El magnate mexicano le había otorgado un préstamo a Credit Suisse, uno de los bancos que financió la entrada de Eskenazi a la petrolera y que tomó el control de sus acciones cuando la familia incumplió sus compromisos. El multimillonario sólo desembolsó unos 50 millones de dólares extra para llegar al 8,4% y así poder poner un director.
El empresario multimillonario Carlos Slim se incorporó a los accionistas privados de YPF después de que ayer se hiciera con el 8,4% de las acciones de la petrolera. Esta operación estuvo lejos de ser una compra o inversión, como quiso hacer pasar el flamante CEO de la compañía Miguel Galuccio. Es que Slim como adelantó LPO, en realidad simplemente estaba ejecutando las garantías sobre un préstamo otorgado a diversos pools, que financiaron la entrada de los Eskenazi como accionarios.
La compra de acciones de ayer las hizo a través de dos de sus empresas: el Grupo Financiero Inbursa e Inmobiliaria Carso, que adquirieron el 6,6% y 1,8% respectivamente, a los bancos Credit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa. Estas entidades ejecutaron las acciones que estaban en manos de Eskenazi cuando el grupo Petersen dejó de cumplir con los pagos.
En un primer momento, parecía que los Eskenazi estaban a salvo de la expropiación de YPF, ya que el proyecto original no contemplaba tocar el 25% adquirido por la familia. Pero cuando el Estado se hizo con el control de la petrolera, trabó el reparto de dividendos. Con lo cual el grupo Petersen se vio imposibilitado de seguir pagandos los compromisos de deuda adquiridos para conseguir las acciones.
El Grupo Petersen había recibido en el 2008 unos u$s1.018 millones de un grupo de bancos compuesto por Credit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa, y otro de u$s1.015 millones de la propia Repsol, para adquirir un 14,9% de las acciones de YPF. En el 2011 obtuvo otros u$s670 millones de un consorcio formado por Banco Itaú, Standard Bank, Crédit Suisse y Citi, y otro tanto vino de Repsol para adquirir un 10% adicional de YPF.
Las acciones del grupo fueron ejecutadas esta semana, pero ya poseían los derechos políticos otorgados por esas tenencias. Pero Slim también aprovechó para comprar unos 50 millones de dólares adicionales en Wall Street para poder llegar a ese porcentaje y así estar habilitado para nombrar un director en YPF.
La composición accionaria a partir de ahora es la siguiente: 51% del Estado Nacional, 18% en manos del estado financiero, 8,4% queda para Slim, un 12% es de Repsol y el 10,6% restante continúa en poder de los Bancos que ejecutaron la deuda de los Eskenazi.
Como sea, la medida tomó por sorpresa a los operadores, ya que se trata de un pez gordo que estaba escondido detrás de los banqueros. Y que con esta maniobra pudo hacerse de más de 32 millones de acciones clase D de la compañía más importante de la Argentina, a U$S10,45 cada una. Acciones que hace un año costaban U$S42,53.
La reacción de los mercados no se hizo esperar y fue sumamente positiva. Hoy la acción subió un 9% en la bolsa porteña, y ayer había hecho otro tanto luego de conocerse la noticia, disparándose un un 8%. En Wall Street llegaron a estar hasta casi un 20% arriba.
«Una buena noticia»
La presidenta defendió hoy ante empresarios norteamericanos y argentinos el ingreso de Slim a YPF. «Es una buena noticia», dijo. Ayer mediante un comunicado, Galuccio había señalado que se trataba de «una clara señal al mercado financiero internacional”. «Es una gran muestra de confianza en la Argentina y en el nuevo proyecto de la compañía”, se entusiasmó el CEO de la petrolera.
Fuente, lapoliticaonline.com