Javier Guardiola es escribano público y amante del fútbol. “Desde chico que soñaba con tener una cancha propia, así que la construí para jugar con mis amigos”.
Potrerillos, departamento de Luján de Cuyo, provincia de Mendoza, Argentina. Allí, en ese punto en el mapamundi se inauguró este sábado el primer estadio en el mundo en llamarse “Leo Messi”. No fue en Rosario, tampoco en Barcelona y París aún queda lejos. Fue en esa localidad, una de las tantas del territorio del interior de esas en la que nos conocemos todos, de poco más de 2 mil habitantes, que uno de ellos, Javier Guardiola, vinculó su infancia y su historia de amante del fútbol con el mejor de todos los tiempos y construyó ese emplazamiento en medio de la cordillera de los Andes que ya es historia.
Javier, un mendocino de 59 años y Contador Público de profesión, urdió su plan en absoluto secreto. Quería cumplir uno de los sueños de su infancia, el de la cancha propia, y lo condimentó con la actividad que más placer le reporta por estos días, jugar al fútbol con sus amigos. Entonces fue y lo hizo realidad en uno de los paisajes más impactantes del territorio nacional, a metros de donde tiene su casita de fin de semana, y con sus propias manos. Palos, cemento, alambre, redes, una vieja chapa, pintura y manos a la obra. A la historia, bah…
Javier preparó el terreno, construyó la cancha, puso los arcos y sobre estos las redes. Pintó el cartel, lo colocó para un bautismo histórico y organizó la juntada para el sábado, cuando se haría la inauguración del Estadio Leo Messi, el primero en el mundo con el nombre del crack. Ese día, el lunes 23 de agosto, llegó por fin la hora del descanso, se acostó y al despertarse, el martes por la mañana, se encontró con su teléfono explotado. Mensajes, llamados, notificaciones al por mayor. ¿Qué pasó? Se preguntó.
Claro. Es que nunca supo que mientras él llevaba a cabo la liturgia del sueño una de sus hijas, Macarena, escribía un tuit que decía: “Mi viejo se mandó un estadio de fútbol en el medio de la montaña (Mendoza, Argentina) y le puso de nombre Estadio Leo Messi. Necesito que lo vea, por favor, es el sueño de mi viejo”, y arrobó a distintas cuentas, una de las cuales fue la de Ibai Llanos.
Y los sueños son así, ¿viste? Resulta que un día van y se cumplen. Claro que hay que al efecto mariposa hay que darle un empujoncito y Macarena lo hizo primero e Ibai fue el viento de cola de después. El streamer español vio el mensaje, le puso un corazón y además le contestó: “Dile a tu padre que le quiero”. Listo, miles y miles de interacciones, y la puerta abierta para que la historia le llegue al propio Messi, de quien el español es bien cercano.
Hola, Javier. Supe de la historia del estadio que fundó y me gustaría entrevistarlo en TN Deportivo para conocer un poco más de esta historia, rezaba el mensaje. “Con mucho gusto podemos hablar”, fue su amable respuesta.
¿Nivel de sorpresa frente a lo ocurrido?
-Ufff, jaja. Totalmente sorprendido. Nunca tuve la intención de tener esta exposición, no lo esperaba y además desconozco este mundo que tan bien conocen mis hijos, por cierto.
¿Y qué le provocó a usted semejante repercusión?
-Bueno, en realidad lo que esto pone en evidencia es el analfabetismo informático que tenemos muchos ciudadanos que trabajamos, que estamos en las fuerzas vivas del trabajo, pero que somos de una generación que se ha quedado atrás en estas cosas, y eso me pasa a mí, evidentemente…
¿Cómo es que se encontró con esta ola de mensajes, algunos de relevancia mundial?
-Yo hice una cancha de fútbol con todo el glamour casero que uno puede ponerle a las cosas como es esto de hacer una cancha en medio de la cordillera para jugar con los amigos y ponerle un homenaje secreto a Leo Messi. De repente una de mis hijas saca una foto y la otra antes de irse a dormir lo pone en sus redes sociales, arroba a personajes cuya existencia yo desconocía, como es Ibai, quien obviamente ahora sé quién es y al otro día aparece su respuesta y ahí explotó todo.
Javier Guardiola tiene 59 años. Es escribano público y tiene cuatro hijos, tres mujeres y un varón. “Macarena, la última, es la que armó este lío”, bromea.
Vamos a lo suyo. ¿Cómo nace la idea primero de construir una cancha y luego de bautizarla con el nombre Leo Messi?
-Lo hice primero a partir de que me encanta el fútbol y desde chico he visto y jugado, pero sobre todo tiene que ver con la infancia. Yo quería tener una canchita en un barrio, en el baldío. En las provincias eso es muy posible porque hay mayores extensiones, no se vive en departamentos sino en los barrios o en los campos como me pasaba a mí, que vivía en Luján de Cuyo, Mendoza. Entonces la construí. Es una canchita de tierra, simplemente porque en esta zona árida es muy difícil hacer crecer el césped, y más en medio de la montaña.
Bien. La cancha, histórica por cierto, ya existe. ¿Qué uso le dará?
-Como juego al fútbol con amigos desde hace mucho tiempo es que quise hacerla y la construí cerca de una casa de fin de semana que tengo en medio de la cordillera de los Andes. La hice con el objetivo de jugar ahí con y después comer un asado. El lugar específico es Potrerillos, en la costa norte del Dique de Potrerillos.
¿Por qué Leo Messi?
-Porque, como le dije, me gusta el fútbol. Mucho me gusta y considero que los que juegan muy bien forman parte de una constelación de estrellas que tiene que ver con el arte, una materia de la que gusto, y Messi es uno de los artistas de esa constelación, sin duda.
Messi, para usted es mucho más que fútbol, por lo que dice…
-Por supuesto. A mí me gusta el arte en general, me gusta la literatura y todo lo que haga el ser humano con un objetivo estético, y no tengo ninguna duda de que Messi es el que mejor responde a esta categorización que pretendo hacer. Entonces este es mi sencillo homenaje a él pero la idea era que fuera secreto… Dejó de serlo, pero la verdad es que de la manera en que pasó está bueno también.
La repercusión de su obra cruzó las fronteras del país y la historia pregnó en muchas personas. ¿A qué cree que se debe tanto interés?
-Me parece que tiene que ver con que estamos en una burbuja de noticias donde nos movemos entre la desgracia de una pandemia tan larga que llevamos y la de un país donde no vemos demasiado futuro, el de la famosa grieta, la pelea, y este tipo de noticias me parece que sacan a la gente del cansancio de esas otras cosas.
Faltaba el estadio que llevara el nombre de Messi… Entonces fue y lo construyó. ¿Así sería?
-Jaja. Un poco así. Yo soy hincha de Gimnasia y Esgrima de Mendoza. El ídolo máximo del club y tal vez del futbol mendocino es Víctor Antonio Legrotaglie, a quien admiro, pero ya hay un estadio que lleva su nombre, entones con ese parangón pensé que faltaba el de Messi. Me di cuenta que no hay ningún estadio en el mundo que se llame así, se lo conté a mis amigos y entonces agarré una chapa vieja que tenía, la pinté de blanco para sacarle todo el óxido, le pinté las letras y la puse sobre palos clavados en cemento.
Me contó que tiene 59 años. Vio salir campeón mundial a la Selección en el 78 y en el 86, fue contemporáneo de quien acaso es el máximo ídolo popular como lo es Maradona y sin embargo usted eligió a Messi. ¿Se le ocurrió pensar en Diego?
-Bueno, Maradona tiene muchos más que ver con mi generación, fue extraordinario y otro artista, pero el artista de hoy es Messi. Cuando yo lo vi salir de Barcelona entre lágrimas me llamo mucho la atención porque este hombre está lleno de dinero, es millonario y sin embargo llora porque se va de un club de un modo como no debió haberse ido. Luego llegó a Paris, la gente lo mira, lo admira, lo felicita y bueno, evidentemente genera cosas. Además tiene un perfil bajo, nunca se lo oye denostar, este hombre tiene algo especial y juega al fútbol como los dioses. Cuando él juega, esos días son días de arte.
¿De qué juega usted, Javier?
-A mí me gusta jugar al medio, un poquito retrasado, de seis, siempre por el callejón central de la cancha. Juego con un grupo de 16-18 amigos que con los años vamos teniendo bajas y vamos haciendo renovación desde el semillero con chicos de alrededor de 50 años (se ríe).
Se dijo amante del arte y consideró a Messi un artista por la estética de lo que hace con la pelota. ¿Con qué personalidad de ese ámbito podría compararlo?
-Yo escribo, me gusta escribir. He publicado algunos libros de relatos y cuentos, uno de ellos se llama Zidane es Camus, por Albert Camus, el escritor y filósofo francés. Ese articulo lo escribí en 2006 en función de lo ocurrido con Zidane en la final del Mundial de ese año. Lo hice sobre una serie de comparaciones y lo traigo también ahora porque Camus era jugador de fútbol, pero que tuvo que dejar la practica por una tuberculosis gracias a la cual (gracias entre comillas, aclara), lo tuvimos como literato.
Todo un hallazgo el suyo…
-Bueno, es que Camus decía que todo lo que había aprendido de la vida lo había aprendido en el fútbol, por eso Messi se le asemeja. No hace falta que marque las s cuando habla, no me importa eso si el arte de él es otra cosa.
¿De todas las interacciones que hubo, alguna le llamó la atención por sobre las demás?
-Sí. Primero esas personas que no me acuerdo bien como se dice pero denostan por las redes sociales… ¡los haters! esos. Hay un montón y con mi hija los mirábamos y me causaba cierta gracia porque me preguntaba por qué harán esas cosas. Después me encontré con un comentario de uno que decía que era socio de un empresario, al parecer un millonario de México y y que nos quería poner en contacto. Cosas muy locas (se ríe)
Javier habla pausado. Elige bien cada palabra para expresar sus ideas. Eleva a Messi a la categoría de artista. Lo compara con Camus, genial autor de obras históricas y ganador del Premio Nobel en 1957. De entre sus tantos escritos obligatorios, una frase: “Siempre llega un momento en que uno debe elegir entre la contemplación y la acción. Esto se llama convertirse en un hombre”. Acaso sea eso en lo que pensó el escribano Guardiola (spoiler alert: no tiene parentesco con Pep) cuando puso manos a la historia y construyó el primer Estadio Leo Messi del mundo, nada menos que en medio de la cordillera, y en secreto…. ja.