Los pilotos low cost ganan terreno en Vaca Muerta: La época de los programas iniciales de desarrollo de cientos de millones de dólares parece haber quedado en el olvido. En el último año la mayoría de los programas contemplaron un puñado de pozos e inversiones de no más de 60 millones de dólares.
Parece haber quedado muy lejos en el tiempo la época en la que los planes piloto para el desarrollo de Vaca Muerta se contabilizan en cientos y hasta más de mil millones de dólares. De la mano de algunos factores como la caída del valor del gas natural o la falta de desrisqueos, la formación no convencional experimenta desde principios de año lo que podría definirse como el inicio de la era de los pilotos low cost.
En 2013, el lanzamiento del piloto para el desarrollo de Loma Campana marcó un antes y un después para Vaca Muerta. La alianza entre la recién reestatizada YPF y Chevron para explotar un área en la que ya se había hecho el desriqueo inicial, marcaron lo que a la fecha sigue siendo el valor récord: una fase piloto de un año por 1.240 millones de dólares.
Desde ese momento se han registrado otros proyectos de desarrollo inicial con valores fuertes como el de La Amarga Chica, entre YPF y Petronas por 550 millones de dólares o incluso el de ExxonMobil en Bajo del Choique – La Invernada por 250 millones de dólares para cinco años de piloto.
Algunos casos se han mantenido por sobre el nivel como es el caso de Pampa Energía que el año pasado pautó un plan por medio del cual invertirá 205 millones de dólares para el desarrollo del bloque gasífero El Mangrullo, un acuerdo que fue pactado con los municipios de Cutral Co y Plaza Huincul, los titulares de la única concesión petrolera intermunicipal del país.
Pero desde entonces, los montos de inversiones comprometidas han tendido, en la mayoría de los casos, a la baja.
A mediados de año Tecpetrol pautó inversiones por 60 y 53 millones de dólares para los bloques Los Toldos 1 Norte y Los Toldos 2 Este, respectivamente. En esas áreas la petrolera del Grupo Techint se comprometió a perforar cuatro pozos en cada caso.
Si bien desde la firma se esperaba poder replicar el acelerado desarrollo masivo de Fortín de Piedra pero esta vez en la producción de petróleo, la crisis abierta luego de las elecciones PASO marcó una pausa en ese desarrollo.
Pero esa no es la única experiencia de pilotos low cost para Vaca Muerta. Esta semana, tanto YPF como Vista Oil&Gas recibieron las concesiones para la explotación de hidrocarburos no convencionales en dos áreas para las que pautaron planes de inversión ligeros. En el caso de la petrolera de mayoría estatal, el monto de inversión comprometido para esta fase de trabajos iniciales en Loma Amarilla Sur fue de 60 millones de dólares.
La firma, que en esta etapa no actuará con socios, pautó realizar en estos años de piloto apenas cuatro pozos horizontales para confirmar el potencial del área.
En el caso Vista Oil&Gas la inversión comprometida fue aún menor. La petrolera formada por Miguel Galuccio se comprometió con la provincia de Neuquén a realizar una inversión de 32 millones de dólares durante los próximos cinco años, en los cuales deberá realizar apenas dos pozos horizontales para testear la productividad.
La diferencia entre los montos comprometidos tiene, al menos, tres grandes factores de incidencia. Por un lado se encuentra el impacto negativo que tiene en los bloques con potencial gasífero la marcada caída del precio de ese hidrocarburo. El desplome del valor del gas natural dentro pero también fuera del país por el impacto del GNL, hace imposible que las empresas hagan apuestas que difícilmente puedan recuperar.
Otro de los factores que incide en la proliferación de los pilotos de bajo presupuesto es la inestabilidad del país, disparada tanto por elementos como el elevado Riesgo País y la crisis macroeconómica, como por la incertidumbre que imprimió el inminente cambio de gobierno.
Pero sin dudas el factor que más incide en el valor de los nuevos pilotos para desarrollar Vaca Muerta es que las áreas más exploradas y consideradas como las mejores ya se encuentran en actividad y por ello los nuevos pilotos se desarrollan sobre tierras no exploradas.
Esto implica que en la fase piloto se deberá realmente desriskear los terrenos, una variable que por ejemplo ya estaba prácticamente despejada en la ecuación del desarrollo de Loma Campana o de La Amarga Chica.
El mapa de áreas concesionadas sobre Vaca Muerta aún muestra una extensa zona sin actividad no convencional, pero muy por fuera de no sólo la “zona caliente” que rodea a Loma Campana y se extiende hasta Fortín de Piedra, sino en lo que desde las empresas definen como “borde de cuenca”.
Si bien Vaca Muerta se extiende por unos 36.000 kilómetros cuadrados en cuatro provincias, la zona más codiciada por las empresas es en la que se dio y aún se da una buena actividad convencional, dado que tales trabajos permiten no sólo contar con la información geológica brindada por décadas de estudios sino también con la ventaja de contar con infraestructura no sólo de transporte de hidrocarburos sino incluso de caminos y telecomunicaciones.