El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA le cambió la cara al habitual mensajero de la mala noticia de que aumenta la pobreza, Agustín Salvia, y fue el investigador Eduardo Donza el encargado de anticipar que el indicador oficial del 1° semestre de este año, que se difunde en setiembre, dará «valores cercanos al 35%», cuando al finalizar 2018 había sido del 32%. Los alimentos, que ocupan la mayor proporción del gasto de los más necesitados, siguen subiendo a un ritmo que triplica al nivel general de los precios, y les ciñe con más fuerza la soga en el cuello.
Aun con el dólar tranquilo, sin pass through en el último trimestre, los bienes que integran la canasta básica, provistos en gran parte por industrias concentradas a centros comerciales también concentrados, no pararon de ser remarcados, aun cuando desde mayo el gobierno escondió la lapicera antes que autorizar tarifazos en luz, agua y transporte. No sólo la cuerda de la pobreza y la indigencia enlazó a más habitantes, sino en general, para devolver el ingreso de las familias en valores de 2015, deberían ser mejorados en torno del 30%, estima la UCA.
El próximo reporte oficial de pobreza, que abarca el 1er. semestre de este año, se conocerá recién en setiembre, casi en las vísperas de la elección general a Presidente y Gobiernos de Ciudad y Provincia de Buenos Aires, pero el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA ya dio una idea de que aumentó a «valores cercanos al 35%».
O sea que los 4 años de gestión, los terminará la Administración Macri, de confirmarse el anticipo del instituto de estudios católico, con un índice de pobreza 6 puntos superior al que recibiera del kirchnerismo, del 29%.
Esta vez, tocó al investigador Eduardo Donza difundir el dato públicamente, en declaraciones a FM Milenium, cuando quien suele hacerlo es su jefe, Agustín Salvia.
Donza atribuyó el comportamiento ascendente de la pobreza, hasta el 35% y de la indigencia a 7% hacia fin del mandato de Macri, entre otras razones, a que “durante los primeros meses del año, los aumentos de los alimentos fueron mayores al promedio general», para considerar que «todavía no hay una recuperación».
El último parte del INdEC publicado en marzo, en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), correspondió al 2do semestre de 2018 y ya había llegado al 32%, pero los efectos de la devaluación continuaban carcomiendo el poder adquisitivo del índice que más se ajusta a la realidad de los hogares humildes: la canasta alimenticia.
En tal sentido, contrasta el cálculo que el gobierno festeja de reducción del IPC de mayo del 3,1% y el de junio por conocerse, que podría andar en torno del 2,5%, con el relevamiento de 689 productos realizado para junio por la consultora Focus Market, que puso sobre la mesa los aumentos que impactan de lleno a los más vulnerables, como ser:
** los alimentos congelados, 9,3%;
** arroz, 9%;
** premezclas, 8,6%;
** mermeladas, 6,8 %;
** azúcar, 6,1%;
** quesos untables, 5,9%;
** cervezas/vinos, 5,3%;
** aguas, 4,8%;
** jabón en barra, 4,8%; y
** yerba mate, 4,8%.
En los 5 meses que van de 2019, la canasta básica total (CBT) trepó 19% y la CBA (canasta básica de alimentos), 18,5%, mientras en el año la medición de pobreza se encareció 61,1% y la de indigencia, 61,7%, de acuerdo con los datos oficiales.
Fue la suba de alimentos del último año, del 64,9%, la que disparó la valorización de las canastas que se emplean para demarcar las líneas de pobreza e indigencia.
Sin duda, el salto cambiario fue el gran verdugo de los ingresos de la población, en especial, de quienes los consagran íntegramente a la subsistencia.
«Tenemos una economía que reacciona muy rápido con relación a la cotización del dólar», remarcó Donza y argumentó: «Cuando tenemos devaluaciones, que son muchas veces bruscas, las subas muy grandes de precios son muy grandes y en un mercado de trabajo que está más precarizado».
Esto lleva a Urgente 24 a preguntarse: ¿Cómo es que no está en debate, en especial en el oficialismo, qué se piensa hacer con el ajuste del tipo de cambio pendiente hasta después de las elecciones, y que tal como todo indica, será de considerable magnitud?
Así como el ajuste anterior del tipo de cambio, contra la voluntad de la Administración Macri, casi puso en riesgo la precandidatura de Mauricio Macri, es muy probable que el próximo ajuste licúe el optimismo de quien haya triunfado. Pero de esto no se habla.
De modo que los salarios en general ajustan muy por debajo de los aumentos de precios, que sólo se aplacan con una estabilización del tipo de cambio, aunque sea para no empeorar.
Aunque el dólar lleve casi 3 meses con inclinación a buscar la parte más baja de la línea de flotación dispuesta por el Banco Central que la más alta y que desde mayo los remarcadores de tarifas se hayan tomado un respiro preelectoral, los alimentos no les aflojan a los incrementos.
El diario opositor BAE Negocios afirma en su edición dominical que «siguen con fuerza los aumentos de precios en todos los productos, con picos de hasta 10%».
Con datos recogidos en los establecimientos mayoristas asociados en la cámara Cadam; supermercados provinciales nucleados en las cámaras CAS y FASA; y en la federación de autoservicios y almacenes de la provincia de Buenos Aires (FABA), identifica los mayores movimientos entre fines de junio y comienzos de julio en lácteos, yerba, harina, aceite, jugos, artículos de limpieza, principalmente.
Brinda como ejemplo de firmas industriales que elevaron nuevos listados a los supermercados a Molinos, Arcor, Danone, Unilever, Johnson&Johnson (subió 10% varios de sus productos) y hasta las pilas Rayovac (12%).
Mucho más que una delimitación estadística
El neurocirujano Facundo Manes trasciende la frustración del Presidente por haber prometido pobreza 0 y que haya subido en su mandato, y señala en una entrevista publicada en la web Infobae que «el problema que tenemos muchos es que no vamos a ver el país que soñamos, con tanta desigualdad, con tanta pobreza. Esto va a requerir años, pero nos gustaría estar en el camino correcto».
En lo estructural, llama la atención de que “la mitad de los adolescentes vive en la pobreza. Entonces no nos salvó la soja, aunque nos dio mucho y el campo dio mucho. Tampoco nos va a salvar Vaca Muerta, aunque va a ser una ayuda. Esos pensamientos mágicos nos matan”, para exhortar a que se haga «un proyecto de país que se proponga duplicar el PBI, la riqueza del país en 10, 15 años, y hacerlo en base a generar valor agregado en serio, mediante ciencia y tecnología propia vinculada a la producción”.
Él sostiene que si de ese modo se gestara un proyecto de país basado en exportar valor agregado, «y que esto cree empleo de calidad, salarios más dignos y se pudiera redistribuir esta riqueza para achicar la desigualdad, ahí tendríamos que educar más a la sociedad”, concluye.
En realidad, y para dejar en claro una vez más que Urgente24 no está en la estúpida grieta que los parió, Macri no es el culpable ni la oveja negra de la región en materia de pobreza.
En todo caso, la responsabilidad de la Administración Macri es:
** haber carecido de un diagnóstico de la situación social recibida,
** haber subestimado la profundidad de la pobreza creyendo que con multiplicar los bolsones de alimentos estaba resuelto el problema, y
** haber errado en elaborar una estrategia de shock contra la pobreza.
En el informe realizado por el ex ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, con la colaboración de Lucas Pina y Nicolás Constante, se pone de relieve que la desigualdad en Latinoamérica “es una característica histórica y estructural que se ha mantenido y reproducido incluso en períodos de prosperidad económica”.
Aunque manifiesta que hubo avances importantes en los últimos 15 años, América Latina (AL) sigue siendo la región más desigual del mundo, por sobre el África Subsahariana (la segunda región más desigual), y presenta un índice de Gini (de bienestar) promedio casi un tercio superior al de Europa y Asia Central.
Sostiene el reporte que “los altos niveles de desigualdad traban el desarrollo y son una barrera a la erradicación de la pobreza, el ejercicio de los derechos y la gobernabilidad democrática”.
Destaca que “lo mismo sucede cuando se implementan medidas (por ejemplo, impuestos o excesivas regulaciones) que dificultan o impiden la expansión de los factores de producción, como la inversión, el trabajo y la tecnología. Porque si no se genera riqueza y producción no hay posibilidades de mejorar la distribución juntamente con el aumento del ingreso personal”.
Descarta que deba ser un objetivo de política que todos sean iguales económicamente, aunque apenas les alcance para comer.
Y pone el broche recordando lo sucedido con la distribución en AL a partir de 2011 cuando dejó de crecer como antes de la gran recesión: “Se debe a la caída de los precios internacionales que habían aumentado aceleradamente después de 2003, y también a no haber aprovechado esa bonanza para capitalizarse a fin de generar riqueza en el futuro”, concluye.