Tin y Tina es un largometraje de terror español, donde dicha cinematografía logró moverse por diferentes modas del horror generando películas, directores y estrellas que marcaron época. En esta ocasión, este nuestro estreno tiene dos líneas en paralelo que le dan su identidad. Una está relacionada a la cultura española de la épica en la que se desarrolla la película, y la otra está llena de referencia a grandes títulos del cine del terror, según publica Infobae.
Lola (Milena Smit, actriz de Madres paralelas) sufre la pérdida de su embarazo y cae en una profunda depresión que oscurece todo a su alrededor. En un intento por cambiar su situación, ella y su esposo Adolfo (Jaime Lorente, recordado por La casa de papel) visitan un convento de monjas, donde conocen a dos hermanitos de siete años aparentemente angelicales, Tin y Tina.
Lo de angelical sólo es en teoría, porque a primera vista es evidente que tanto el niño como la niña son dos criaturas salidas del averno. Sorpresivamente, Lola conecta al instante con ellos, por lo cual decide adoptarlos.
Tin y Tina son albinos, lo que les confiere un aspecto —nada casual— similar a los infantes del clásico El pueblo de los malditos. Esta es una de las muchas referencias no sutiles a películas reconocidas del cine fantástico y de terror.
Sin embargo, Lola ignora por completo cualquier imaginario popular, incluso frente a Adolfo, que sí ve algo perturbador y amenazante en ambas criaturas. Durante el viaje de regreso del convento a casa, los dos mellizos revelan su condición de fanáticos religiosos, citando pasajes de La Biblia de manera textual y con un fervor que parece provenir de siglos pasados. Aunque Lola y Adolfo se ríen, estos indicios anuncian lo que está por venir.
El matrimonio comenzará a relacionarse de forma distante con los niños, Lola se va involucrando gradualmente en los juegos de los pequeños, mientras que Adolfo se mantendrá siempre a la distancia. Las referencias a El bebé de Rosemary, La profecía, y otros títulos se vuelven cada vez más evidentes. Esto puede resultar divertido o aburrido para los espectadores, dependiendo de sus gustos.
Los niños malvados son y serán siempre una forma de terror muy efectiva. Sin embargo, lo más interesante del film es que en algunos momentos parece ser una parodia de sí mismo, y maneja un sentido del humor macabro y sutil.
Si ese humor es intencional o accidental, no es tan fácil de decidir. En cualquier caso, el largometraje se juzga según la reciba cada espectador. Tin y Tina amenaza siempre con tener una gran escena culminante, pero esta no llega. Se va apagando un poco hacia el final, después de varios momentos destacados.
La película se desarrolla en el período en que España dejó atrás la era de Franco y retomó la democracia, por lo que también se puede apreciar un tono alegórico en algunas escenas.