Primero en las redes sociales y luego ante la Justicia, una de las víctimas contó la pesadilla que le tocó vivir. Y allí se inició la causa judicial.
La justicia pampeana condenó a un empresario de 78 años a la pena de 18 años de prisión, como autor del delito de abuso sexual agravado, en distintas formas, en perjuicio de cuatro nietas y una sobrina, y resolvió que continuará en prisión preventiva, hasta que la condena quede firme, según publica Clarín.
El condenado es Elbio Hugo Eyheramonho, un empresario de la construcción de Santa Rosa, para quien la fiscalía había solicitado 28 años de prisión en el marco del juicio oral en el que estaba acusado de abuso sexual gravemente ultrajante, por su duración, por hechos que tuvieron como víctimas a sus cuatro nietas y una sobrina nieta.
Hace dos años, Macarena Eyheramonho (24) contó la pesadilla que le tocó vivir. En primera persona, relató los abusos a los que la sometió su abuelo. Y fue una de las denunciantes, claro.
“Una prima mía de 14 años estaba en la clase de ESI (Educación Sexual Integral). Allí habló de los abusos que sufrió», cuenta Macarena. Apenas se enteró, viajó a Santa Rosa. Junto a su papá y su mamá, sus tías y tíos y su abuela, enfrentaron a Eyheramonho. “Esa reunión fue fuerte”, dice la joven.
Hubo un hecho que a Macarena la hizo estallar: “Él (su ‘abuelo’) estaba muy relajado, como muy ’pancho por su casa’. Estaba muy tranquilo”. En esa reunión, que duró más de dos horas, lo confrontaron. Hubo gritos, mucha tensión. “Mi padre fue una especie de mediador, a pesar de que subió la voz, estaba enojado y en algún momento gritó”, afirmó.
En ese contexto, el acusado dijo una frase aberrante ante sus víctimas. “En un momento él (por su abuelo) dijo que a los niños había que iniciarlos sexualmente”, contó Macarena. “Yo exploté. Me puse como loca. En realidad, todos. Para mí era bastante crudo lo que decía”, confió.
El Poder Judicial de La Pampa informó que la sentencia fue dictada por los jueces Gastón Boulenaz, Andrés Olié y Alejandra Ongaro, quienes además dispusieron que el acusado siga con prisión preventiva hasta que la misma quede firme. El voto inicial lo redactó Ongaro y sus pares adhirieron a sus considerandos y conclusiones. Además, todos los hechos fueron enmarcados en las leyes 26485 de Protección Integral contra las Mujeres, y 26.061 de Protección Integral de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
Las figuras legales por las que se condenó a Eyheramonho, teniendo todas como víctimas a sus cuatro nietas, fueron: abuso sexual simple -por ser la víctima menor de 13 años-, doblemente agravado por resultar un grave daño en la salud mental de la víctima y por el vínculo de parentesco (ascendiente), como delito continuado y abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización, agravado por el vínculo de parentesco (ascendiente), como delito continuado.
Asimismo, abuso sexual simple -por ser la víctima menor de trece años-, agravado por el vínculo de parentesco (ascendiente); y abuso sexual simple -por ser la víctima menor de 13 años-, en dos oportunidades, agravado por el vínculo de parentesco (ascendiente), en concurso real; siempre teniendo los delitos como víctimas a las cuatro nietas.
Con respecto a su sobrina, se le imputó abuso sexual simple -por ser la víctima menor de 13 años-, en dos oportunidades, en concurso real.
A una de las nietas, el condenado le realizó tocamientos desde que tenía 6 años y hasta los 11 o 12, tanto cuando iba a visitarla -junto a su esposa- fuera de la provincia, como cuando la víctima se trasladó con sus padres a Santa Rosa.
De otra nieta abusó, también con tocamientos y conductas más obscenas, en su propio domicilio -cuando la niña lo visitaba frecuentemente entre los 6 y 11 años- y en una camioneta cuando regresaban solos de un campo que el acusado posee a unos 70 kilómetros de Santa Rosa.
Con respecto a una tercera nieta, con las pruebas reunidas durante el juicio oral, se probó que también le efectuó tocamientos en un baño de su casa, adonde sus padres la llevaban muy seguido y hasta se quedaba a dormir.
A la nieta restante la agredió sexualmente con tocamientos cuando ella tenía entre 3 y 4 años y hasta los 7. Los hechos se repitieron en la vivienda del abuelo y, en al menos, dos oportunidades y en dos baños.
Todas ellas sufrieron afectaciones psicológicas en distintos grados, según consignaron los especialistas durante las audiencias, y una de ellas padece secuelas aún más graves.
Finalmente, con respecto a la sobrina, se acreditó que la abusó en 2017 en, al menos, dos ocasiones. Una en la casa de la abuela paterna de la víctima y otra en la vivienda particular del agresor.
Tras conocerse la condena, Claudia Eyheramonho, hija del empresario condenado y madre de una de las víctimas, la más pequeña, declaró a Télam su satisfacción por la condena «pero fundamentalmente porque está adentro y de esta manera toda mi familia y mi madre, vamos a estar en paz, lo que no conseguiríamos si le dan prisión domiciliaria».