual victoria de Schiaretti, serviría como ordenador hacía el interior del peronismo nucleado en torno a Alternativa Federal, espacio que al igual que Consenso 19 del economista Roberto Lavagna, se presenta como una tercera vía a la polarización entre el presidente Mauricio Macri y la senadora Cristina Kirchner.
Voceros de Massa y Lavagna negaron ayer que esos dirigentes puedan viajar a la provincia mediterránea a celebrar junto a Schiaretti: «Roberto no va a ir porque es una fiesta de los cordobeses y él es muy respetuoso de eso», dijeron desde las filas del economista y lo mismo señalaron desde el entorno del tigrense.