Uno de ellos es Nicolás Cardozo, que fue filmado mientras caía al vacío en medio de los disturbios: está internado en el hospital Fernández. Regresa la tensión tras la tregua del sábado.
Luego del violento motín, fuentes del Servicio Penitenciaro Federal confirmaron la existencia de dos casos de detenidos infectados de COVID-19 en el penal de Villa Devoto. Uno de ellos, Nicolás Cardozo, el joven que cayó desde uno de los techos de la cárcel en el violento disturbio que sucedió viernes pasado. Ambos se encuentran internados en distintos hospitales. El segundo infectado, Roberto Fontana, estaba pronto a recuperar su libertad.
Cardozo estaba alojado en el pabellón 6, modulo 2. El día del violento motín, el joven trepado a uno de los techos cayó al vacío y se estrelló contra piso quebrándose un pie. Fue trasladado al Hospital Fernández y allí se confirmó en las últimos horas que estaba infectado de coronavirus luego de recibir un hisopado tras reportar que tenía fiebre.
Las autoridades penitenciarias se encontraban reunidas a mediados de la noche del domingo con referentes de pabellones, junto a funcionarios del Ministerio de Salud. Entre otros puntos, le anunciaron a los reclusos del penal las medidas a tomar para contener la situación, una altamente volátil.
La versión de que Cardozo estaba infectado de coronavirus había llegado a los reclusos de varios pabellones en la forma de cuatro audios de WhatsApp a mediados de la tarde de hoy. Una mujer es la que hablaba: aseguraba que la familia de Cardozo había recibido la noticia en el Fernández, lo que inquietó fuertemente a los detenidos. Uno de ellos le reenvió los archivos a Infobae.
Funcionarios de diversas áreas dijeron que Cardozo directamente no estaba infectado o no ofrecieron respuesta ante la versión, que fue confirmada al comienzo de la noche. La existencia de un audio de WhatsApp inquietante dentro de un penal inquieta las cosas el doble: fue precisamente el supuesto mensaje de un médico penitenciario lo que encendió los disturbios del miércoles pasado en la Unidad N°23 de Florencio Varela, que terminó con la muerte de Federico Rey, un condenado por robo que recibió disparos de balas de plomo.
Los audios generaron gran inquietud en las celdas. Uno de los reclamos principales del motín fue que no ingrese el virus al penal y que se practiquen medidas de higiene estrictas e hisopados masivos: penitenciarios con barbijos fueron increpados en las últimas horas del otro lado de las rejas en recuentos.
Tras el motín, la tregua en Devoto es algo tenso. Ayer por la tarde, más de 15 referentes de pabellones, el director del SPF, Emiliano Blanco, el juez de Casación federal Gustavo Hornos, el presidente del sistema institucional del control de cárceles, Daniel Morín y el secretario de Justicia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Juan Martín Mena entre otros funcionarios consensuaron en la capilla del penal un acuerdo firmado en donde las autoridades se comprometieron a que se revise la situación procesal de los detenidos más sensibles, los grupos de riesgo frente al coronavirus.
No se pactaron libertades ni salidas inmediatas. Hubo, sí, un compromiso a analizar la situación luego de la violencia que dejó a 11 penitenciarios con quemaduras y a seis detenidos internados. En el escrito se aclaró que esos trámites administrativos que serán revisados abarcan al ámbito federal por lo que no sólo se aplicarán a la cárcel de Villa Devoto, sino que el acuerdo regirá en todas las prisiones federales.
Sin embargo, la satisfacción con el pacto no era generalizada. El miedo al virus -luego de que se confirmara que un penitenciario con rango de subayudante resultara contagiado, lo que llevó al aislamiento de varios sectores de la cárcel, lo que fue uno de los disparadores del clima que llevó al motín en Devoto- era preponderante: “No quiero hablar nada después de este acuerdo ficticio, no puedo decir nada porque no se tocó ningún punto del problema sanitario de origen, el virus. Con esto se olvidan de que tenemos gente contagiada ya acá y eso no se tocó. Sólo buscan alargar el tema para calmar, pero no buscan tomar las medidas de prevención del virus», dijo un detenido que había estado entre los cien originales que tomaron el techo.
Los casos de Cardozo y Fontana eran todavía desconocidos.
«En otras palabras estamos condenados a muerte”, sintetizó: “Pedimos salud y que se hagan los hisopados y nos vinieron con otras cosas”.
Poco antes de la medianoche, otro detenido dentro de Devoto aseguraba a Infobae desde un teléfono clandestino mientras las nuevas negociaciones continuaban con directivos del SPF: “Está tenso todo, particularmente en la planta dos, de donde era Cardozo. Donde caen enfermos, más se va a picar. Hay fe de que se puede ganar algo con la mesa de diálogo. Si el Servicio echa candado y se va, es peor Nadie quiere ver morir al compañero de pabellón”.
Fuente: infobae