El directivo destaca el aporte de la petrolera provincial para llegar a aquellos lugares de la provincia que resultan poco atractivos al capital privado y remarca su desempeño en el desarrollo de la tecnología para la explotación de los yacimientos maduros.Entrevista a José Luis Esperón, Gerente General de Petrominera realizada por el sitio web especializado EconoJournal.
En sus 31 años de vida, Petrominera Sociedad del Estado ha desarrollado una serie de unidades de negocio tendientes a ocupar el rol que como empresa pública le compete: llegar a aquellos lugares de la provincia que resultan poco atractivos para el capital privado. Así, la compañía no solo explota en UTE con otras petroleras un conjunto de áreas de la Cuenca del Golfo San Jorge, sino que también ha desarrollado una red de estaciones de servicio en 14 puntos de la provincia de Chubut, y un sistema de distribución y venta de gas licuado que llevó a que hoy cubra el 35% del mercado. José Luis Esperón es desde 2016 el gerente general de Petrominera y, en medio de la difícil situación que atraviesa la industria por efecto de la pandemia, confía en el aporte que puede dar la compañía para superar la actual crisis.
¿Cómo afectó la caída de la actividad a las distintas unidades de negocios que tiene la empresa?
—Petrominera cuenta con una red de estaciones de servicio en el interior de la provincia que se vio muy golpeada por la falta de circulación. Nuestras estaciones están alejadas de los grandes centros urbanos y la pandemia nos ha golpeado muy fuerte, con caídas del 50% ó 60% en las ventas. Nuestro gran cliente es el campo y esperemos que se pueda recuperar. Tuvimos uno de los inviernos más crudos de los últimos años y eso también afectó. Lo que sí creció llamativamente fue la venta de gas envasado. Hace un año y medio iniciamos un proyecto de ser distribuidores de este producto en toda la provincia y hemos notado mes a mes un incremento en las ventas.
¿Qué factor influyó para que se produjera ese incremento?
—Nosotros empezamos a trabajar en lo que es la meseta de Chubut y en la cordillera. Lo que notamos en esas dos zonas es un reemplazo de la leña ante la posibilidad de tener gas envasado en garrafas o cilindros. Hubo un fuerte cambio de matriz en los pequeños poblados. La gente fue reemplazando la leña por el gas envasado, fue vital el hecho de tener constancia en el abastecimiento. Ese fue un esfuerzo que inició la empresa y resultó determinante el rol que jugó YPF GAS, con quien establecimos un convenio como socio en la venta de combustible. Hoy estamos cubriendo el 35% del gas licuado en la provincia, en tan solo en un año y medio.
¿El plan estratégico de Petrominera es apostar al gas?
—Exactamente. Nosotros vemos que va a haber un escenario de gas barato en los próximos 50 años, a partir de Vaca Muerta y el Proyecto Fénix en Tierra del Fuego. Vemos que en la agenda de la transición energética, hasta que las renovables logren instalarse definitivamente en el escenario, el gas todavía tiene mucho por desarrollar. A tal fin, nos hemos trazado un Plan Quinquenal. Nuestra idea es ir hacia estaciones de GNC y aprovechar el gran mercado internacional que se presenta. En todo Chubut hay apenas una estación de GNC en Comodoro Rivadavia, que está subutilizada, y otra en Trelew. En toda la zona cordillerana y en la meseta de la provincia no hay una sola estación de GNC, existe una gran carencia en ese aspecto. Entendemos que ahí tiene que jugar el rol de una empresa estatal para cubrir esa demanda. Y después está la apuesta al mercado internacional. En el caso de China, por ejemplo, tiene 300.000 camiones circulando con GNC. En cinco años queremos estar en ese mercado.
Con respecto a las estaciones de GNC, este año tenían previsto instalar tres nuevas. ¿Pudieron hacerlo?
—Este año vamos a poder inaugurar una sola estación. Lamentablemente nos golpeó muy fuerte la pandemia. Sobre todo la primera mitad del año, que fue crítica. En diciembre vamos a estar terminando la estación en Ricardo Rojas. La idea era, además de esa, instalar una en El Maitén y otra en Río Senguer. Esas dos estaciones están demoradas, fundamentalmente ya que no se podía trabajar por los protocolos de la pandemia. La estación de Ricardo Rojas tendría que haber estado inaugurada el 8 de julio, pero tuvimos que parar las obras el 20 de marzo. Ahora la hemos reactivado y esperemos poder inaugurarla en diciembre. Es una localidad pequeña, en donde la gente para cargar combustible tiene que hacer 76 kilómetros de ida y volver con el tanque lleno a su pueblo. Está a 50 kilómetros de la frontera con Chile. Lo que buscamos son puntos estratégicos, donde las poblaciones que están alejadas no estén tan aisladas de los centros de abastecimiento. En el caso de Río Senguer, hay 90 kilómetros hasta Río Mayo para poder cargar combustible y es por eso que pretendemos instalar ahí una estación.
También vienen desarrollando un proyecto vinculado a la utilización de biomasa como fuente de energía. ¿En qué etapa se encuentra?
—Arrancamos con ese proyecto hace dos años. Nuestras estaciones de servicio están en zonas muy frías y sufren graves insuficiencia de suministro eléctrico. Iniciamos entonces un proceso de reconversión de las calderas eléctricas por estufas a pellets para calefacción y actualmente todas las estaciones están calefaccionadas de ese modo. En paralelo, empezamos a comercializar en todo el interior provincial este tipo de calefacción a través de nuestras estaciones de servicio. Y ahora estamos incursionando en la producción de pellets. Iniciamos con una planta experimental en la localidad de El Triana, a 7 kilómetros de la frontera con Chile. Es una experiencia piloto y la idea es desarrollar una planta de mayor envergadura en la localidad de Trevelin, con niveles de producción que nos permitan tener excedentes para exportar.
La situación de los yacimientos
Petrominera comparte actualmente cuatro UTEs de producción y otras cuatro de exploración con operadoras como YPF, PAE, Tecpetrol y Capex. La fuerte caída de la demanda obligó a modificar los planes de inversión y producción previstos
en estos yacimientos. En un contexto que aún sigue siendo muy adverso, Esperón destaca que las empresas socias pudieron amortiguar los efectos negativos que produjo la pandemia. «Mayo fue el momento más crítico que vivimos en relación con el valor del crudo. Notamos que se ha empezado a reactivar lentamente la actividad, por lo menos en lo relacionado con con el pulling y el workover. Se está empezando a perforar en Bella Vista, Pampa del Castillo y Anticlinal Funes. En otras áreas hemos pasado para el año próximo lo que tiene que ver con los programas de perforación. Es un fenómeno que tendremos que ir analizando con cuidado, tratar de preservar lo que es el empleo para la paz social de la zona. En este sentido, los gremios han jugado un rol determinante para que la actividad pueda cumplir con los protocolos. Es algo bastante complejo para las empresas y se ha hecho muy bien», afirma el directivo.
En junio culminó la operación transitoria que desde hace un año venía llevando a cabo la operadora Roche en Cerro Negro, un área que pertenece a Petrominera. Desde entonces, el yacimiento dejó de operar porque en las actuales circunstancias a ninguna compañía la resulta redituable. Desde la empresa provincial han decidido esperar que aclare un poco el panorama antes de lanzar una nueva licitación. «En febrero teníamos listo el pliego de la licitación y ese mismo mes se produjo la famosa crisis entre los árabes y Rusia que llevó a una caída de u$s 20 en el precio del crudo. Paramos momentáneamente el proceso para ver cómo se resolvía esa cuestión y en marzo nos agarró la pandemia. En este momento estamos definiendo si el escenario está listo para una licitación con plazo definitivo, de 25 años más diez, como define nuestra ley, o si hacemos una nueva operación transitoria. Pero con este panorama, en el que el precio del crudo muestra constantes vaivenes y donde la demanda todavía sigue deprimida, no tiene mucho sentido lanzar una licitación ya mismo», asegura Esperón.
¿Hay alguna otra área en manos de Petrominera que esté pendiente de licitación?
—Estamos viendo qué vamos a hacer con el área de Colhué Huapi, que tenía Petroquímica y que decidió devolvérsela a la provincia, porque se hizo una inversión importante en esa área. Se hicieron 12 perforaciones y vemos que puede haber alguna salida. Pero para todo esto hablamos de marzo en adelante. Con esta inestabilidad no hay claridad de negocios.
Muchos especialistas del sector consideran que la recuperación de la actividad se va a dar antes en el Golfo San Jorge que en la Cuenca Neuquina. ¿Coincide con ese diagnóstico?
—Sí, totalmente. Un pozo acá vale entre u$s 2 y 3 millones y en la Cuenca Neuquina estamos hablando de valores de entre u$s 6 y 10 millones. Lo que pasa es que el gran motor de la industria petrolera de los próximos años va a ser Vaca Muerta. Eso no lo podemos menospreciar. Lo que tiene nuestra cuenca es que trabajando con terciaria todavía tiene mucho para dar. Tenemos interés de montar, junto con las empresas locales, un laboratorio de polímeros con la intención de formar recursos humanos para que las operadoras tengan a disposición. Se está trabajando con la Agencia Comodoro Conocimiento y la Universidad local para la realización de este laboratorio. Lo que más falta en esta región son recursos humanos. Creemos que con los polímeros, en terciaria hay cien años más de petróleo en esta cuenca. Es fundamental para la provincia incrementar los volúmenes de producción. En los yacimientos que están con muy baja producción y muy altos volúmenes de agua debemos ir hacia un esquema de bajas de regalías, como prevé la ley, y dinamizar esos pozos que hoy están parados porque los costos hacen que no cierre la ecuación para producir.