El conflicto con el sector pesquero ya trajo fuertes dolores de cabeza a la gestión de Torres, que todavía no supo resolver los reclamos de los gremios y generó pérdidas millonarias para la provincia por medidas de fuerza que no fueron desactivadas a tiempo. En noviembre inicia una nueva temporada y las tensiones vienen escalando a medida que no se llega a un acuerdo entre las partes.
Los paros son moneda corriente en Chubut y parece no haber capacidad de resolución para terminar con ese flagelo. En Educación le reclaman a Torres “que cumpla su compromiso de recuperar el poder adquisitivo del salario docente”. Al problema salarial se le suma el de infraestructura, con el agravante de una denuncia esbozada por la concejal comodorense Maite Luque: “Torres le pagó 331 millones de pesos para arreglar las escuelas a una empresa fantasma”.
En el sector de Salud ven con indignación el contraste entre el aumento del 100% a sueldos de funcionarios provinciales y las magras ofertas para los trabajadores. Producto de la precarización y abandono estatal, renunció la cúpula del Hospital Regional de Comodoro.
A raíz de la inseguridad creciente, las primeras planas fueron ocupadas por casos de violencia extrema ocurridos en Comodoro, Trelew y hasta Rawson. La falta de herramientas de prevención como cámaras de seguridad no deja de preocupar a los vecinos de las principales ciudades.
El ruido de la Legislatura por la aprobación de la adhesión al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones también se sintió en las calles, con protestas en las grandes urbes bajo la premisa de que «el RIGI le abre las puertas a la megaminería».
Mientras existen varios focos encendidos, Torres acumula millas afuera de la provincia permitiendo que los conflictos se desenvuelvan en perjuicio de los trabajadores y las arcas provinciales.
Imagen: Hernán Mercère – Esquel @hmercere