Miles de personas presenciaron la celebración impulsada por el dictador Kim Jong-un en medio de la suba de casos por la variante Ómicron en todo el mundo. Eso si, respetaron el uso del tapabocas para evitar contagios masivos.
Con una impresionante cantidad de luces ante la presencia de miles de norcoreanos en Pyongyang, el país asiático celebró con mucha emoción la llegada de un nuevo año.
Previo a los fuegos artificiales, autoridades del gobierno izaron la bandera de Corea del Norte mientras sonaba su himno, e instantes después, hicieron uso de la pirotecnia con un asombroso espectáculo en el aire.
Lo más llamativo, en plena suba de casos en todos los países del mundo por la variante sudafricana, fue la gran convocatoria de ciudadanos sin distanciamiento social, pero sí con barbijo o tapabocas.