Los responsables del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi) llegaron a una conclusión: “Si aplicáramos al dólar el mismo porcentaje de aumento de inflación que tuvo la Canasta Básica Total desde que asumió este gobierno, debería cotizarse en los días que corren a $26.42 por unidad”.
Después del triunfo de Cambiemos en las presidenciales a finales de octubre de 2015, se instaló el debate sobre la magnitud de la devaluación que se produciría con la salida del cepo cambiario que había instalado la administración económica del kirchnerismo, generando un sensible retraso en la cotización del dólar respecto a la inflación de esos años.
Tomando como base octubre de 2011 ($4,22 por dólar), mes en que empieza a instalarse el control de cambios, en comparación con la evolución de la inflación del valor de las canastas básicas, en noviembre/diciembre de 2015, según el ISEPCi, la divisa norteamericana debía estar entre $11,49 y $13,32.
Finalmente, con la eliminación del cepo en los primeros días del actual gobierno, el dólar pasó de cotizar de $9,65 a principios de diciembre de 2015, a $13,50 por unidad sobre finales de ese año, marcando una depreciación del peso de 40% en un mes, que supuestamente era para cubrir el retraso acumulado en los últimos cuatro años.
Sin embargo esta devaluación, que solo cubriría los atrasos anteriores, impulsó nuevamente los precios internos hacia arriba, produciendo –según el relevamiento del Índice Barrial de Precios (IBP)- hasta el final de 2016 un aumento del 43,29% en las Canastas Básicas que consumen las familias. Mientras que en el mismo período el dólar se incrementaba a la mitad: un 21,33% ($16,30 al 31/12/2106). El nuevo gobierno, al igual que el kirchnerismo, empezaba a utilizar desde sus inicios el retraso cambiario como herramienta para intentar contener la inflación (sin mucho éxito).
En 2017 el valor de las Canastas Básicas creció un 25%, mientras que el dólar subió un 13,37%, llevando a +77,91% y +36,88% los respectivos aumentos desde la asunción del actual gobierno.
Ya durante el presente año, sólo en los primeros cuatro meses las Canastas subieron un 10% más, acumulando para todo el período un incremento total de 95,71%.
En el último día hábil de abril el dólar se cotizaba a $20,92 por unidad (+13,20% respecto a diciembre), llevando a +56,46% el avance de la divisa desde diciembre de 2015.
Según el relevamiento mensual del Índice Barrial de Precios (IBP) en noviembre de 2015 –antes de asumir el gobierno actual- una familia de dos adultos y dos niños pequeños necesitaba $8.669.34, para cubrir sus consumos básicos indispensables durante un mes. En abril de este año a la misma familia le hacían falta $16.967,23 para solventar igual gasto.
Después de la devaluación del 40% que se produjo tras la salida del cepo cambiario en los primeros días del actual gobierno, la divisa norteamericana cotizaba a $13,50% al 31 de diciembre de 2015. A finales de abril pasado comprar un dólar costaba $20,92, o sea un 56,46% más que en esa fecha. Diez días después, el 10 de mayo, vale $23,13 acumulando aun un atraso de 24,78 puntos porcentuales respecto a la inflación de las Canastas Básicas de las familias.
La relación de dólar/precios viene generando desde hace mucho tiempo un círculo vicioso de retroalimentación mutua que siempre termina perjudicando a los sectores de menores ingresos. La inflación interna marcha por delante de la cotización de la divisa, los gobiernos mediante diversos mecanismos buscan que ésta no se dispare provocando retraso cambiario que tarde o temprano les explota en las manos. El control de cambios puede ser una medida adecuada de protección del mercado interno, siempre y cuando sea parte de una política económica integral que contemple el control de los precios internos.
Si aplicáramos al dólar el mismo porcentaje de aumento de inflación que tuvo la Canasta Básica Total desde que asumió este gobierno, debería cotizarse en los días que corren a $26.42 por unidad.
Es difícil ver, entonces, que algún anuncio oficial detenga su ascenso, ni mucho menos pueda provocar un descenso de su valor actual. Como también es esperable de acuerdo a la experiencia del primer año del gobierno de Cambiemos, que la devaluación que se está produciendo para equilibrar el retraso impulse un nueva ronda de aumentos de los precios internos. Devaluación y aumentos de precios sin control y sin techo a la vista.